El Gobierno ha anticipado que, de continuar las presiones y lo que califican como extorsiones por parte de los gremios vinculados a Aerolíneas Argentinas, estaría dispuesto a ceder el control de la compañía estatal. Esta decisión, que marca un giro significativo en la política respecto a la aerolínea de bandera, se fundamenta en la creciente tensión entre las autoridades y los sindicatos aeronáuticos, quienes han llevado a cabo una serie de medidas de fuerza que, según el Gobierno, afectan gravemente la operatividad y el servicio de la empresa.
La administración señaló que, aunque el objetivo principal sigue siendo mantener el control estatal de Aerolíneas Argentinas, no descartan la posibilidad de abrir la empresa a una mayor participación privada o incluso transferir su gestión si las acciones gremiales continúan afectando el funcionamiento normal de la aerolínea. Esta posibilidad ha generado reacciones diversas dentro del ámbito político y sindical, con fuertes críticas por parte de los gremios, quienes acusan al Gobierno de utilizar esta postura como una herramienta de presión para desactivar los reclamos salariales y de condiciones laborales.
El Gobierno, por su parte, sostiene que no permitirá que la aerolínea, financiada con fondos públicos, siga viéndose comprometida por conflictos gremiales que, en su visión, no responden a la realidad económica del país. La discusión sobre el futuro de Aerolíneas Argentinas queda, de esta manera, sujeta a la evolución de las negociaciones con los sindicatos y a la estabilidad en la prestación del servicio.