Milei, al tomar la palabra, alertó sobre el peligro que enfrenta Occidente debido al avance del socialismo, especialmente en sectores del establishment económico y en la dirigencia. Con matices en su voz, enfatizó que «el socialismo es un modelo empobrecedor que ha fracasado» y transmitió un mensaje contundente: «El Estado no es la solución, sino el problema en sí mismo».
Previo al inicio de su discurso, el líder libertario se colocó sus característicos lentes redondos y advirtió desde el principio: «Hoy estoy aquí para decirles que Occidente está en peligro porque aquellos que supuestamente deben defender los valores se encuentran cooptados por una visión del mundo que inexorablemente conduce al socialismo y a la pobreza».
Milei argumentó que los líderes mundiales han abandonado las ideas de la libertad para abrazar diversas formas de colectivismo, una dicotomía que atravesó toda su presentación. Señaló que algunos lo hacen por el deseo de ayudar al prójimo, mientras que otros buscan «pertenecer a una casta privilegiada».
«Estamos aquí para afirmar que los experimentos colectivistas nunca son la solución a los problemas de los ciudadanos, sino su causa. Créanme, nadie mejor que nosotros para dar testimonio de estas cuestiones», afirmó.
Realizó un repaso histórico para respaldar la idea de que el capitalismo de libre empresa ha reducido la pobreza en el mundo desde el 1800 hasta hoy, concluyendo que «lejos de ser la causa, el capitalismo de libre empresa es la única herramienta para poner fin al hambre, la pobreza y la indigencia. La evidencia es incuestionable».
Milei criticó a la izquierda por cuestionar este modelo y considerarlo injusto, argumentando que el colectivismo es una «idea violenta» porque el Estado se financia mediante impuestos coercitivos. Además, interpeló al auditorio al preguntar si alguien paga impuestos de manera voluntaria, destacando que un Estado con mayor carga tributaria implica mayor coacción y menor libertad, a pesar de las medidas adoptadas en la primera etapa de su gobierno.
La alocución del mandatario tuvo primero una cálida recibida del titular ejecutivo del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, quien no solo lo felicitó al dirigente por la elección sino también a su hermana, Karina Milei, actual secretaria general de la Presidencia, por “manejar” la campaña. “Introdujiste un nuevo espíritu para la Argentina haciendo que esté más relacionada a la libertad de empresa. Estamos esperando escucharte”, le dijo Schwab al Presidente, que se acercó al estrado.
Antes de comenzar, el líder libertario se colocó sus tradicionales lentes redondos, que también utilizó en los debates presidenciales y cuando salió victorioso en los comicios. Y apenas arrancó advirtió: “Hoy estoy acá para decirles que Occidente está en peligro porque aquellos que supuestamente deben defender los valores se encuentran cooptados por una visión del mundo que inexorablemente conduce al socialismo y a la pobreza”.
En ese sentido consideró que los líderes mundiales abandonaron las ideas de la libertad para volcarse a distintas versiones del colectivismo -una dicotomía que atravesó toda su presentación- y entendió que algunos lo hacen por deseos de querer ayudar al prójimo mientras que otros, por intentar “pertenecer a una casta privilegiada”.
“Nosotros estamos para decirles que los experimentos colectivistas nunca son la solución a los problemas de los ciudadanos, sino que son su causa. Créanme, nadie mejor que nosotros para dar testimonio de estas cuestiones”, indicó. Luego hizo un repaso histórico para justificar que el capitalismo de libre empresa terminó desde 1800 hasta estos días con el 90% de la pobreza en el mundo. “La conclusión: lejos de ser la causa, el capitalismo de libre empresa es la única herramienta para terminar con el hambre, la pobreza y la indigencia. La evidencia es incuestionable”, resumió.
Entonces Milei arremetió contra la izquierda por cuestionar este modelo y por considerarlo injusto. “Dicen que es malo porque es individualista; y el colectivismo bueno porque es altruista, con la ajena, y bregan por la justicia social”, comentó, en un paralelismo con ideas que ya mostró a nivel local desde la campaña hasta sus primeros días en el Ejecutivo.
Aseguró también que el colectivismo es una “idea violenta” porque el Estado bajo este marco se financia a través de impuestos que se cobran de manera coactiva. “¿O acaso alguno puede decir que los paga de manera voluntaria? El Estado se financia a través de la coacción y, a mayor carga, mayor coacción y menor libertad”, dijo para interpelar al auditorio, pese a que en esta primera etapa de gobierno y anclado en la emergencia aumentó cargas tributarias.
“¿Cómo puede ser que desde la academia se demonice un sistema económico que ha sacado de la pobreza a la población mundial, que es justo y moralmente superior? Gracias al capitalismo el mundo se encuentra en su mejor momento. No hubo nunca un momento de mayor prosperidad. El mundo es más libre, más rico, más pacífico y más próspero”, reflexionó.
Después siguió con comparaciones entre países libres y reprimidos, citó la tradicional frase sobre qué es el liberalismo de su máximo exponente, Alberto Benegas Lynch (hijo), y aseguró que “un empresario exitoso es un héroe”.
