“En Télam no quieren voces críticas, alguien que plantee algo diferente a la línea editorial que baja la empresa. Yo reclamé poder tener una participación periodística, en la sección de Turismo y Sociedad, y me dijeron que no».
Recibí el telegrama de despido”. Con 35 años de experiencia en distintos medios informativos, Pablo Pla es uno de los 40 periodistas que tenían funciones de responsabilidad en la gestión anterior de la agencia de noticias estatal y que en los últimos dos años fueron relegados a tareas menores.
En una entrevista con LA NACION, Pla describió el hostigamiento que recibió hasta que fue despedido sin causa. Lo atribuyó a la fuerte presión gremial contra los periodistas que cumplían sus tareas cuando en la gestión anterior había despidos y lo vincula con la “sinfonía de voz única” que se quiere hacer escuchar en la gestión de la presidenta de Télam, Bernarda Llorente.
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“Los delegados del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) actúan como una patota. Muchos en la Redacción tienen miedo a perder el trabajo, no les queda otra que convivir con esas presiones. El que antes era jefe de Política ahora tiene que desgrabar notas de programas de radio y hacer un informe”, reveló Pla, al trazar el clima hostil que se vive en la Redacción. LA NACION intentó conocer la posición de la presidenta de Télam, pero no obtuvo respuesta.
-¿Esa presión influye en los contenidos periodísticos?
-En el tema de Ucrania, por ejemplo, prohibieron que se hable de invasión. Me consta que al comienzo de la gestión de Llorente tenían una lista de gente a la que iban a “invitar” a renunciar y que no despedían porque había una ley que lo impedía. Algunos pocos se fueron, la mayoría nos quedamos haciendo tareas alejadas de lo periodístico y ahora prescindieron de mis servicios.
-¿Qué argumentaron para justificar el despido?
-Me informaron en un telegrama que prescindían de mis servicios. Yo respondí con otro telegrama rechazándolo y me enviaron otro confirmando el despido. No había argumentos. Yo lo atribuyo a lo que venía sufriendo desde hace tiempo. A partir de la gestión de Llorente nos relegaron a unos 40 periodistas a funciones que no eran las que estábamos cumpliendo.
-¿Qué tareas les asignaron?
-Inventaron un área, casi administrativa, y hacíamos “clipping”: debíamos cargar en un archivo de Excel datos sobre el seguimiento de la marca Télam. Otros tienen que desgrabar programas de radio. La presidencia de la empresa no quería que tuviéramos participación con la actividad periodística. Algunos tenemos 35 años de trayectoria.
-¿Cuándo habías ingresado a Télaam?
-En diciembre de 2016, después de una larga experiencia en otros medios de noticias, como Crónica, Crónica TV, Canal 9, América y otras emisoras. Por mi experiencia en los contenidos de televisión, ingresé en la gestión de Rodolfo Pousá, que quería desarrollar esa área, y fui jefe de turno en el sector de video.
-¿Qué alcances tenía la presión gremial?
-Ya durante la etapa anterior, cuando se produjeron despidos, los delegados sindicales amenazaban a los que seguíamos sacando adelante las noticias. Hacían protestas en los lugares en que nosotros trabajábamos, delante de nuestros escritorios, con bombos. Buscaban que reaccionáramos para justificar eventualmente que nos echaran. Sufría hostigamiento, principalmente, por parte de los delegados Esteban Giachero y Jerónimo Rojas.
-¿Ese hostigamiento se extiende hoy a otros periodistas?
-En la gestión actual se produjo una ruptura entre los despedidos que fueron reincorporados y los que nos habíamos quedado trabajando. Nos señalan como responsables de aquellos despidos. Yo nunca fui periodista militante ni estuve por cargos políticos. El clima no es bueno.
-¿Esperaban que te fueras por tus propios medios?
-Me invitaron a renunciar de distintas maneras, violentas y no violentas. Me decían que la iba a pasar mal. El problema más grave era cómo te hacían sentir.
-¿El despido fue por algún recorte de personal?
-No creo que sea por un sobredimensionamiento de personal. Algunos se fueron presionados -Héctor Heredia, Lucía Torinelo- y, al mismo tiempo, hay 60 personas contratadas por esta gestión, a los que se suman los que habían sido despedidos en la gestión de Mauricio Macri y ahora fueron reincorporados. Muchos ofician de comisarios políticos.
-¿Hablabas con la presidenta de Télam por tu situación?
-A Llorente solo le enviaba por mail los informes de “clipping” que me habían encargado. Trataba más con la vicepresidenta, Antonia Portaneri; la gerenta periodística, Viviana Mariño, y la subgerenta periodística, Fabiana Frayssinet. Algunos compañeros de la Redacción no me saludaban, para evitarse problema con los delegados. Después me mandaban un mail o un mensaje de WhatsApp y, por ahí, conversaban conmigo algún feriado o fin de semana.
Mariano De Vedia