Época de vacaciones. Y de viajes. Y, aunque muchos se entusiasmen y disfruten este momento como ningún otro del año, lo cierto es que la posibilidad de un viaje con amigos o familia no siempre se disfruta. A mucha gente viajar le provoca tanta ansiedad que prefiere evitarlo.
“El motivo principal en estos casos es el temor a alejarse de casa, y lo que produce ansiedad es la perspectiva de ir hacia un espacio desconocido”, señala Marina Rovner, licenciada en Psicología y especialista en trastorno de pánico, crisis de ansiedad y fibromialgia. Y explica que, cuando a la crisis de ansiedad se le suma el miedo a encontrarse en lugares o situaciones de las que salir resultaría difícil, o no se podría contar con ayuda en el caso de sufrir un ataque de pánico, estamos en presencia de lo que desde una perspectiva psicológica se denomina “agorafobia”.
Las personas con agorafobia evitan realizar viajes por miedo y ansiedad a:
– Salir solo de la casa.
– Viajar en transporte público.
– Estar en lugares en los que no se identifiquen los baños ni salidas de emergencia.
– Encontrarse en lugares muy abiertos (parques, plazas) o, por el contrario, en lugares cerrados (cines, teatros).
– Participar en eventos con mucha gente y ruido.
“La ansiedad en sí no es mala”, aclara la especialista, y agrega que “muchas veces nos sirve para prepararnos ante situaciones nuevas, como averiguar datos sobre un nuevo empleo o informarnos antes de conocer a una persona”. Y destaca que es importante diferenciarla de la agorafobia, ya que ésta puede dificultar la realización o el disfrute de un viaje, al instalarse involuntariamente algunos pensamientos catastróficos, como: “Me voy a sentir mal, me va a pasar algo malo, me va a incomodar la gente, no me van a entender, voy a tener una crisis de pánico y nadie me va a ayudar”.
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No son pensamientos tan raros, porque se dan con frecuencia en muchas personas: de acuerdo con cifras de los Estados Unidos, el porcentaje de la población con posibilidad de padecer agorafobia, con o sin historia de trastorno de pánico en algún momento de la vida, es de nada menos que 3,5 % (datos de USA National Comorbility Replication, 2005).
Lo importante es estar atento a los primeros síntomas y contactarse con un profesional especializado para asegurarnos no tener una crisis antes de viajar. La mayor parte de la población con trastorno de pánico muestra signos de agorafobia y ansiedad antes de desarrollarlo. Es lo que se llama “miedo al miedo”. O miedo a tener miedo.
“La persona sabe que su miedo es irracional, pero no termina de creer que estará seguro fuera de su lugar conocido o ‘zona de confort’, por mucho que intenten repetírselo”, señala Rovner. Y agrega que la agorafobia tiene un costo social elevado, porque quienes la sufren suelen alejarse de amistades y reducir actividades sociales, autoexcluyéndose de grupos de participación.
“En caso de padecer este tipo de fobia es muy importante no automedicarse y recurrir a un profesional con experiencia en el tema”, aclara. Y destaca diez consejos para disfrutar de un viaje de vacaciones:
Tips
– Elegir en qué medio de transporte viajar (auto, micro, avión, barco).
– Llevar elementos para distraerse durante el trayecto (tablet, libro, música).
– Conocer con anticipación la cantidad de paradas y dónde se realizarán, ya sea en transporte público o privado.
– Intentar viajar acompañado.
– Si es en familia: pautar de antemano permisos y límites esperables.
– Entre amigos: viajar con personas de confianza, que posibiliten la expresión de los miedos.
– Elegir el alojamiento teniendo en cuenta el piso, cantidad de camas, ventanas, baños y la distancia respecto de lugares de esparcimiento público (cafés, cines, balnearios, centros comerciales).
– Participar activamente en la elección de actividades durante el tiempo de viaje.
– Viajar con ropa cómoda y llevar en el bolso de mano alguna muda extra por si es necesario cambiarse.