Reforma judicial: el kirchnerismo consiguió la media sanción en el Senado

Los tres senadores jujeños votaron: Silvia Giacoppo y Mario Fiad en contra, en tanto que Guillermo Snopek lo hizo a favor

Fue la sesión vía teleconferencia más extensa: hubo diez horas de discursos y 43 oradores. Mientras se sucedían unos a otros circulaban listas de cambios de último momento a la ley como la creación de Cámaras, juzgados, defensorías y fiscalías en las provincias para afianzar votos en el Senado y con la expectativa de sumar en Diputados donde el proyecto tendrá un trámite difícil.

El resultado fue el previsible: el Frente de Todos logró 40 votos a favor y 26 en contra.

Lo más significativo y sorpresivo, aunque no tanto después del planteo del presidente Alberto Fernández, fue que Oscar Parrilli accedió a bajar su agregado al artículo 72 que obligaba a los jueces a denunciar presiones “mediáticas”. El dato no es menor: finalmente se impuso la palabra del jefe de Estado.

El neuquino, que es la voz de Cristina Fernández en el Senado (ella por no ser senadora no puede hablar más que para ordenar la sesión) dio marcha atrás con su propuesta en la última tanda de discursos. Cuando ya la mayoría de los opositores se había expresado en contra y había denunciado un intento por “amordazar” al Poder Judicial y coartar la libertad de expresión, Parrilli justificó su “enmienda”. El artículo de los “poderes mediáticos” fue “un anzuelo”, arrancó el senador y agregó: “El Presidente dijo la verdad, que era sobreabundante, pero el objetivo que tuvimos sirvió porque salieron todos: los grupos mediáticos y los políticos que son voceros de ellos”. Con un tono calmo inusual en él rompió el letargo en que había entrado la sesión: “Para sacar los fantasmas y porque el objetivo se cumplió: se tragaron el anzuelo, la línea, la caña, todo… Pero la discusión se dio y ese era el objetivo voy a proponer a mis compañeros senadores una nueva redacción”. A continuación leyó el nuevo texto: “Comunicar en forma inmediata al CONSEJO DE LA MAGISTRATURA de la Nación cualquier intento de influencia indebida, en sus decisiones por parte personas, grupos de poder, miembros del Poder Judicial, Ejecutivo o Legislativo, amistades o grupos de presión de cualquier índole, y solicitar las medidas necesarias para su resguardo. La influencia indebida no requerirá contenido económico para configurarse”.

También sobre el final hubo un roce entre Anabel Fernández Sagasti que calificó como “vagos” a los senadores de la oposición y Luis Naidenoff que le respondió sin enojo: “Quisiera creer que no quiso tratar de vagos e ignorantes, una descalificación que no amerita. Cada uno hace el mayor esfuerzo para tratar de que el Senado esté a la altura de las circunstancias y la cuarentena”.

A diferencia de la estrategia planteada en Diputados donde Juntos por el Cambio frenó las sesiones para evitar el tratamiento de la ley, los senadores de esa fuerza política y los del bloque Federal se presentaron al debate y hablaron alternativamente durante tres horas con 44 minutos que fue el tiempo que les correspondió en forma proporcional al número de senadores. Se concentraron en denunciar un intento de “impunidad” a favor de la Vicepresidenta, ex funcionarios y empresarios K que enfrentan causas en la justicia federal. Y apuntaron a la creación de cargos judiciales en las provincias a cambio de votos en la Cámara de Diputados donde hasta ahora el proyecto no tiene chances de ser convertido en ley y al costo que tendrá su instrumentación.

El kirchnerismo sin embargo confía en la posibilidad de convencer a diputados de las fuerzas políticas con menor representación pero dilatarán las definiciones para sumar consenso. Hoy el Frente de Todos no lograría los votos suficientes por lo que en la Cámara baja las exposiciones de expertos durarían un par de meses.

A las 00.31 hubo un nuevo roce entre oficialismo y oposición. Sacnun leyó durante diez minutos las modificaciones al dictamen. Naidenoff y Lousteau reclamaron. “Ahora nos enteramos. Es muy difícil trabajar así”, reprochó Lousteu por desconocer hasta hasta ese momento “lo que parece la reforma de la reforma”. “No hable por nosotros, conocemos los cambios” se oyó la voz de un peronista. Cristina Fernández se molestó pero le dio la palabra “porque después empiezan las operaciones de prensa y dicen que no los dejamos hablar”. “Pero si van a votar en contra”, espetó antes de que se votara.

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