Tener molestias en el estómago, sobre todo después de una ingesta copiosa de comida, es una situación que se presenta de forma habitual.
La sensación de pesadez, el dolor o la acidez incomodan y, muchas veces impiden continuar con las actividades del día. Las causas varían y son diversas, pero si hay una certeza es que este tipo de cuadros afectan la calidad de vida de las personas.
Desde Mayo Clinic, entidad que se dedica a la investigación y divulgación de contenido científico y médico, describen al malestar estomacal como una molestia en la parte superior del abdomen. No se trata de una enfermedad en particular, sino de ciertos síntomas como dolor abdominal y sensación de saciedad que aparecen poco tiempo después de empezar a comer. Conocida también como indigestión, “esta molestia puede ser, además, un indicador de otros trastornos digestivos”, aclara un informe de la respectiva entidad.
Para Julio Bragagnolo, médico y jefe de la unidad de Nutrición y Diabetes del Hospital Ramos Mejía, algunas de las causas más comunes y frecuentes se relacionan con los hábitos de alimentación, la distribución de los alimentos y la cantidad y calidad con la que se come. “Muchos se pasan todo el día dentro de una oficina o yendo de un lado al otro y se saltean comidas, almuerzan poco, esquivan la merienda, y llegan a la cena con extrema voracidad”, señala el especialista.
El ayuno intermitente es otro de los factores que Bragagnolo considera de riesgo: “Cuanto más se prolonga, más hambre se genera y eso hace que la próxima ingesta no sea precisamente nutritiva”, explica el nutricionista. Otro punto a considerar tiene que ver con la manera en la que se come. Es bastante frecuente no tomarse el tiempo necesario para sentarse tranquilos a la mesa y disfrutar de la comida. Por el contrario, el común denominador mastica rápido, sin pausas. Y lo que pasa cuando se come a gran velocidad es que, junto con los alimentos, ingresa una excesiva cantidad de aire en el organismo: eso genera que la persona “se sienta hinchada, pesada, con reflujo y náuseas”.
En este sentido, Yael Hasbani, Health Coach, especialista en Nutrición Holística, comenta que la masticación es el primer paso de una buena digestión: “Triturar bien el alimento, facilita el trabajo de las enzimas digestivas”. Por el contrario: “Tragar un alimento relativamente entero o muy poco masticado, implica que el sistema digestivo haga un trabajo enorme para empezar a romperlo, entonces es ahí donde empieza la sensación de pesadez”.
Pero la buena nueva es que así como son muchas las causas que disparan el malestar estomacal, también son múltiples las formas que existen para tratarlo, incluso evitarlo. Por eso Hasbani recomienda el consumo de hierbas o plantas medicinales: tienen propiedades que son “amables al tracto digestivo. Entre ellas, los fitoquímicos naturales, que interactúan de manera positiva con el cuerpo y colaboran en el proceso de la digestión”.
Estas son tres bebidas a base de plantas que alivian el malestar gástrico.
Jugo con aloe vera
Apodada “la planta de la inmortalidad”, el aloe vera tiene muchos beneficios para la salud. Dentro de los más importantes se encuentran: “potenciar la digestión, la motilidad y mejorar la gastritis”, puntualiza Hasbani. Gracias a la presencia de la sustancia aloína, esta planta actúa como un laxante natural que ayuda a incrementar el contenido del agua en el intestino y potenciar el peristaltismo (contracciones musculares en forma de ondas que ocurren en el sistema digestivo y que permiten mover los alimentos a lo largo del tracto digestivo para facilitar la digestión y absorción de nutrientes).
Las propiedades bioactivas de esta planta se encuentran en el tejido interno de la hoja, que a su vez está repleta de agua. La aloína forma parte del látex, un compuesto amarillo y pegajoso ubicado debajo de la piel de la hoja. Hace pocos años, “la Organización Mundial de la Salud (OMS), reconoció la eficacia del aloe vera en caso de estreñimiento y le adjudicó la característica de laxante”, dice Hasbani.
