Alcanzar una longevidad saludable se volvió una obsesión para muchos expertos en el último tiempo. Es que de la mano con el aumento de la expectativa de vida, el desafío es lograr vivir más cantidad de años sin enfermedades.
Para eso, cada vez se sabe más, la alimentación es un pilar fundamental, junto con la práctica de ejercicio físico regular y el control del estrés.
Y si de llevar una dieta antienvejecimiento se trata, uno de los expertos en longevidad más destacados del mundo, recomienda eliminar de la alimentación lo que él llama “las 5 P venenosas”.
Para retrasar el envejecimiento, la carne roja o procesada debe eliminarse por completo, según los expertos
Así, para Valter Longo, profesor de gerontología y director del Instituto de Longevidad de la Universidad del Sur de California y autor de La dieta de la longevidad, un estilo de alimentación que tenga como objetivo la longevidad debe estar basado en la dieta mediterránea original.
Longo, que nació y creció en Italia, señala que hoy en día “casi nadie en Italia sigue la dieta mediterránea”. La juventud de ese país se enfrenta -como gran parte de la población mundial- a la obesidad debido a lo que Longo llama las “5 P venenosas”, entre las que incluye:
Pizza
Pasta
Proteínas (de origen animal y con altos niveles de grasa)
Patatas (o papas)
Pan
Es que el estilo de vida italiano se consideró durante mucho tiempo el estándar de oro para la longevidad, y la base es su dieta mediterránea.
De hecho Cerdeña, en Italia, es una de las cinco Zonas Azules originales, donde las personas viven vidas más largas y saludables.
Longo desarrolló su programa tras diez años de investigación, primero en ratones y después en análisis clínicos humanos, que mostraron una reducción en los casos de diabetes, cáncer y enfermedades cardíacas. Su plan de alimentación diaria es bajo en proteínas y azúcares y rico en grasas saludables y alimentos de origen vegetal.
La dieta de la longevidad está clínicamente probada para ayudar a perder peso y reducir la grasa abdominal, prevenir la pérdida de masa muscular relacionada con la edad y desarrollar resistencia a la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, la enfermedad de Alzheimer y el cáncer.
En la misma línea que Longo, el profesor David Sinclair, experto genetista y especialista en envejecimiento de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard es otro ferviente defensor de la alimentación basada en plantas como una de las claves de la longevidad.
“Raramente como algo que no sea alimentos a base de plantas y frutos secos”, suele decir Sinclair, y aunque una copa de vino al día es un elemento básico de la dieta mediterránea, el experto también la dejó fuera de su rutina.
“Estoy alejado de los lácteos y también del alcohol. Muy rara vez comeré o beberé alguna de esas cosas, pero en ocasiones, para una celebración o lo que sea, estoy feliz de hacer eso, pero eso es en lo que me enfoco”, aseguró el experto de 56 años.
Y tras destacar que en cuestión de meses su dieta marcó una gran diferencia en sus biomarcadores sanguíneos y su edad epigenética, resaltó: “Cuando cambié a esta nueva dieta, también recuperé mi memoria. No podía recordar fácilmente los números de teléfono y los códigos clave, y ahora es simple. Así que volví a mi cerebro de 20 años. Pensé que era la vejez, pero no lo era, era mi estilo de vida”.
Una dieta basada en plantas se asocia con beneficios para la salud como reducir el riesgo de diabetes, demencia, obesidad y presión arterial alta. Los alimentos de origen vegetal también ayudan a reducir las posibilidades de enfermedad cardiovascular. De manera similar, consumir azúcar en exceso, específicamente azúcar agregada en alimentos altamente procesados, está asociado con diabetes, obesidad y problemas cardíacos, según la Escuela de Salud de Harvard.
Asimismo, un estudio publicado en la revista Cell halló que una alimentación basada en legumbres, cereales integrales y verduras, además de frutos secos y aceite de oliva, permite vivir por más tiempo, y hacerlo de una forma más saludable.
Según señalaron, esta dieta puede “retrasar el envejecimiento” y reducir el riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con la edad, como la diabetes y el cáncer. Y determinaron que el pescado y la ingesta de pollo debe mantenerse “muy baja”, al tiempo que la carne roja o procesada debe eliminarse por completo. Es más, los expertos advirtieron que el azúcar y los granos refinados, como el pan blanco, la pasta y los cereales, deben reducirse.
Longo es, además, un ferviente defensor de otro concepto relativamente nuevo: el ayuno falso o una dieta que imita el ayuno. “Esto se refiere a limitar la ingesta de alimentos, lo que se supone que ayuda al cuerpo a aprovechar los beneficios del ayuno sin abstenerse por completo de comer”, explicaron en un perfil reciente del científico publicado en el New York Times.
Según el sitio web del propio Longo, el protocolo incluye una dieta baja en carbohidratos y proteínas y rica en ácidos grasos. “La receta patentada de la dieta que imita el ayuno permite que su cuerpo permanezca en un modo similar al de ayuno, lo que desencadena un conjunto de medidas proteccionistas que el cuerpo ha desarrollado durante la selección natural -se lee en su sitio-. Esto permite al cuerpo optimizar su rendimiento, rejuvenecer sus células y prosperar en circunstancias exigentes”.
El mes pasado, Longo publicó en la revista Nature un nuevo estudio basado en ensayos clínicos de cientos de personas mayores (incluso en la ciudad de Calabria de donde es oriunda su familia) que, según dijo, sugiere que los ciclos periódicos de su propio método de falso ayuno podrían reducir la edad biológica y evitar enfermedades asociadas al envejecimiento.
El trabajo Una dieta que imita el ayuno provoca cambios en los marcadores hepáticos y sanguíneos que indican una reducción de la edad biológica y el riesgo de enfermedad, señaló que “el síndrome metabólico, afecta aproximadamente al 37% de la población estadounidense y al 49% de los mayores de 60 años, y aumenta el riesgo de morbilidad y mortalidad cardiovascular”.
Y tras reconocer que “no sólo el nivel de calorías consumidas y la composición de macronutrientes influyen en la salud y la esperanza de vida, sino también el número de horas durante las cuales se consumen las comidas”, Longo y sus colegas concluyeron: “Proporcionar un período de tiempo limitado de consumo de alimentos, lo que se conoce como alimentación restringida en el tiempo, se asocia con mejoras en la salud y la longevidad. De manera similar, el ayuno intermitente promueve protección contra múltiples enfermedades e induce la extensión de la vida útil”.
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