Así lo afirmó el Dr. Valentín Fuster en la conferencia inaugural del 41° Congreso Argentino de Cardiología
• A través de la modificación de conductas y del control de los factores de riesgo.
• Destacó entre los principales factores a 2 mecánicos (obesidad y presión alta), 2 químicos (colesterol elevado y diabetes) y 2 preguntas: si fuma y si hace ejercicio físico.
• Instó a promocionar la salud más que a prevenir la enfermedad, ya que la gente es más receptiva a promocionar algo positivo que a prevenir lo negativo.
• alertó que gracias a la tecnología por imágenes hoy se sabe que 4 de cada 10 personas aparentemente sanas, ya tenían alguna enfermedad en desarrollo.
Buenos Aires, 15 de Octubre de 2015 – “Se tiene que cambiar el estilo de vida de nuestra sociedad, que a menudo se cree invulnerable a padecer alguna enfermedad, y la clave para prolongar la salud está en el cerebro, no en el corazón”, así lo afirmó el Dr. Valentín Fuster en la conferencia inaugural del 41° Congreso Argentino de Cardiología, dedicada en homenaje a la Dra. Liliana Grinfeld, destacada cardioangióloga intervencionista argentina reconocida internacionalmente, que falleció este año.
Durante la exposición, el Dr. Fuster, Director del Instituto Cardiovascular del Hospital Mount Sinai de Nueva York y ex presidente de la Asociación Americana del Corazón, destacó que “la receta fundamental para prolongar la salud está en el cerebro y no en el corazón. Si uno decide cuidarse, esa decisión viene de la cabeza, no del corazón”.
“Los factores de riesgo para la enfermedad cardiovascular, infarto de miocardio o infarto cerebral, son los mismos que participan en el desarrollo de un sinnúmero de enfermedades, como la degeneración senil e incluso ciertos tipos de cáncer, y debemos insistir para que la gente haga todo lo posible para mantenerlos bajo control”, subrayó el Dr. Fuster, quien está considerado como uno de los cardiólogos más importantes del mundo.
Entre los principales factores de riesgo, Fuster destacó dos mecánicos, que son la obesidad y la presión arterial alta; dos químicos, que son la diabetes y el colesterol elevado; y luego dos preguntas: si usted fuma o no fuma y si usted hace ejercicio al menos 5 días a la semana. “Pero para que funcione, ¿quién lo va a decidir? La propia persona, sin ninguna duda. En la sociedad actual, nos engañamos a nosotros mismos. Pensamos que estamos bien y queremos que todos nos digan que estamos bien. Sin embargo, es equivocado creerse invulnerable, ya que por ejemplo gracias a los avances en la tecnología de la imagen, se ha podido demostrar que más de un 40 por ciento de las personas teóricamente sanas ya tenían alguna enfermedad preexistente”.
Para el Dr. Guillermo Fábregues, Presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología, “es fundamental que la gente ‘conozca sus números’: fundamentalmente sus valores de presión, de colesterol, su glucosa en ayunas, su índice de masa muscular y su perímetro de cintura, y tomando los parámetros recomendados, consulte con su médico sobre las mejores estrategias posibles para mantenerlos bajo control”.
“Así como uno conoce su número de celular, su documento, la patente de su automóvil, etc., también debe conocer y tratar los números de sus factores de riesgo cardiovascular”, insistió el Dr. Fábregues, quien también es Presidente del Comité Organizador del 41° Congreso Argentino de Cardiología.
Los valores recomendados para los distintos factores de riesgo, en líneas generales, son los siguientes: Colesterol total, menor a 200 mg/dl, presión arterial, igual o inferior a 80 / 120; diabetes: glucosa en ayunas menor a 100 mg/dl o menos; obesidad, un perímetro de cintura de máximo de 102 cm. en el hombre y 88 cm. en la mujer.
Finalmente, el Dr. Fuster alertó que “se debe promocionar la salud, por su connotación positiva, más que prevenir la enfermedad, con su connotación negativa; la gente es más receptiva a promocionar algo positivo que a prevenir algo negativo”. Y remarcó la necesidad de que, para garantizar un buen futuro en el ámbito de la salud, es necesario invertir en educación y en tecnología práctica. "El 80% de los infartos suceden en países de economía media o baja, por lo que no tiene sentido desarrollar tecnologías que sólo puedan pagar los países ricos", concluyó.
Acerca de la SAC
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