Al momento de consumir aloe vera hay que tener en cuenta varios recaudos. Esta planta detalla Hasbani, se consume de manera líquida: “Está totalmente prohibido ingerir las hojas en su formato original y extraídas directamente de la planta porque pueden llegar a tener algún compuesto tóxico”. Lo recomendable es conseguir el aloe en algún comercio naturista o herboristería y asegurarse de que tenga una depuración previa y el sello de certificación. “Se puede agregar a jugos o batidos o tomarlo solo, como remedio”, explica Hasbani. En cuanto a la cantidad, no se suele indicar más de dos cucharadas soperas diarias.
Tisana de manzanilla
La manzanilla es una hierba aromática que pertenece a la familia Asteraceae, al igual que las margaritas, los girasoles y los crisantemos. Se utiliza desde tiempos ancestrales a modo de medicina para el cuidado del cabello, la piel y para calmar dolores corporales. Además de estar presente en productos de cosmética y perfumes, a esta flor también se la consume en infusiones y tisanas para aliviar el malestar gástrico. Dice Hasbani, se la recomienda especialmente para aliviar las digestiones pesadas, la irritación de intestino y los espasmos.
Esta hierba tiene propiedades antiinflamatorias y compuestos de terpenoides y flavonoides, cuya función es relajar la pared de los músculos del intestino y desinflamar sus tejidos. Un informe del portal especializado en salud, Healthline, indica que si bien aún falta más investigación, existen estudios que encontraron que el consumo de manzanilla puede ser útil para prevenir las úlceras estomacales, reducir la acidez del estómago y evitar el crecimiento de bacterias dañinas para la salud gástrica. Además, sus propiedades sedantes, colaboran en calmar los dolores estomacales.
Para hacer una tisana de manzanilla, las flores deben estar disecadas. Al agua se las añade una vez que está hirviendo, en su punto de ebullición. Hay que dejar reposar durante unos minutos y luego servir. “Por cada litro de agua se agregan dos cucharadas soperas de manzanilla”, aclara Hasbani.
Sin embargo, hay un grupo que debe restringir su consumo, informan desde el portal Medical News Today. Son quienes pueden presentar posibles reacciones alérgicas a sus componentes como también aquellos que están bajo tratamiento médico y consumen, por ejemplo, anticoagulantes. Para las mujeres embarazadas tampoco está indicado el consumo de este tipo de hierbas ya que “podría aumentar el riesgo de un parto prematuro”, aclaran desde la entidad. Por último, está contraindicada en niños dado que podrían no tolerarlas de manera correcta.
Infusión de cedrón
Conocida también como hierba luisa, el cedrón es una planta de la familia Verbenaceae, originaria de América del Sur. Se trata de un arbusto que no mide más de tres metros de altura y que florece durante el verano. Hasbani explica que a diferencia del aloe vera y la manzanilla, del cedrón se consumen únicamente las hojas, que se consiguen en un local naturista o herboristería y se conservan en bolsas de papel bien cerradas alejadas de la luz, que las puede oxidar.
Las hojas de cedrón tienen “propiedades antiespasmódicas que alivian los dolores estomacales”, comenta Hasbani. Además, poseen un aceite esencial compuesto por distintas sustancias: citral, limoneno, linalol, terpineol y cariofileno, que tienen acción eupéptica, es decir, favorecen la buena salud digestiva y combaten la sensación de pesadez. Al ser de carácter sedante y anti flatulento, “es muy indicado en cuadros de diarrea, para quienes se inflaman y tienen dolor”, menciona Hasbani.
La infusión de cedrón se realiza de la siguiente manera: “Por cada litro de agua hirviendo a 80 grados, se añade una cucharada de hojas de cedrón. Se lo deja infusionar entre tres y cuatros minutos hasta consumir”, explica Hasbani quien recomienda tomarlo después de una ingesta copiosa.
Melanie Shulman