Hace algo más de dos semanas, Clarín y otros cinco medios entrevistaron a la ministra Carla Vizzotti.
Lucía agotada, pero se mostró optimista al pronosticar el escenario de mitad de año: esperaban 5 millones de vacunas para mayo y junio podría marcar un punto de inflexión en el fortalecimiento de Argentina contra el coronavirus. ¿Ocurrirá?
Entonces Vizzotti puso el foco en las 14 millones de personas que integran el primer mojón de la carrera inmunitaria contra el Covid. Se dijo hasta el hartazgo, pero ese grupo objetivo está compuesto por mayores de 60 años, menores de 18 a 59 con factores de riesgo, personal con tareas de riesgo y aquel estratégico.
De esas 14 millones de personas, 9 millones y un cachito ya fueron vacunadas (con una dosis, mayormente). Es casi el 65%. Cuando se inmunice al resto, 4,9 millones de personas, se cumplirá lo que la ministra llamó “primer gran hito” de la campaña de vacunación. Un objetivo que podría empezar a alterar -para mejor- la dramática inclinación de las curvas. O al menos la aceleración del crecimiento.
La ministra no obvió lo que los expertos consultados para esta nota (Soledad Retamar, especializada en Ciencias de la Computación, y el infectólogo de la SADI Javier Farina) remarcaron, pensando en los caminos que podría adoptar la pandemia en las semanas que vienen: si el objetivo primordial es bajar las horribles cifras diarias de muertes, internaciones y contagios de Covid, vacunar, como única medida, no alcanza.
Se dijo mil veces: vacunación y restricciones son las variables en la ecuación. Pero para comprender qué pasará en junio, primero habría que asumir dónde está parado uno.
Dejemos las cifras de lado por un rato.
Uno de los problemas centrales es que esta ola, tal como se está presentando, no se la esperaba nadie. Debía arrancar, ahora, en mayo, y se adelantó.
Lo explicó Retamar, que integra el Grupo de Investigación en Bases de Datos (GIBD) de la Facultad Regional Concepción del Uruguay de la UTN: “La situación se complicó especialmente porque el crecimiento de casos desde fines de marzo fue un adelantamiento. Esta ola se esperaba recién ahora, en mayo, en coincidencia con el frío”.
Es decir, “se sabía que lo estacional iba a ser un problema. Sin embargo, la curva está a esta altura del año mucho más alta de lo que se esperaba, lo que, como se ve, impacta en la ocupación de las terapias intensivas y en los fallecimientos”.
Calculadora
Todas las cifras del Covid son agobiantes. Veamos el medio vaso lleno, las consecutivas partidas de vacunas que van aterrizando en el país, esas 5 millones de Vizzotti optimista.
Ahora bien, ¿alcanzarán para cubrir al grupo del “primer gran hito”? Y cuando eso ocurra, ¿habremos estado a tiempo de contrarrestar con la inmunización el alza de contagios que, conociéndonos (con una mano en el corazón…), se generarán por las reuniones a puertas cerradas en pleno invierno?
Entre las dosis que (al cierre de esta nota) no se habían aplicado todavía pero ya estaban distribuidas (casi 2,6 millones) y las que estarían arribando en las próximas horas, podría decirse que el lunes el Gobierno tendrá bajo la manga unas 4,7 millones de dosis.
La cifra le pisa los talones al «objetivo» restante: 4,9 millones de personas sin ninguna vacuna, del grupo prioritario de 14 millones. Sin embargo, no todas esas dosis se usarán como dosis “1”. Muchas (el cálculo de cuántas no es un dato que esta cronista haya podido obtener) completarán los esquemas de quienes ya atravesaron 12 semanas desde la primera inoculación.
Lo cierto es que la meta junio=primer hito se podría complicar si se detiene el flujo de llegada de dosis. Si fluye, el futuro de la circulación comunitaria de Covid en invierno dependerá, en parte, de la capacidad de los vacunatorios para funcionar «a todo vapor». El techo, es decir, cuántas vacunas es capaz de administrar la Argentina por día o por semana, es, por ahora, desconocido.
Este viernes, en una entrevista en Radio con vos, Vizzotti se mostró confiada: el acuerdo con AstraZeneca “es de 3.960.000 de dosis para mayo y 3.500.000 para junio”, afirmó.
A «las de mayo», cabe aclarar, aun contando las que llegarán este lunes, les faltará casi un millón. Pero más allá de esas demoras, el Gobierno insiste en que el flujo marcará tendencia.
Quiebre en la curva
Javier Farina, infectólogo y un cauteloso seguidor de las curvas, opinó que “tener vacunado a más del 85% de los mayores de 60 años, idealmente al 100%, podría ser el primer quiebre, pero no en los contagios sino en los casos fatales y en las internaciones en terapia intensiva”.
Retamar coincidió: “Aun si el primero de junio se terminara de vacunar a la población mayor de 60 años, que son los que abarcan la mayor mortalidad, se requieren mínimo 20 días hasta tener alguna inmunidad. No creo que en junio veamos ya una gran diferencia en los contagios. Sí debería bajar la letalidad”.
Según Farina, “para generar un gran quiebre en los contagios es necesario que el 60% o 70% de los argentinos de la edad que sea estén vacunados”.
En este sentido, dijo, “falta”. Pero remarcó que “es positiva la llegada de vacunas, si es que realmente sucede de la manera anunciada, algo que se espera con ansia porque daría un impacto comunicacional positivo y esperanzador, que es algo que la sociedad precisa: que se cumpla la meta de llegar a la mayor cantidad de gente posible con una dosis”.
Un punto importante, dijo Retamar, es que todavía no se ven los efectos del último DNU presidencial: “Recién la semana que viene podríamos ver el resultado de las medidas. Por los feriados, hubo cuatro días con menor testeo y menor carga. Lo vimos toda la pandemia. Muchos efectores no hacen PCR los fines de semana».
«Así (siguió) aunque el sábado llame a mi efector de salud, hasta el lunes quizás no me hisopan. El miércoles tengo resultado y con suerte se hace la carga entre jueves y viernes. El delay es de una semana entre mis síntomas y que el caso aparezca en el sistema”, explicó.
Ambos expertos coincidieron en que las restricciones deben acompañar la campaña de vacunación, “aunque sean aperturas y cierres intermitentes”, analizó Retamar, y agregó un tema que no conviene descuidar: «Aun con todas las personas de riesgo vacunadas en las próximas semanas, el virus circula más que nunca y en todas las provincias. Las chances de que una persona se contagie, incluso vacunada, son muy altas”.
En definitiva, concluyó Farina, “las bajas temperaturas son un factor negativo, pero no por el frío sino por cómo ocurren las actividades sociales. Hay que evitar los encuentros en lugares cerrados. Este invierno todavía va a haber muchos argentinos sin vacuna. La comunicación, en este punto, es fundamental”.