Por Roberto Cachanosky
En más de una oportunidad escribí sobre los gastos del Congreso de la Nación. Sin ir muy lejos, el 5 de marzo de este año publiqué en Infobae esta nota: “El descomunal costo del negocio de la política en la Argentina y por qué EEUU es casi 4 veces más eficiente”.
En un debate en el programa A Dos Voces dije cuál es el costo de mantener a un diputado y a un senador, comparándolo con el caso español. Sin embargo, un grupo llamado Reverso, que creer tener el sello ISO 9001 para dárselo a quien considera correcto, salió con una nota diciendo que mi afirmación es engañosa. De acuerdo al diccionario de la RAE, engañoso, significa: falaz, que engaña o da ocasión a engañarse. Por su parte, engañar significa, siempre de acuerdo a la RAE, hacer creer a alguien que algo falso es verdadero.
Para calificar mi afirmación del costo por diputado y por senador hicieron una nota en la que en vez de comparar el costo por senador y diputado, comparan los sueldos de los diputados y senadores argentinos con los de España. Esto me lleva a concluir que Reverso tiene gente incompetente o bien deliberadamente cambian la comparación engañosamente, porque no es lo mismo el sueldo de un senador o diputado que el costo total de su funcionamiento.
Los legisladores están en un edificio que consume energía, tiene seguridad, los legisladores tienen secretarias, asesores de prensa, asesores de todo tipo, internet y gastos generales. En otras palabras, para determinar cuánto le cuesta al contribuyente cada legislador hay que tomar no solo el sueldo del legislador, sino también los costos directos e indirectos, que pueden ser fijos o variables, para realizar sus funciones, costos que sabemos que nuestros legisladores parecen no contemplar a la hora de gastar la plata del contribuyente, pero sí lloran por los pobres con lágrimas de cocodrilos ante las cámaras de televisión, mientras una nube de asistentes suelen acompañarlos a los estudios y permanecer fuera de cámara.
Cuentas simples
Hecha esta aclaración, mi cuenta es muy sencilla: tomo los presupuestos asignados específicamente al Senado y a Diputados, aclarando que no incluyen los gastos de la Biblioteca del Congreso, ni la imprenta, ni ningún otro rubro, solo $9.157 millones asignados específicamente a senadores y $9.355 millones asignados a diputados. Esos montos los divido por el tipo de cambio promedio del euro en lo que va del año que me da $47,60, ese dato da que el Presupuesto 2019 de la Cámara de Senadores es de 192 millones de euros, dividido los 72 y por 12 meses, da un costo (no sueldo, costo) promedio mensual de 222.222 euros, más de lo que dije en televisión porque ese día tomé el tipo de cambio del miércoles pasado y ahora estoy tomando el tipo de cambio promedio de lo que va del año.
Así que el otro día fui “engañoso” en mostrar un costo más bajo, no salario, por senador. Si hago el mismo ejercicio por diputado, el costo (no salario) por diputado da 63.878 euros mensuales de costo por legislador.
Haciendo el mismo ejercicio para ambas Cámaras en España, el costo por senador es de 17.540 euros mensuales contra los 222.222 euros mensuales que cuesta mantener un senador argentino, y en el caso de los diputados, un diputado español tiene un costo mensual de 21.700 euros contra los 63.878 euros mensuales de cada diputado argentino.
Pero aún si tomamos solo el gasto en personal de ambas cámaras y comparándolas con las dos cámaras de España, vemos que el gasto en personal en Argentina es abismalmente superior al de la española, que tampoco se caracteriza por ser la pulcritud en el cuidado de los gastos.
No estoy tomando el Congreso sueco en que cada legislador se cocina y se lava su propia ropa y vive en un departamento mínimo. La comparación la hago con un país que tiene fuertes lazos con nuestros abuelos y tradiciones similares.
En el caso de la Argentina, del presupuesto de diputados y senadores de 2018, el 92% estuvo destinado al gasto en personal, así que no me pueden venir con obras de refacción, ampliación o cualquier otra historia que genera engaño en el dato. La Cámara baja gasta 4,6 veces más en personal que la de España y la Cámara alta gasta 7,8 veces más que la española en personal.
Todos estos lujos de gastar la plata del contribuyente se lo dan a pesar de tener un ingreso per cápita que, de acuerdo a datos del Banco Mundial, en 2018 Argentina tenía USD 11.652 corrientes versus USD 30.524 de España. O sea, el habitante español tiene un ingreso per capita casi 3 veces superior al nuestro pero nuestros legisladores, que lloran por los pobres en televisión, le cuestan al agobiado contribuyente 12 veces más -en el caso de los senadores argentinos- que los españoles y 3 veces más en el caso de los diputados.
Finalmente, presento dos gráficos más, mostrando la evolución a pesos constantes de 2018, de los presupuestos de ambas Cámaras donde se puede observar que ambas aumentaron en términos reales sus gastos.
El ajuste lo hago tomando el IPC Congreso cuando el Indec destruyó las estadísticas en la era K y a partir de 2016 hago el empalme con el Indec recuperado gracias a la impecable tarea de Jorge Todesca al frente de esa institución.
El argumento que suelen usar algunos legisladores para defenderse frente a esta abrumadora evidencia es decir que lo que ellos gastan es una parte ínfima del Presupuesto, lo cual es cierto. Ahora, ¿eso les da derecho a despilfarrar la plata del contribuyente, total es una parte ínfima? ¿y acaso esa parte ínfima no es muchísimo dinero como costo por legislador?
Seguramente no se van a solucionar los problemas fiscales del país bajando solo los gastos del Congreso, pero por favor dejen de decir que la gente no aguanta más el ajuste cuando a todas luces ellos gastan fortunas para sacar leyes que impiden el trabajo de los que los mantienen o se concentran en debatir cuál es la capital nacional del salame quintero, declarar a la ciudad santafesina San Jorge como la “Capital Nacional de la Bolita de Cristal”, proponer a Cañuelas como “Capital Nacional del Dulce de Leche”, declarar “Capital Nacional del Asado con cuero” a la ciudad de Viale, Entre Ríos o declarar “Capital Nacional del Disfraz”” a la ciudad de Paraná, Entre Ríos, por citar algunos casos.
En definitiva: 1) no confundir salario del legislador con el costo de mantener a un legislador y 2) si corregimos el costo de mantener a cada legislador por la calidad de su trabajo, el costo puede tender a infinito.