Habló frente a los militantes del plenario de la CTA y los funcionarios nacionales, provinciales y municipales que la rodearon.
Pero el discurso de Cristina Kirchner se articuló en función de destinatarios que no llegaron al acto en Avellaneda. Al presidente Alberto Fernández, de hecho, le dedicó las primeras y las últimas palabras de su discurso.
Pero no fue el único: Matías Kulfas, Miguel Pesce y Mercedes Marcó del Pont, Sergio Massa, Claudio Moroni y el Movimiento Evita, además de jueces, fiscales y dirigentes ahora en la oposición, recibieron dardos de la vicepresidenta. “A mí no me interesa quedar bien con ningún funcionario. Me importa un pito. A mí me importa quedar bien con la sociedad, con los argentinos”, les advirtió.
“Yo desconfío de los que no les gusta mirar el pasado. Será porque además, no les gusta las cosas que hicieron en el pasado. Yo no tengo problemas con el pasado. Con el mío, con el del peronismo”, dijo Cristina Kirchner apenas tomó el micrófono. La frase remitió de manera directa a la chicana que, con una sonrisa, le había dedicado el Presidente durante el acto por el centenario de YPF. “No soy de los que le gusta volver al pasado”, había manifestado Fernández a Cristina en Tecnópolis, para recordarle una línea de Alberto Spinetta: “Mañana es mejor”.
A partir de ese punto, y en varias oportunidades, el discurso de Cristina apuntó contra quienes, en lugar de presionar a los formadores de precios e importadores, buscan entablar “relaciones” con los empresarios o se preocupan “por la relación de fuerzas”. Fue para recordarles la anécdota que minutos antes había relatado el ministro de Hábitat y Desarrollo Territorial, Jorge Ferraresi, quien dijo que, como intendente de Avellaneda, presionó con movilizaciones populares a seis grandes contribuyentes que amenazaron con ir a la Justicia contra un aumento de tasas municipales.
“Me gustaría que cuentes en el gabinete nacional las cosas que hiciste, que te movilizaste a ver si hacen algo”, le dijo Cristina a Ferraresi. Y agregó: “Tengo expectativas en que Daniel Scioli y el funcionario que han puesto en Aduanas [por Guillermo Michel] puedan reencausar las cosas. Y que nadie se preocupe: la unidad del Frente de Todos nunca estuvo ni estará en discusión”.
Después de hablar de la unidad, Cristina lanzó otro dardo por elevación al Presidente. “Los que no sufrieron las persecuciones, los que no estuvieron el 13 de abril [de 2016, en la marcha a Comodoro Py] es muy posible que no tengan las mismas vivencias. Pero creo que todos tenemos que hacer el esfuerzo de quedar bien entre nosotros. A mí no me interesa quedar bien con ningún funcionario. Me importa un pito. A mí me importa quedar bien con la sociedad, con los argentinos”, subrayó, en medio de una ovación del público. La misma que se desató cada vez que la vicepresidenta dijo que no hablaba de “ningún funcionario” en particular.
El último párrafo de su discurso también pareció un traje a medida para Fernández. Fue cuando Cristina Kirchner recordó la creación de Unidad Ciudadana y el objetivo que persiguió esa reconstrucción, tras la derrota de 2015. “Ganar las elecciones para no cambiar nada: mejor quedarse en casa”, sentenció.
Graciela Ocaña
Cuando hablaba de las crisis que enfrentó como presidenta en 2008 y 2009, Cristina Kirchner sumó otros dardos a exfuncionarios. Al hablar de la pelea por la Resolución 125, recordó a aliados que luego se pasaron a la oposición y la enfrentaron. Un tiro que podría adjudicarse al excanciller Felipe Solá (que con Unión Pro la enfrentó en 2009) o a Sergio Massa (que lo hizo con el Frente Renovador, en 2013).
Al referirse a 2009, la destinataria de la crítica no dejó lugar a dudas. “La segunda crisis viene en 2009, la H1N1, cuando Juan Manzur vino como ministro de Salud y se fue la que estaba, que Dios mío…”, dijo Cristina, en alusión a la exministra y actual diputada de Juntos por el Cambio Graciela Ocaña.
