Con el tiempo, también puede producir desnutrición, disminución de la masa muscular y problemas óseos.
En el marco del Día Mundial de la Disfagia, especialistas destacan la importancia de estar alertas a los primeros síntomas y tratar a los pacientes con un equipo multidisciplinario.
Buenos Aires, 10 de diciembre de 2021 – El trastorno en la deglución, también conocido como ‘disfagia’, surge en el marco de enfermedades avanzadas o en procesos de rehabilitación como por ejemplo luego de experimentar un ACV. Esta dificultad para tragar alimentos, bebidas o hasta la propia saliva, representa un riesgo elevado de complicaciones asociadas, como neumonía por aspiración, deshidratación y malnutrición.
La complicación más temida de la disfagia es la neumonía por aspiración, pero también contribuye a que el paciente paulatinamente vaya desnutriéndose, presente una disminución progresiva de su masa muscular y desarrolle problemas óseos que podrían impactar negativamente en su recuperación, con mayor riesgo de caídas y un condicionamiento de su autonomía.
“Los signos principales que pueden estar indicando la presencia de disfagia y que requieren una evaluación a cargo de un equipo multidisciplinario, son tos o ahogos al comer, disfonía, voz húmeda luego de deglutir, dolor al tragar, babeo, problemas para armar el bolo alimenticio y dificultad para cerrar bien los labios”, informó la Dra. Ton, Jefa del Servicio de Fonoaudiología Clínica de CIAREC (Clínica de Internación Aguda, Rehabilitación y Cirugía).
Para el tratamiento de la disfagia, las especialistas coinciden en que la base es una terapia rehabilitadora, donde se estimula y ejercita el mecanismo deglutorio con distintas estrategias posturales, conductuales, maniobras deglutorias e intervenciones sensoriales, entre otras.
El tipo de alimentación que el paciente con disfagia requiere es muy individual y debe personalizarse en función de la evaluación deglutoria que se le haya realizado. En general, se prefieren consistencias blandas, suaves, homogéneas, húmedas, que requieran nada o poca masticación, sin dobles consistencias. Idealmente, ingestas de poca cantidad, ofrecidas varias veces en el día, bien enriquecidas.
“En general, los líquidos suelen presentar las mayores dificultades, ya que discurren con facilidad y son difíciles de controlar en la cavidad oral, aumentando el riesgo de aspiración a la vía respiratoria. En este sentido, la utilización de espesantes que aporten mayor consistencia a los líquidos es una estrategia efectiva que hace más seguro su consumo”, consignó la Lic. Ferreira, miembro del Grupo de Estudio de Disfagia de la Asociación Argentina de Nutrición Enteral y Parenteral (AANEP).
Estos ‘espesantes instantáneos’ son productos que ayudan a mantener la consistencia de los alimentos y bebidas y a hacer más segura la deglución. Contribuyen a lograr la consistencia deseada de alimentos y bebidas y a evitar la deshidratación en estos pacientes.
Para aquellos casos en que el individuo no pueda comer por boca, la vía de alimentación de elección es la alimentación enteral, que es la que se administra a través de una sonda y que permite aportar todos los nutrientes necesarios para mantenerse saludable.
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