Mantener una correcta higiene personal es clave en el cuidado diario, pero ciertas prácticas comunes al ducharse pueden resultar perjudiciales para la piel.
La dermatóloga española Ana Molina, en una entrevista para el podcast “Mejor que Ayer” del Dr. Borja Bandera, señaló los errores más frecuentes y cómo evitarlos.
- Ducharse con agua demasiado caliente
Aunque una ducha caliente puede ser relajante, especialmente en invierno, el uso de agua a altas temperaturas elimina la barrera natural de la piel, causando sequedad, irritación e incluso agravando afecciones como el eccema. Por el contrario, el agua fría, aunque estimulante, no es adecuada para una limpieza relajante.
La Dra. Molina recomienda optar por agua templada, ya que limpia eficazmente sin dañar la hidratación ni la protección cutánea natural.
- Uso de productos con pH inadecuado
El pH de la piel es ligeramente ácido, alrededor de 5,5, y el uso de productos de higiene con pH alcalino puede alterar su equilibrio, eliminando los aceites naturales y la microbiota que protege contra agresiones externas.
Para evitar este daño, es importante elegir geles suaves que respeten el manto lipídico y estén formulados específicamente para el tipo de piel de cada persona.
- El problema del uso de esponjas
Aunque es común usar esponjas durante la ducha, la dermatóloga advierte que este hábito puede ser contraproducente. Las esponjas tienden a acumular bacterias debido a la humedad, lo que aumenta el riesgo de infecciones cutáneas.
Además, las texturas ásperas pueden irritar la piel sensible. Molina aconseja limpiar las áreas de mayor sudoración, como axilas, pies y genitales, usando las manos, mientras que para el resto del cuerpo basta con dejar que la espuma del gel fluya naturalmente.
- La falsa relación entre la espuma y la limpieza
Muchos creen que la cantidad de espuma que genera un gel de baño es sinónimo de limpieza, pero esto es un mito. La espuma es simplemente aire mezclado con jabón y no determina la eficacia del producto.
La clave está en los ingredientes: priorizar fórmulas con pH balanceado y compuestos nutritivos, evitando químicos agresivos, puede mejorar significativamente la salud de la piel.
Pequeños cambios, grandes beneficios
Adoptar hábitos conscientes en la rutina de ducha, como ajustar la temperatura del agua y seleccionar productos adecuados, puede marcar una gran diferencia en la salud cutánea. Según la Dra. Molina, prestar atención a estos detalles garantiza que la piel se mantenga protegida, hidratada y equilibrada.
Te animas a incorporar estos consejos en tu rutina diaria? Tu piel te lo agradecerá.