Matías Kulfas, Miguel Pesce, Mercedes Marcó del Pont y Adrián Cosentino
Sin dar nombres, la vicepresidenta apuntó contra Matías Kulfas (exministro de Desarrollo Produtivo), Miguel Pesce (Banco Central), Mercedes Marcó del Pont (AFIP) y Adrián Cosentino (CNV) al referirse al “festival de importaciones” como causa de la crisis económica. “Hay un festival de importaciones y creo que el Gobierno debe pensar cómo articular más adecuadamente: Banco Central, Ministerio de la Producción, AFIP y Aduanas. Esto tiene que ser articulado, lo cual no estaría sucediendo”, afirmó. Luego haría votos por que el nuevo ministro Scioli y Michel (flamante director de Aduanas) puedan “reencausar las cosas”.
Pesce, Marcó del Pont y Cosentino, nunca mencionados directamente, reaparecerían más tarde, como destinatarios de una de las frases más fuertes del discurso de la vicepresidenta. Fue cuando aludió a la discusión en el Congreso sobre el secreto bancario, bursátil y fiscal y las “resistencias y miedos” de algunos funcionarios del Banco Central, la Comisión Nacional de Valores y la AFIP para dar ese debate. “Los que tienen la sartén por el mango están de fiesta, muchachos. Este es un Estado estúpido. Un Estado donde no se articula la información que tiene el Banco Central, con la CNV y la AFIP para desarticular la estafa. ¡Porque han estafado a la Argentina y todos tienen miedo!”, advirtió. “No hay voluntad ni actitud para cambiar las cosas”, remató.
Sergio Massa
El titular de la Cámara de Diputados, rozado en esa frase sobre el secreto bancario, fue apuntado menos disimuladamente en la línea anterior del discurso, cuando Cristina Kirchner remarcó que el proyecto de ley para destinar al pago de la deuda un fondo creado con el blanqueo de capitales en el exterior fue aprobado por el Senado, pero no por la Cámara baja. “Pero claro, nadie la quiere aprobar. En Diputados digo, porque en el Senado obtuvo media sanción”, deslizó.
Carlos Rosenkrantz, jueces y fiscales
Siguiendo el hilo de la pérdida de reservas por las importaciones, la vicepresidenta apuntó contra el Poder Judicial. “¿Quiénes han aparecido también en el mundo de las importaciones? Los jueces y los fiscales. Entre enero de 2021 y marzo de 2022 salieron del país 1847 millones de dólares de importaciones autorizadas por jueces y fiscales, con amparos. Más de 6500 expedientes judiciales con amparos”, dijo.
Fue entonces que dirigió un dardo al vicepresidente de la Corte Suprema, Carlos Rosenkrantz, quien en una conferencia en Chile señaló que no hay recursos suficientes para sostener que detrás de cada necesidad existe un derecho. “Ven –dijo Cristina, mirando a Hugo Yasky, que minutos antes había recordado al juez de la Corte–, esos jueces no siguen la doctrina de Rosenkrantz: donde hay una necesidad de dólares, allí habrá un juez y un fiscal para darles dólares a los importadores. ¿Vieron? Si las necesidades son del pueblo, no hay derecho, ni Justicia. Si la necesidad es de los poderosos, hay jueces, fiscales, defensores, lo que haya”. Poco después, reafirmaría su decisión de hablar de un “partido judicial” y no de un Poder Judicial.
Claudio Moroni
El ministro de Trabajo, que junto al renunciado Kulfas y el titular de Economía, Martín Guzmán, comparte el podio de funcionarios señalados por el kirchnerismo, también recibió un dardo sin nombre y apellido. O más bien, con el nombre y apellido del ministro de Trabajo de Néstor y Cristina Kirchner, Carlos Tomada, actual embajador en México. “Sí, gran ministro de Trabajo, extraordinario ministro de Trabajo”, lo celebró la vicepresidenta.
Movimiento Evita
Fue otro de los grandes apuntados por la vicepresidenta. “Con esta desocupación debería haber menos planes. El Estado nacional debe recuperar el control y la auditoría de los planes, que no pueden seguir tercerizadas”, planteó en una crítica al Movimiento Evita, que una franja importante de los planes de cooperativas. “Eso no es peronismo. No es depender de un dirigente barrial para que me dé el alta o la baja. Y sobre todo las mujeres, que son las más explotadas, las más basureadas”, continuó Cristina Kirchner, para rematar, y despejar cualquier duda sobre el destinatario de su frase: “Si Evita los viera, mamita…”.
Mauricio Macri y Cambiemos
Un clásico de los discursos del oficialismo, Mauricio Macri y la gestión de Cambiemos también recibió críticas. Es importante saber que la inflación es producto de la evasión y el endeudamiento. Porque acá los dólares no se fabrican. La ultrainflación es producto del endeudamiento criminal del macrismo”, dijo la vicepresidenta.