En medio de una era de profundos cambios, donde las estructuras familiares y sus valores fundamentales se ven desafiados, la reciente caída en los índices de natalidad en todo el mundo plantea interrogantes sobre la percepción de la familia y la crianza de hijos.
En Argentina, por ejemplo, hubo una disminución del 32 por ciento en los nacimientos vivos entre 2014 y 2020, según el Registro Nacional de las Personas (RENAPER). Pero este fenómeno local se inserta en un contexto global de baja fertilidad, y un estudio reciente publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, al cual tuvo acceso la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes, ofrece una nueva perspectiva sobre la evolución de los ideales familiares.
Científicos de distintas universidades llevaron a cabo una investigación titulada “Ideales familiares en una era de baja fertilidad”, que representa un avance significativo al desarrollar medidas empíricas para diez características familiares, superando así el enfoque unidimensional de investigaciones anteriores. El nuevo trabajo se realizó con participantes de ocho países con bajas tasas de fertilidad, y buscó comprender el significado de la familia ideal en diversos contextos culturales y entornos institucionales.
Los hallazgos desafían las creencias comunes sobre los ideales familiares. A diferencia de los trabajos anteriores centrados en el número ideal de descendencia, considera aspectos como ingresos del hogar, roles de género y otros atributos familiares clave. Contrario a la noción popular de que es preferible tener varios hijos, se descubrió que la cantidad no es determinante para la percepción de una familia perfecta. Sorprendentemente, tener un solo hijo puede ser igualmente valorado, e incluso preferido en ciertos contextos.
Además, resalta que después del primer nacimiento, la cantidad adicional de hijos no influye significativamente en la percepción de la familia. Esto desafía concepciones previas y sugiere que, en situaciones de recursos limitados, los padres pueden preferir la crianza de uno solo.
Entre diciembre de 2021 y febrero de 2022, se realizó un Experimento de Encuesta Factorial (FSE) con la participación de 20.141 personas de áreas urbanas en ocho países. La misma adoptó un enfoque estratégico para garantizar la independencia entre las características evaluadas y reducir respuestas socialmente deseables.
De esta manera, se pudo lograr una perspectiva multifacética sobre la complejidad de los ideales familiares en la sociedad actual, desafiando concepciones arraigadas y sugiriendo que la baja fertilidad puede no estar directamente relacionada con la cantidad de hijos, sino con otros atributos familiares.
Con todo, es hora de dejar atrás las soluciones simplistas y abrazar un enfoque más inclusivo y de muchas dimensiones para abordar el desafío de la baja fertilidad. Esto implica políticas que apoyen la igualdad de oportunidades, el acceso a la educación de calidad y la estabilidad económica para todos. También requiere un cambio en la narrativa cultural que valore la maternidad y la paternidad no solo en términos de cantidad, sino también de calidad de vida para los niños y sus familias.
Por: María Ximena Pérez
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