La verdadera Eva Perón representa más un símbolo de la hipocresía populista, que explotó el apoyo de los trabajadores más humildes de Argentina …»

Desmitificando a Evita Perón_ El legado que dejó, junto con Juan Domingo, no es más que una historia de advertencia para otros países de la región
Eva Perón

Hoy se cumple el aniversario de la muerte de Eva Perón, un acontecimiento trágico para quienes no conocen su verdadera historia.

Por: Antonella Marty

Evita, a la que se rinde homenaje en el musical de Broadway, en la popular canción de Madonna “Don’t cry for me, Argentina” e incluso en un nuevo espectáculo de Disney+, suele ser celebrada como defensora de los derechos laborales y de la mujer.

Esposa del coronel Juan Domingo Perón, fue primera dama de Argentina entre 1946 y 1952, y se convirtió en una figura poderosa dentro de los sindicatos argentinos. A través de sus diversas aventuras políticas, Evita se posicionó como una defensora de los pobres, lo que le valió abundantes titulares de prensa y portadas de la revista Time, la cual llegó a llamarla “arco iris argentino” y “mujer del pueblo”.

Pero Evita tiene un lado oscuro que debemos sacar a la luz para romper con el mito. Como mis compatriotas saben muy bien, Perón se unió a uno de los tiranos más crueles de la larga historia de Argentina. El coronel Perón se inspiró en el dictador fascista italiano Benito Mussolini, afirmando que el fascismo italiano “hacía que las organizaciones populares participaran más en la escena política del país y calificándolo de forma de gobierno “eficaz”. Prometiendo “reprimir violentamente” a sus oponentes, el coronel Perón nacionalizó industrias enteras, estableció empresas estatales e impuso políticas de “sustitución de importaciones” que permitieron a su gobierno controlar todo el comercio que entraba y salía de Argentina.

Para crear un monopolio gubernamental, el gobierno de Perón necesitó aplastar la disidencia. Así, el gobierno peronista restringió la libertad de prensa, censuró las críticas de los medios de comunicación y encarceló a los opositores políticos que se atrevían a discrepar. Perón destituyó a los disidentes de sus puestos en el gobierno, los tribunales y las escuelas.

Y no podría haber aplastado la disidencia sin su esposa. “Evita” se encargó de controlar la prensa, interviniendo arbitrariamente en la oficina de prensa del gobierno en aras de la censura. Los Perón pusieron en marcha la Comisión de Investigación de Actividades Antiargentinas, cerrando decenas de periódicos que se negaban a seguir la línea del partido. Denunciaron a sus críticos como “imperialistas extranjeros”, y demandaron a los dos periódicos más importantes de Argentina en ese momento -La Prensa y La Nación- por cuestionar la integridad del gobierno peronista. Ayudó a la causa de los Perón el hecho de que su gobierno controlara todos los suministros de papel prensa, obligando a la sumisión a través del monopolio.

Hoy en día, Evita también es recordada por su promoción del sufragio femenino a finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta. Sin embargo, sus palabras se olvidan con demasiada facilidad:

“Las mujeres no necesitamos pensar, el General lo hace por nosotras. Seremos implacables y fanáticas. No pediremos ni capacidad ni inteligencia. Aquí nadie es dueño de la verdad, nadie más que Perón, y antes de apoyar a un candidato -cualquiera sea su jerarquía- exigiremos un cheque en blanco de lealtad a Perón, que llenaremos con su exterminio cuando no sea lo suficientemente hombre para cumplirlo. Ya estamos entrenados y adoctrinados para enseñar e inculcar al niño que el alma de la patria, antes que las escuelas, la forman las madres argentinas en la cuna, que les enseñamos a amar a Perón antes de bendecir los nombres propios” – Eva Perón

¡Vaya “liberación” de la mujer! La misma campeona contra la riqueza capitalista vestida habitualmente de Christian Dior. Cambiándose cinco o seis veces al día, Evita poseía más de 2.000 trajes, 500 pares de zapatos, 400 sombreros y un baúl lleno de joyas.

La verdadera Eva Perón representa más un símbolo de la hipocresía populista, que explotó el apoyo de los trabajadores más humildes de Argentina con el objetivo de consolidar el poder político para ella y su autoritario marido. El legado que dejan no es más que una historia de advertencia para otros países de la región.

Puede que los musicales de Broadway y las interpretaciones de Madonna perpetúen el mito de Eva Perón, pero los estudiantes de historia deben conocer la verdad sobre Evita, especialmente en la Argentina que dejó.

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