Según Fauci, «corrí el riesgo de sufrir daños neurológicos permanentes e incluso morir».
Después de cinco décadas dedicadas a combatir virus, uno casi termina con su vida. No fue durante sus múltiples viajes al extranjero, sino en su propia casa, en Washington D.C., donde el mosquito más mortífero del mundo lo infectó. Fauci relata cómo, en un principio, confundió los síntomas de fatiga extrema con los efectos persistentes del COVID-19. Sin embargo, una fiebre alta y un deterioro repentino lo llevaron al hospital, donde fue tratado inicialmente sin un diagnóstico claro. Al día siguiente, las pruebas revelaron que tenía el virus del Nilo Occidental.
El virus del Nilo Occidental no tiene tratamiento específico, lo que dejó a Fauci enfrentando los devastadores efectos físicos y neurológicos de la enfermedad. Durante su recuperación, no podía caminar sin ayuda y experimentaba confusión y pérdida de memoria, lo que le hizo temer por su recuperación total. Afortunadamente, después de semanas de lenta mejoría, logró retomar su movilidad y recuperar sus facultades cognitivas.
La gravedad de un virus
La historia de Fauci destaca la gravedad del virus del Nilo Occidental, especialmente para personas mayores, como él, que a sus 83 años estuvo en riesgo de daños permanentes o la muerte. El virus ha afectado a miles de personas en Estados Unidos desde su aparición en 1999, transmitido por mosquitos que adquieren el virus de aves infectadas. En total, se han registrado más de 60,000 casos, muchos con síntomas neurológicos graves, y se estima que el número real de infectados es mucho mayor debido a la falta de notificación.
Con el cambio climático propiciando la proliferación de mosquitos en más regiones, Fauci advierte que el virus del Nilo Occidental y otras enfermedades transmitidas por mosquitos serán una amenaza creciente. Pese a esto, los esfuerzos científicos para desarrollar vacunas y tratamientos siguen siendo limitados. Fauci insta a que se incremente la inversión en investigación y concienciación pública, ya que este virus no solo amenaza a Estados Unidos, sino que requiere de un esfuerzo internacional para desarrollar soluciones efectivas.
La experiencia personal de Fauci pone en evidencia la urgencia de abordar esta amenaza antes de que se convierta en una crisis mayor. «Como sociedad», concluye, «no podemos aceptar este statu quo».