Entre todos esos elogios al capitalismo, retomó su idea de que Occidente está en peligro y justificó su afirmación en lo siguiente: “Aquellos países que deberíamos defender el libre mercado y sectores del establishment -algunos por errores y otros por ambición de poder- están socavando los fundamentos, abriendo las puertas al socialismo, condenándonos a la pobreza. Nunca debe olvidarse que el socialismo es un fenómeno empobrecedor que fracasó en todos los países y además asesinó a más de 100 millones de seres humanos”.
Con fuertes cuestionamientos a los pensadores neoclásicos y a la introducción de regulaciones en la economía, remarcó que no existe un “fallo del mercado” y que eso solo es posible si hay intervención estatal en la economía. “Economistas neoclásicos, salgan de la caja. Cuando el modelo falla, no hay que enojarse con la realidad, hay que cambiar el modelo”, marcó, para culparlos por abrirle la puerta al socialismo. “Frente a la demostración teórica de que la intervención del Estado es perjudicial, la solución que propondrán los colectivistas no es mayor libertad, sino mayor regulación hasta que seamos más pobres y todo dependa de un burócrata sentado en una oficina de lujo”, se quejó.
En su alocución de media hora, el Presidente también culpó al socialismo por fogonear una “pelea ridícula entre el hombre y la mujer” y ahondó para arremeter contra los movimientos feministas: “El libertarismo ya establece la igualdad entre los sexos, todos tenemos los mismos derechos otorgados por el creador. Lo único que devino en esta agenda del feminismo radical es en mayor intervención del Estado para entorpecer el crecimiento económico, darle el trabajo a burócratas que no aportaron nada a la sociedad, sea en formato del Ministerio de la Mujer y organismos internacionales dedicados a promover esta agenda”. En ese punto su discurso fue consonante con su gestión, ya que una de las primeras medidas que tomó fue eliminar esa cartera que estuvo a cargo de Ayelén Mazzina hasta el desembarco libertario.
Indicó asimismo Milei que los socialistas plantean otro conflicto al que le restó importancia, el “del hombre contra la naturaleza”, y negó el cambio climático. “Sostienen que los seres humanos dañamos el planeta y que debe ser protegido a toda costa, incluso llegando a abogar por mecanismos de control poblacional o en la agenda sangrienta del aborto. Estas ideas nocivas se han impregnado fuertemente en la sociedad. Lograron esto gracias a la apropiación de los medios de comunicación, de la cultura, universidades y de los organismos internacionales. Este último caso es el más grave porque tienen influencia en las decisiones políticas”, sostuvo al respecto.
Sin embargo, el líder de La Libertad Avanza (LLA) se mostró contento de que cada vez son más los que se atreven a “levantar la voz” ante estas cuestiones y en el último tramo de su intervención pidió combatir esas ideas.
“Llegamos al punto en que con distintos nombres o formas buena parte de las ofertas políticas generalmente aceptadas en la mayoría de los países de Occidente son variantes colectivistas. Ya sea que se declamen comunistas, socialistas, socialdemócratas, demócratas cristianos, neokeynesianos, progresistas, populistas, nacionalistas o globalistas. En el fondo no hay diferencias sustantivas: todas sostienen que el Estado debe dirigir todos los aspecto de la vida de los individuos”, marcó Milei.
Así fue que invitó a los demás países a sumarse a sus ideas, ya que dijo que en la Argentina se conoce “muy bien” el sistema “empobrecedor” porque ya se vivió, en un dardo a las administraciones que lo precedieron. “Desde que decidimos abandonar el modelo de la libertad que nos había hecho ricos estamos atrapados en una espiral descendiente en donde cada día somos más pobres. Un país que a inicios del siglo XX era el país más rico del mundo hoy tiene cerca de 50% de la población por debajo de la pobreza y 10% de indigentes, cuando produce alimentos para 400 millones de seres humanos”, analizó sobre la Argentina.
Criticó entonces que el Estado se queda con 70% de lo producido a nivel local y con el alimento para 280 millones de personas, cuando 5 millones de argentinos no comen. “Estamos acá para alertarlos acerca de lo que puede pasar si los países de Occidente continúan por este camino de servidumbre. El caso argentino es la demostración empírica de que si se adoptan medidas que entorpecen el libre funcionamiento de los mercados, la libre competencia, los sistemas de precios libres, el comercio, si se atenta contra la libertad privada, el único destino posible es la pobreza”, resumió como una advertencia.
Para cerrar, el mandatario les dejó un mensaje a los empresarios de Davos y del resto del planeta. “No se dejen amedrentar, no se entreguen a una clase política que lo único que quiere es perpetuarse en el poder. Ustedes son benefactores sociales, son héroes, son los creadores del período de prosperidad más extraordinario que jamás hayamos vivido. Que nadie les diga que su ambición es inmoral. Si ustedes ganan dinero es porque ofrecen un mejor producto a un mejor precio, contribuyendo al bienestar general”, les dijo. Y apartándose de su discurso, afirmó: “No cedan al avance del Estado. El Estado no es la solución, el Estado es el problema mismo”. Luego retomó: “Ustedes son los verdaderos protagonistas de esta historia y sepan que a partir de hoy cuentan la Argentina con un aliado incondicional”.
Tajante, selló con su tradicional frase “viva la libertad carajo”, con voz ronca.
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