El lugar es imponente -una especie de anfiteatro de altura, cubierto de glaciares y rodeado por picos imponentes- y amenaza con ser un nuevo foco de conflicto en la escalada diplomática entre la Argentina y Chile.
El Circo de los Altares, así se llama, está en los Hielos Continentales una zona de alta montaña de la provincia de Santa Cruz donde los límites entre los dos países están acordados por medio de un tratado de 1998, pero aún resta su demarcación. Es una zona de muy difícil acceso. La excursión ida y vuelta desde El Chaltén dura siete días y es una caminata en la que los valientes deben cargar todo en sus espaldas. La mochila puede pesar hasta 25 kg e incluye carpa, bolsa de dormir, comida y abrigo.
En esa zona y del lado argentino de la frontera fue donde, según guías de montaña y efectivos de Parques Nacionales, las autoridades chilenas de la Corporación Nacional Forestal (CONAF) instalaron el verano pasado un domo de alta montaña. La estructura es una loma engomada sostenida por varillas metálicas que tiene unos cinco metros de diámetro y puede alojar a alrededor de 12 personas.
Fue el emplazamiento de la humilde construcción lo que alertó a las autoridades del Parque Nacional Los Glaciares, que tiene jurisdicción sobre el área. Desde la jefatura del parque elevaron una nota informando sobre el tema a sus superiores y también se comunicaron con Juan Carlos Alvarez Aguilar, el administrador del parque nacional Bernardo O’Higgins, en el lado chileno. Alvarez Aguilar confirmó la responsabilidad sobre el domo y las coordenadas de su ubicación (-49° 17′ 4.34″, -73° 9′ 13.85″).
Acuerdo de límites
Según los límites fijados en el tratado firmado por los presidentes Carlos Menem y Eduardo Frei en 1998, esa ubicación corresponde a territorio argentino. Pese al acuerdo, en esa zona, entre el monte Fitz Roy y el cerro Murallón, aún resta la demarcación formal de la frontera, que es el paso final para fijar el límite.
El espíritu en la zona es, hasta el momento, de colaboración, la montaña plantea suficientes desafíos como para sumarle la burocracia de las oficinas de migraciones. Pero eso no impide que los guías de montaña y autoridades de Parques Nacionales estén sorprendidos por la ubicación del domo chileno. “Chile está en una avanzada grande sobre ese sector de los Hielos Continentales porque quieren desarrollar el turismo con una serie de refugios, pero para montar una estructura así en nuestro territorio lo menos que podrían haber hecho es pedir permiso”, se quejó una autoridad local.
LA NACION se comunicó con la Cancillería argentina, con Parques Nacionales y con la CONAF, su contraparte chilena, pero no obtuvo respuestas. Fuentes de El Chaltén dicen que un helicóptero de Gendarmería sobrevoló la zona buscando el domo, pero que tenían mal las coordenadas y no lograron ubicarlo.
Queja
El viernes de la semana pasada, la Argentina presentó una nota formal de protesta a Chile cuestionando su “vocación expansiva”. Responde al decreto de Sebastián Piñera, presidente de Chile, que amplió la plataforma continental de su país en los mares australes de modo tal que, según el Gobierno, se superpone con la delimitación territorial argentina.
En una audiencia con el canciller Felipé Solá, la senadora por Santa Cruz del Frente de Todos, Ana María Ianni, manifestó su preocupación por supuestos “movimientos de fuerzas armadas chilenas” en la zona. Luego, se rectificó y dijo que se refería a la instalación del domo.
En El Chaltén ya conocen de tensiones de frontera. El pueblo se fundó el 12 de octubre de 1985 para poblar una zona entonces en litigio con Chile. El gobierno de Raúl Alfonsín cedió 135 hectáreas del parque nacional para armar un pueblo y hacia allí viajaron algunos pioneros. No había nada, apenas algún gaucho y los grupitos de osados que intentaban conquistar las cumbres de la zona. Hoy es un destino al que acuden los mejores escaladores del mundo por el desafío deportivo que presentan sus montañas. También recibe 150.000 turistas por año, lo que representa una importante fuente de ingresos para la provincia.
Noticias
Las primeras noticias del domo llegaron por guías de montaña argentinos, que informaron a Parques Nacionales. Luego, fue confirmada por sus pares chilenos y en posteos subidos en las redes sociales por los operarios chilenos encargados de montar la estructura. “Cuando fui en marzo estaban los restos del domo, el clima lo había destrozado”, dice Luciano Cortez, guía de montaña de Patagonia Summit.
La dificultad de terminar de fijar el límite en la zona responde a trabas naturales. Al ser una zona de glaciares de alta montaña, el trabajo de los técnicos es muy complejo. Pero también políticas. Su lejanía y aislamiento hace que la presión para avanzar sea menor. La disputa entre la Argentina y Chile en el área implica una diferencia de unos 160 km cuadrados. Es como si estuviese en disputa a quién pertenece casi la totalidad de la superficie de la ciudad de Buenos Aires.
El conflicto también marca las diferencias en la estrategia de explotación turística que tienen para la zona los dos países. La Argentina decidió no montar estructuras fijas en los Hielos Continentales con la idea de preservar la naturaleza y el espíritu de aventura que implica su exploración. Chile, en cambio, tiene el refugio Soto en el paso Marconi, de su lado de la frontera. Las exploraciones que salen de la Argentina muchas veces utilizan este refugio y deben registrarse ante las autoridades. Hasta el momento, no hubo conflictos.
Desde El Chaltén, sin embargo, miran los últimos movimientos del lado chileno con desconfianza. Están atentos a si, con las temperaturas más cálidas, vuelve el domo de la discordia y lo que esto implicaría en la disputa de una frontera que aún no está demarcada.
Nicolás Cassese