Su nombre tuvo algunas mutaciones, ya que iba a formar parte de la División Narcóticos: en un principio lo iban a llamar «Merca».
“Es muy querido en la unidad, es nuestra estrella. Este año si Dios quiere se retira después del acto, porque tiene el tiempo cumplido; pero no debemos olvidar lo importante que resultó su participación en una gran cantidad de resolución de casos», destacó Iván Gutiérrez, encargado de la división de canes de la policía jujeña.
Falopa es todo una estrella de las redes sociales, adonde se viralizaron cada una de sus hazañas. Y el lunes, cuando se produzca su retiro, será reconocido con honores.
Pero en la cita no estará solo, lo acompañarán Cairo, Thor, Malevo, Zico, Drako, Indio, Cross y Barto entre otros canes compañeros de la Fuerza. Además, la Policía convocó a todos los vecinos jujeños a que asistan con sus mascotas para despedir a Falopa y participar de varias actividades caninas preparadas para la ocasión.
Lo cierto es que Falopa tiene un carisma especial. Tras la presentación de toda la división canina, en abril del año pasado, sobresalió sobre el resto y fue adoptado por las redes sociales como propio.
Se destaca por su apariencia tan simpática y por su pelaje blanco con su cabeza y orejas de color negro. Pero fundamentalmente por su condición de rastreo: es implacable en la búsqueda de personas.
“Falopa era un perro callejero. Lo notamos hiperactivo y por eso lo incorporamos, vimos sus condiciones, lo curamos y empezó a buscar personas, con resultados más que satisfactorios”, explicó Gutiérrez.
La historia del perro estrella
Falopa es un perro mestizo y fue adoptado de grande, cuando uno de los efectivos policiales de División Perros lo encontró a orillas de un dique. El perro estaba solo y con algunas heridas por su estado de abandono.
Contó Marcos Aramayo, el oficial que lo descubrió, que lo vio nadando por el agua con un palito en la boca, salió del agua y tiró el palito a los pies de su hijo, como esperando que le volvieran a arrojar el palito para ir a buscarlo.
“Mi amigo Walter vio condiciones en ese can. Y me dijo que si no aparecía el dueño, que lo adoptara, que tenía destrezas. Es por eso que fui hasta el auto y saqué una correa, se la puse, y caminamos por el dique para ver si alguien lo reclamaba”, recordó el sargento Aramayo.
Nadie lo reclamó y Aramayo adoptó al perro. “Falopa tenía algunas lastimaduras en la cabeza y en sus patas, aparentemente generadas por peleas callejeras», especuló el oficial en su relato.
«Una vez que se le curó y se le dio comida, fue llevado al destacamento policial. Allí recibió entrenamiento para la búsqueda de personas», contó Aramayo.
Sobre el origen del nombre, Aramayo resumió: “En un principio lo íbamos a entrenar para localizar sustancias ilícitas, por eso teníamos que buscarle un apodo que estuviera vinculado. Al principio, pensamos en ‘Narco’ o ‘Merca’, hasta que mi hijo dijo que le gustaba ‘Falopa’ y así quedo”.