El Vaticano ya tiene establecido un protocolo claro y detallado para el fallecimiento del Papa Francisco. A fines del año pasado, el propio pontífice aprobó una versión revisada del Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, el texto que regula el funeral de los papas. La nueva edición busca simplificar el rito, actualizar tradiciones y reforzar el mensaje cristiano de esperanza en la resurrección.
Cambios en el anuncio y el velatorio
Uno de los aspectos más destacados de la reforma es la eliminación de una antigua tradición: la verificación de la muerte mediante tres llamados del camarlengo al pontífice, golpeando suavemente su frente con un martillo de plata. Esta práctica ha sido descartada. En su lugar, la confirmación del deceso se realizará de manera más reservada en la capilla privada del Palacio Apostólico.
Otro cambio relevante es el traslado directo del cuerpo del Papa a la Basílica de San Pedro. Ya no habrá un velatorio privado en el Palacio Apostólico. El féretro será abierto y sin el tradicional catafalco, y tampoco se colocará el báculo papal. Además, se sustituye el histórico sistema de tres ataúdes (ciprés, plomo y roble) por uno solo, de madera con interior de zinc.
Ceremonia fúnebre y lugar de sepultura
La misa exequial se celebrará en la Plaza de San Pedro y será presidida por el decano del Colegio Cardenalicio. El lenguaje utilizado durante el rito evitará referencias a títulos de poder temporal. Se destacarán expresiones más sencillas como «Obispo de Roma» o «Pastor», en sintonía con el estilo que Francisco imprimió a su papado.
Si bien la tradición indica que los papas son enterrados en las grutas vaticanas, Francisco manifestó su deseo de ser sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, donde tantas veces rezó durante su pontificado.
La transición: Sede Vacante y elección del sucesor
Una vez confirmada la muerte y realizada la inhumación, se inicia el período de Sede Vacante. En este tiempo, el camarlengo asume la administración temporal del Vaticano. Paralelamente, el Colegio de Cardenales convoca al cónclave para elegir al nuevo Papa.
El cónclave se realiza en la Capilla Sixtina. Los cardenales votan en secreto hasta alcanzar una mayoría de dos tercios. Las papeletas se incineran tras cada votación. Si no hay consenso, el humo que se eleva es gris; si se logra una elección, se mezcla una sustancia especial que genera la tradicional fumata blanca, indicando que hay nuevo pontífice. Poco después, el elegido es presentado desde el balcón central de la Basílica de San Pedro con el anuncio: Habemus Papam.
Los símbolos del nuevo Papa
El nuevo líder de la Iglesia Católica se distingue por tres elementos simbólicos: la sotana blanca, la férula papal y el anillo del pescador. Este último es único para cada Papa y lleva grabado su nombre. Representa su misión como «pescador de hombres», y su destrucción al momento del fallecimiento del pontífice simboliza el fin del papado. Aunque este rito fue documentado en ocasiones anteriores, no se confirmó oficialmente si se realizó con Benedicto XVI.
Un precedente histórico
El 5 de enero de 2023, Francisco presidió el funeral del papa emérito Benedicto XVI, un hecho inédito en la historia moderna de la Iglesia. Joseph Ratzinger, quien renunció en 2013, fue despedido con una misa en la Plaza de San Pedro y enterrado en las grutas vaticanas. La imagen de un Papa despidiendo a su predecesor marcó un momento histórico sin antecedentes cercanos.