El Centro de Predicción del Clima Espacial (SWPC) del Servicio Meteorológico Nacional en Estados Unidos advirtió que una tormenta geomagnética de clase G2, provocada por el Sol, podría impactar sobre la Tierra en los próximos días.
Las erupciones solares como esta son el origen de las tormentas geomagnéticas que se traducen en impulsos electromagnéticos (EMP en inglés) y que suponen una importante amenaza para las redes de energía eléctrica, las radiocomunicaciones o satélites.
Estos fenómenos se inician con grandes explosiones en la superficie del Sol, que resultan en la expulsión de una gran cantidad de energía debido a las líneas del campo magnético.
Estas tormentas son capaces de dañar redes eléctricas y transformadores, interferir con los satélites, interrumpir las comunicaciones de radio y producir auroras mucho más al sur del planeta de lo habitual.
Incluso, algunos especialistas, como Abdu Jyothi de la Universidad de California, hablan sobre un Apocalipsis de Internet. Si la tormenta tiene la suficiente intensidad, podría dañar los cables submarinos que unen la red global de fibra óptica a través de los repetidores eléctricos que la alimentan. Las consecuencias podrían durar meses, asegura Jyothi.
Millones de puestos de trabajo dependen actualmente de la infraestructura de comunicaciones entre satélites, cables y antenas de electricidad. La red de transportes, los sistemas bancarios, e incluso servicios de emergencias dependen de esta tecnología.
Las secuelas sobre lo que no es silicio y cables parecen de momento ser menos drásticas, pero sí es cierto que se han registrado algunas consecuencias en astronautas, como una sensación de quemazón en los ojos al afectar a las retinas de los astronautas de la nave Atlantis en 1989.
Desde la NASA explican que la ionosfera -capa de la atmósfera terrestre que se extiende entre los 80 y los 500 km- es vulnerada durante las tormentas geomagnéticas y dicha actividad repercute en las comunicaciones terrestres.
Las más afectadas son las ondas de radio de alta frecuencia y los sistemas GPS. Al igual que las comunicaciones de radio de vuelos comerciales o cruceros pueden tener problemas durante los eventos de absorción en los polos causados por los protones solares.
El Centro de Clima Espacial reportó varios eventos explosivos que estuvieron ocurriendo en el Sol en los últimos días, con incidencia en la Tierra. Por ejemplo, se detectaron auroras en el sur de Alaska; en Nueva York; en Vermont; en New Hampshire y en Maine.
Normalmente, la magnetosfera terrestre, la capa formada por la interacción del magnetismo terrestre y el viento solar, es capaz de proteger al planeta y la tecnología creada por el ser humano de los efectos que estos fenómenos provocan.
Las tormentas geomagnéticas se clasifican en una escala del 1 al 5, siendo 1 la más débil y 5 la que tiene el mayor potencial de daño. Las tormentas de nivel 2 o G2 son moderadas y no representan un peligro para los humanos.
A lo largo de la historia ha habido erupciones solares especialmente potentes, que al impactar con la Tierra han puesto en peligro los sistemas de comunicaciones de la época.
Por ejemplo, en 1859 una tormenta solar provocó lo que se bautizó como el evento Carrington, dejó gravemente dañado el sistema telegráfico en Norteamérica, Europa y parte de Australia y Asia.