A diferencia de otras tantas afirmaciones que pululan por la red en esta ocasión es totalmente cierto y el motivo se encuentra en dos componentes químicos que contiene el chocolate.
El problema se centra en la teobromina y la cafeína, dos estimulantes presentes en el chocolate que los perros no son capaces de metabolizar tan fácilmente como nosotros. Se acumulan en el cuerpo del animal y despliegan efectos tóxicos que, en determinadas cantidades, pueden llegar a ser fatales.
¿Cómo sé si mi perro ha ingerido chocolate?
Los signos de intoxicación suelen aparecer entre las 6 y 12 horas de la ingesta y pueden incluir babeo y jadeo excesivos, aumento de la sed y la micción, y malestar estomacal seguido de vómitos y diarrea. Una vez detectados estos síntomas se debe actuar rápido y, sobre todo, determinar qué cantidad y qué tipo de chocolate comió el perro. Los impactos negativos sobre su salud dependen de los niveles de teobromina y cafeína ingeridos y es importante saber que el chocolate negro y el chocolate en polvo son los más tóxicos para los perros ya que contienen la mayor concentración de teobromina por onza, en comparación con el chocolate con leche (130 a 450 miligramos por onza, en comparación con los 45 a 58 mg por onza del chocolate con leche). El chocolate blanco, por otro lado, contiene solo 0,25 mg de teobromina por onza y, por lo tanto, representa una amenaza tóxica mucho menor para los perros.
¿Qué hacer si tu perro ha comido chocolate?
La respuesta más evidente es acudir rápidamente a un veterinario, incluso si no estamos seguros de qué cantidad ha ingerido ya que cuanto antes comience el tratamiento, mejor será el pronóstico de tu perro.
El tratamiento depende de la cantidad y del tipo de chocolate consumido así que si puedes recabar esa información será de gran ayuda para su recuperación. El tratamiento suele consistir en inducción al vómito y administración de carbón activado para evitar la absorción de la teobromina en el cuerpo. Dependiendo de la ingesta los tratamientos de carbón activado pueden repetirse para reducir la reabsorción continua y la recirculación de teobromina.
Javier Peláez