SAN CARLOS DE BARILOCHE.— Alfredo Blanco (45) y su esposa Natalia Pozzaglio (44) llegaron el viernes pasado a Bariloche desde Chaco para disfrutar de una semana de vacaciones junto a su hijo de 16 años, su hija de 21 y su sobrina de 24.
Se alojaron en el Hotel Bustillo del complejo Huinid, en las habitaciones 109 y 111 del primer piso, justo a continuación de las habitaciones 105 y 107, por donde el lunes pasado ingresó el alud de barro que les costó la vida a tres turistas uruguayos.
“Con mi esposa estábamos alojados en la habitación 109. Las habitaciones 105 y 107 fueron las que arrastró la avalancha. En el medio solo estaba la escalera. El barro destrozó nuestra ventana, la avalancha cubrió un cuarto de la habitación. Fue algo realmente milagroso porque, apenas cinco minutos antes, Natalia había estado tomando mate sentada junto a esa ventana”, contó hoy Blanco a LA NACION.
El día del incidente, alrededor de las 18, la familia se preparaba para ir a pasear por el centro de la ciudad. “Mi hijo de 16 años ya estaba en el auto conmigo. Cuando estaba llegando al auto, Natalia se da cuenta de que se había olvidado el celular en la habitación. Volvió a buscarlo. Al ratito, decido ir detrás de ella. Cuando estoy entrando al hotel siento un ruido muy fuerte y veo caer la avalancha de barro por la escalera. En ese momento, no sabíamos qué era, pensé que era una maceta enorme que había caído”, narró Blanco.
La alarma del hotel empezó a sonar. Alfredo se imaginó que Natalia había sido impactada por la avalancha y subió a buscarla enterrándose en el barro que corría por la escalera. La encontró en el entrepiso, completamente envuelta en barro y con la cabeza ensangrentada. La mujer estaba siendo asistida por personal del restaurante del hotel.
“Cuando la encontré así fue desesperante. Lo bueno es que no se había desvanecido, estaba consciente, me preguntó por mis hijos. Más tarde, nos contó que cuando estaba subiendo la escalera sintió una vibración y pensó que era una máquina. Luego sintió un ruido fortísimo, se dio vuelta para huir y no le dio tiempo: la avalancha la revolcó, la cubrió toda, hasta los ojos tenía llenos de barro. Era impresionante”, dijo el esposo de Natalia.
Pozzaglio no llegó a la habitación. Afortunadamente, el alud de barro la sorprendió en el pasillo. Eso permitió que la avalancha la expulse e impidió que su cuerpo quedara aprisionado contra alguna pared.
“En esos momentos, Natalia me pide que vaya a buscar a mi hija y a mi sobrina, que estaban en la habitación 111. Subí al primer piso y me encontré con un panorama terrible. Las habitaciones 105 y 107, todas destruidas. Las chicas no estaban en la habitación ni las había cruzado por el pasillo. Entonces, bajé hasta donde estaba Natalia y ahí llegaban ellas. Cuando vieron a Natalia en ese estado, les dio un ataque de histeria. Fue todo muy feo”, continuó Blanco.
La hija de 21 años del matrimonio y su prima de 24 habían salido de su habitación y estaban tomándose una foto en el pasillo cuando sintieron un golpe. Bajaron por una escalera alternativa y las tumbó el impacto, aunque no el alud. Más tarde, ya en el sanatorio, cuando estuvieron algo más tranquilas, descubrieron que tenían el pelo lleno de restos de vidrio y aserrín.
Natalia quedó unas horas internada y luego de que los estudios permitieran descartar lesiones, recibió el alta. Blanco asegura que recibieron una excelente atención en la clínica y que el personal del hotel actuó de forma “fantástica”. La familia fue reubicada en el hotel Pioneros, el otro hotel del complejo Huinid, ubicado a unos 200 metros pendiente arriba del hotel que fue impactado por el alud.
“Nos dieron la opción de ir a otro hotel o de volvernos antes a casa. Pero decidimos quedarnos. Sí pedimos que las habitaciones en el hotel Pioneros no sean con vista al cerro, sino al lago. Pero qué nos íbamos a imaginar. No te podés imaginar algo como esto. Uno como turista no conoce muchas cosas, no se pone a investigar. Ahora se escuchan muchas cosas. Lo que esperamos es que se esclarezca todo”, remarca Blanco.
“Desde que llegamos el viernes pasado, pasamos unos días lindos. Sabíamos del pronóstico de lluvia, así que mientras no llovía tratamos de pasear bastante. Somos de no quedarnos mucho tiempo en el hotel. Eso nos salvó. Eran las 6 de la tarde del lunes y nos demoramos un poco porque yo estaba hablando por teléfono, resolviendo unas cuestiones laborales. Sino, hubiésemos salido antes del hotel”, recuerda.
Blanco añade que si bien se trata de una situación que los entristece, están “agradecidos a la vida como familia” de haber salido ilesos: “Nos pone mal la pérdida de esas vidas. Estuvimos tan cerca. Fuimos los más cercanos a esas personas que sufrieron este destino tan fatal”.
El hombre de 45 años había estado hace muchos años en Bariloche, pero para el resto de su familia es la primera vez en esta ciudad.
Finalmente, Blanco cuenta que, de la habitación 111, pudieron recuperar casi todas las pertenencias, mientras que en la habitación 109 perdieron muchas cosas. Sí pudieron rescatar su documentación.
La familia de turistas vuelve mañana a Chaco. Hoy aprovecharon que salió el sol en Bariloche y emprendieron una excursión por la ruta 40. Buscan disfrutar de las horas que les quedan en la Patagonia.
¿Pueden dormir tranquilos estando tan cerca del lugar del accidente? “Estemos donde estemos, no vamos a poder dormir tranquilos. Nos cuesta dormir, sentimos algún ruido raro y estamos a la expectativa. No sé por cuánto tiempo estaremos así. Claramente, quedamos muy afectados por lo que pasó”, contó.
Paz García Pastormerlo