Al menos 10.000 especies de virus tienen la capacidad de infectar a los humanos, pero en la actualidad, la gran mayoría circula silenciosamente entre los mamíferos salvajes que se mantienen distanciados de las poblaciones merced a su hábitat natural.
Sin embargo, el cambio climático y la modificación en el uso y explotación de la tierra producirá nuevas oportunidades para el intercambio de virus entre especies de vida silvestre y los seres humanos.
Esto se producirá porque, aunque previamente se encuentren en animales aislados geográficamente, los virus podrían migrar para encontrar nuevos espacios habitables o bien acercarse más de lo que ocurre hoy. De este modo, en algunos casos, esto facilitará la propagación zoonótica, un vínculo mecánico entre el cambio ambiental global y la aparición de enfermedades.
La migración de los mamíferos terrestres en respuesta a los 2°C de calentamiento global puede dar lugar a miles de nuevas transmisiones virales entre especies de mamíferos para aproximadamente el año 2070, lo que aumenta el riesgo de que nuevos virus salten de los animales para infectar a los humanos. Esa es la conclusión a la que arribaron investigadores de Departamento de Biología de la Universidad de Georgetown, en Washington, Estados Unidos; Alianza EcoHealth; Eversource Energy Center de la Universidad de Connecticut, Estados Unidos; la Iniciativa Africana sobre el Clima y el Desarrollo perteneciente a la Universidad de Ciudad del Cabo en Sudáfrica y el Departamento de Biología de la Universidad Luterana del Pacífico en Estados Unidos.
“Las próximas décadas no solo serán más calurosas sino más enfermas”, advirtió el especialista Gregory Albery perteneciente a la Universidad de Georgetown, autor principal del documento que acaba de publicarse en la revista especializada Nature. Los expertos utilizaron información sobre los hábitats y el comportamiento de los animales para construir un modelo de cómo 3.139 especies de mamíferos migrarían con un aumento de 2°C en la temperatura global. Al comparar qué tan estrechamente estaban relacionadas las especies y, por lo tanto, qué tan probable era que se transmitieran virus entre sí, el equipo predijo que alrededor de 120.000 encuentros entre mamíferos que no se habían cruzado previamente podrían conducir a 4.584 casos de nuevas infecciones virales de especies.
“El cambio climático está sacudiendo nuestros ecosistemas hasta la médula —expresó Albery—. Los mamíferos en movimiento se encontrarán entre sí por primera vez y crearán nuevas comunidades que, a su vez, formarán un nuevo mecanismo para la aparición de enfermedades que amenazarán la salud de los animales en el futuro, con ramificaciones para la integridad humana también”. El equipo pronosticó que los murciélagos serán responsables de la mayoría de las nuevas transmisiones, que ocurrirán principalmente en regiones tropicales elevadas de África y el sudeste asiático.
“Nuestros hallazgos resaltan la necesidad urgente de combinar la vigilancia viral y los esfuerzos de descubrimiento con encuestas de biodiversidad que rastrean los cambios de rango de las especies, especialmente en las regiones tropicales que albergan la mayoría de las zoonosis y están experimentando un calentamiento rápido”, dijo.
Así, lo científicos insistieron en la necesidad de seguir más de cerca la propagación de virus entre los mamíferos salvajes para que sea más factible estar alertas y mantener la capacidad de controlar futuros brotes de enfermedades en las personas. “El cambio climático será el mayor impulsor de la aparición de enfermedades, y los sistemas de salud deben estar preparados para eso”, afirmó Colin Carlson, otro de los especialistas de la Universidad de Georgetown, también parte del equipo de investigación.
“Esto está sucediendo y no se puede prevenir incluso en los mejores escenarios de cambio climático”, continuó Albery. “Sin embargo, se necesitará más trabajo para confirmar qué tan rápido migrarán los animales en respuesta a temperaturas más cálidas. Utilizamos un límite superior de la rapidez con la que se pueden mover las especies, por lo que tendremos que establecer la velocidad con la que realmente se moverán en el futuro”, concluyó el especialista. Una etapa de investigación que este mismo equipo de profesionales ya tiene.