Por Jessie Hicks.- Para bien o para mal, los tatuajes están pensados para permanecer contigo para siempre.
Sin embargo, nuevas investigaciones sugieren que esa permanencia va más allá de la piel. Según un nuevo estudio, los pigmentos y las impurezas químicas tóxicas que contiene la tinta de un tatuaje pueden recorrer el cuerpo hasta acumularse en los ganglios linfáticos, que son estructuras con forma de alubia que filtran sustancias como parte del sistema inmune del cuerpo humano. Esa acumulación puede conducir a una inflamación crónica de los ganglios y, si tienes bastantes tatuajes, esto podría asustarte un poco.
De hecho, los científicos, sorprendentemente, saben muy poco sobre cómo la tinta de un tatuaje afecta al cuerpo. Muchas de las tintas contienen pigmentos orgánicos, pero también pueden llevar contaminantes y conservantes como el níquel, el cromo, el magnesio o el cobalto. (Imagínate tener todos esos elementos en la piel, no hay duda de que deben tener efectos secundarios.) El carbón negro es el componente más común en la tinta de tatuajes, seguido del óxido de titanio (TiO2), un pigmento blanco que se encuentra con frecuencia en los aditivos de la comida y también en la crema solar.
En los tatuajes, el TiO2 puede mezclarse con colorantes para conseguir algunas sombras, pero, cuando se utiliza para crear el color blanco, suele provocar dolor, picazón, inflamación de la piel en la zona del tatuaje, y curación más lenta. Los investigadores querían trazar el recorrido del óxido de titanio a través del cuerpo, centrándose en las partículas más pequeñas, y en los niveles nano y micro. (Para que te hagas una idea muy abstracta de cómo de pequeñas son estas partículas, un nanómetro es como la milmillonésima parte de un metro, y una hoja de papel es como 100.000 nanómetros gruesos.)
"Nosotros ya sabíamos que los pigmentos de los tatuajes se desplazaban hasta los ganglios linfáticos, porque, visualmente, es evidente, pues los ganglios linfáticos se tiñen del color del tatuaje", explicaba Bernhard Hesse, uno de los autores del estudio. "Lo que no sabíamos era que lo hacían a un nivel nano, lo que implica que podrían no tener el mismo comportamiento que tienen las partículas del nivel micro. Y ahí está el problema, que no sabemos cómo reaccionan las nanopartículas".
Los investigadores examinaron las pieles tatuadas y los ganglios cercanos a los tatuajes del cuerpo de cuatro donantes. A través de rayos X fluorescentes, descubrieron que los niveles de TiO2 en la piel y en los ganglios linfáticos eran más altos en las personas tatuadas que en las que no llevaban tatuajes. En la piel de las personas con tatuajes, había partículas de la medida de varios micrómetros, pero solo las nanopartículas se desplazaban a los ganglios linfáticos. Éste es el primer estudio que demuestra que ciertos pigmentos e impurezas emigran de la capa dérmica a los ganglios linfáticos.
Tras la inyección de tinta de tatuaje, las partículas pueden ser transportadas pasivamente a través de la sangre y de los fluidos linfáticos, o fagocitadas por células inmunes y, posteriormente, depositadas en los ganglios linfáticos regionales. Una vez que se cura el tatuaje, las partículas siguen presentes en la dermis y en los sinusoides de los ganglios linfáticos secos.
Algunas noticias han relacionado ya este descubrimiento con el cáncer, insinuando que los tatuajes pueden provocar la enfermedad, pero se trata de una suposición muy prematura para una investigación tan poco profunda. Ahora mismo los científicos han demostrado que los elementos tóxicos y los pigmentos que contiene la tinta circulan por el cuerpo y pueden acumularse en el sistema linfático. Uno de los elementos químicos que ha sido probado que emigra a los ganglios linfáticos, el TiO2, se ha relacionado con inflamación y curación más lenta del tatuaje. Eso es todo lo que se sabe hasta ahora.
El próximo paso en la investigación será encontrar pacientes que hayan notado efectos adversos a causa de sus tatuajes y luego vincular dichos efectos a propiedades químicas y estructurales de los pigmentos de sus cuerpos. Sorprende bastante que no sepamos todavía esto, pues los tatuajes han existido durante miles de años, pero los científicos empiezan ahora a entender las consecuencias más leves que tiene hacerse uno.