Momentos de incertidumbre se viven en los despachos y oficinas de quienes hasta hace poco formaban parte de un Juntos por el Cambio unido y cohesionado.
Es que el voluminoso DNU y la no menos voluminosa “ley ómnibus” enviados al Congreso por el gobierno de Javier Milei amenaza con quebrar los débiles lazos que unían a los distintos sectores, que ya tomaron caminos diferentes en relación con la nueva gestión.
Junto con esas divergencias, aparece entre los “duros” o “halcones”, aquellos que manifestaban abiertamente su antikirchnerismo durante años, una cruel sospecha: se preguntan si fueron castigados y quedaron fuera de la actual gestión por la decisión del gobierno libertario de no agitar las aguas con el peronismo.
“La mayoría de los más duros, los que peleamos contra el kirchnerismo en la calle, no vamos a estar en este gobierno a pesar de que muchos lo apoyamos”, se lamenta uno de los integrantes de una extensa lista de dirigentes, la mayoría vinculados a Pro. En algunos casos estuvieron a punto de sumarse al gobierno de La Libertad Avanza y, por razones no del todo explicadas, quedaron afuera. Así ocurrió, por ejemplo, con los responsables de la UIF durante el gobierno de Cambiemos, Mariano Federici y María Eugenia Talerico; la extitular de la Oficina Anticorrupción Laura Alonso, y el extitular de Vialidad Javier Iguacel.
Son solo algunos de los aparentemente “vetados” y, en el caso de los dos primeros, ya tenían puesto asignado en el gobierno de Milei, hasta que llegó la marcha atrás: Federici, en la AFI, y Talerico, en Migraciones.
Para completar el cuadro, en la sensible área de Comercio Exterior, Puertos y Aduanas, antiguos funcionarios y referentes del área se quejan de haber sido dejados de lado “por ser amarillos”, y apuntan al ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro, de origen y pasado en el peronismo.
“No sé si cada día me desconcierta más lo que pasa o si cada día entiendo más todo, me pondría muy triste que así fuera”, afirma uno de los desplazados, con la sospecha de un pacto de no agresión del Gobierno con el peronismo en mente.
“La gente votó para que se vaya el kirchnerismo”, repitieron desde ese sector, con resignación.
Boric y una elección deportiva con mensaje argentino
Las diferencias ideológicas entre el presidente Javier Milei y su par de Chile, Gabriel Boric, están más que claras, aunque el presidente trasandino fue de los pocos mandatarios de centroizquierda que llegaron a saludar a su par argentino el día de su asunción, el 10 de diciembre.
En lo que parece que no habrá chance de llegar a un acuerdo es en el gusto futbolero. A diferencia del Presidente, que semanas atrás llegó a la Bombonera para apoyar a su aliado Mauricio Macri en las elecciones de Boca Juniors, el presidente chileno hizo un público elogio de Juan Román Riquelme, quien precisamente enfrentó y derrotó al expresidente en esas elecciones, por amplio margen.
“Mi sobrino va a ser un 10. Y la pelota siempre al 10″, escribió el presidente de Chile durante el fin de semana, en un texto que reconoce su fanatismo por el exfutbolista y hoy dirigente deportivo, que acompaña con tres fotos. En la primera imagen se ve a su pequeño sobrino León, hijo de su hermano Simón Boric, con la remera de la selección argentina y con el gesto del Topo Gigio, que Riquelme inmortalizó en uno de sus partidos como modo de oponerse a Macri cuando este era el presidente del club.
En la segunda foto, puede verse al propio Riquelme, vestido de futbolista, haciendo el mismo gesto desafiante. Y en la tercera foto, Boric y su sobrino duermen en un viaje en avión.
Más allá de las disputas futboleras, el vínculo diplomático entre la Argentina y Chile aparece cruzado por tensiones ideológicas, dado que Milei ha repetido su cercanía con Estados Unidos e Israel, mientras Boric mantiene distancia, sobre todo con el Estado hebreo, al que critica abiertamente por su respuesta al terrorismo de Hamas en la Franja de Gaza.
Jaime Rosemberg