Claudio y Betina, una pareja que lleva 33 años juntos y son padres de seis hijas, se embarcaron en una travesía que duró cuatro meses. Durante este viaje en un avión monomotor, experimentaron escalas inesperadas.
Descubrieron paisajes impresionantes y se enriquecieron con valiosas lecciones. En una conversación con Infobae, compartieron los detalles de esta experiencia.
Su historia de amor comenzó a fines de 1989 en Mar del Plata, la ciudad natal de Claudio. Betina, originaria de La Plata, conoció a Claudio durante unas vacaciones en un apart hotel atendido por la familia de él. Lo que inició como un encuentro casual pronto se convirtió en un noviazgo, marcando el inicio de su historia. Claudio, quien volaba como piloto privado en aquel entonces, la invitó a volar y tomar café en el aeropuerto, un gesto que, aunque peculiar, selló el inicio de su relación.
Cuatro meses después de su encuentro en La Feliz, la pareja se casó. En ese momento, él tenía 34 años y ella 23. Juntos formaron una familia numerosa con seis hijas mujeres. A pesar de convertirse en padre, Claudio dejó temporalmente su pasión por volar y se enfocó en su carrera como ingeniero. Sin embargo, su amor por la aviación nunca desapareció.
La semilla de la travesía alrededor del mundo se sembró en 2014 cuando, tras cerrar su empresa en Uruguay, Claudio propuso la idea de comprar un avión con los ahorros restantes. Tras investigar y adquirir un pequeño avión en Estados Unidos, emprendieron un viaje que duró dos meses para traerlo de regreso a Argentina. Esta experiencia marcó el comienzo de sus viajes en avión, donde cada destino era elegido en función de la existencia de pistas de aterrizaje.
El punto de inflexión para su gran aventura se dio cuando conocieron a otra pareja que había completado la vuelta al mundo en avión. Inspirados por esta historia, planearon durante tres años y finalmente adquirieron un avión más adecuado para este viaje. Tras superar obstáculos personales y laborales, comenzaron oficialmente su travesía el 21 de mayo desde el Aeroclub de Batán, al sur de Mar del Plata.
A lo largo de su recorrido, atravesaron varios países, enfrentando desafíos como condiciones climáticas adversas, barreras lingüísticas y complicaciones técnicas en el avión. Su travesía los llevó a Canadá, Groenlandia, Rusia, entre otros destinos, sumando un total de 60.000 kilómetros recorridos en 124 días, con 270 horas de vuelo.
Más allá de las dificultades, cada parada les brindó amistades inolvidables y momentos que atesorarán para siempre. Además, su viaje les enseñó lecciones de flexibilidad, adaptabilidad y la importancia de mantenerse enfocados en sus objetivos.
Ahora, de regreso a casa, Claudio y Betina están rejuvenecidos y llenos de nuevos planes. Aunque su travesía haya terminado, su espíritu aventurero sigue latente, con proyectos futuros como visitar las Islas Malvinas y conocer a su nieto que pronto nacerá en España. Con una sonrisa en el rostro, Claudio bromea diciendo que cuando proponga otra idea, seguramente Betina estará lista para decir que sí, manteniendo abierta la posibilidad de nuevas travesías.
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