Ernesto Clarens: «Hasta el 2010 le entregué a Muñoz no menos de 30 millones de dólares». Es la suma que el financista de Néstor Kirchner calculó haberle dado al secretario privado de los Kirchner. Infobae accedió al legajo reservado completo con sus declaraciones en la causa de los cuadernos de las coimas K.
Por Mariel Fitz Patrick
A lo largo de cinco declaraciones en busca de ser arrepentido, Ernesto Clarens detalló cómo era la operatoria de recaudación implementada por los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.
Parte de esa declaraciones ya había sido publicadas por este medio pero ahora Infobae accedió al legajo reservado completo de 167 páginas con todos sus dichos. Para poder convertirse en imputado colaborador, brindó detalles del esquema de cobro de coimas pagadas por las empresas de obra pública durante los gobiernos kirchneristas.
En su primera declaración ante el fiscal Carlos Stornelli, el 7 de agosto, Clarens señaló que le llevó «alrededor de 20 o 25 millones de dólares de la recaudación» de las coimas al ex secretario privado del matrimonio, el hoy fallecido Daniel Muñoz. Esa cifra fue su cálculo hasta el 2010, cuando murió Néstor Kirchner. Sin embargo, fue rectificada por Clarens en sus sucesivas declaraciones, en las que aseguró que no habían sido «menos de 30 millones de dólares» que le había entregado al entonces secretario de los ex presidentes.
Este monto mencionado por Clarens no incluye la recaudación de las coimas en el área de energía y de transporte.
Las entregas fueron en el departamento de la calle Juncal, en el barrio porteño de Recoleta. «La dejaban ahí y, según escuché, los viernes con la recaudación de la semana, subían el dinero en un avión y lo llevaban a Río Gallegos, y luego a la casa en El Calafate donde vivían los Kirchner. Me refirió asimismo (por Muñoz) que en la casa de El Calafate había un escondite en el sótano donde guardaban las cosas. Asimismo me manifestó que en ese lugar no se podía estar por el fuerte olor a tinta», afirmó ante Stornelli el financista. Pero esa primera declaración fue considerada insuficiente por el juez Claudio Bonadio y el acuerdo no fue homologado en esa oportunidad.
También precisó que «Muñoz iba en avión, no sé si en el Tango o donde, pero vía aérea seguro. Normalmente se iban los viernes, el destino final era El Calafate, debajo de la casa guardaban el grueso del dinero. Muñoz se quejaba a veces por los montos que llegaba a recaudar por lo escaso de los montos, eran menores porque Vialidad había dejado de pagar en tiempo y forma».
Sobre su rol, Clarens insistió en que no era él quien definía a quien cobrarle, según las obras que habían sido asignadas mediante el sistema de cartelización coordinado por el empresario por Carlos Wagner, a pedido del ex ministro Julio de Vido.
El financista sostuvo que el dinero que recibía de los empresarios lo cambiaba por dólares del mercado blue y «se lo entregaba a Muñoz, en el Hotel Panamericano si el monto era chico». «Pero si era un millón de dólares, por ejemplo, ‘me decía llevalo a Juncal, al departamento'», precisó.
Tras caerse el acuerdo que había firmado con Stornelli el 7 de agosto, Clarens declaró nuevamente el 23 y el 31 de ese mes. También presentó escritos de ampliación donde fue aportando detalles que dijo ir «recordando». Recién su declaración del 8 de septiembre logró ser homologada por Bonadio y así se convirtió en arrepentido, lo que le garantizó su libertad durante el proceso. Eso no le valió sin embargo evitar ser procesado como miembro de una asociación ilícita comandada por los ex presidentes.
En las posteriores declaraciones, Clarens amplió los detalles sobre el dinero trasladado hacia la provincia de Santa Cruz. Dijo que, incluso, había un custodio que resguardaba lo que los Kirchner ocultaban en el subsuelo de su casa en Calafate. «La plata estaba guardada en archivos de oficina. Me parecía una locura pero a Kirchner le gustaba el efectivo, por eso cuando hablan de cuentas en el exterior, me resulta extraño», agregó.
En su defensa, descartó las versiones periodísticas que lo señalaban llevando dinero en su «lancha rápida» y sin controles a Uruguay, donde tenía una casa de fin de semana en Carmelo. Para Clarens, esta idea era descabellada ya que siempre iba los fines de semana con su familia desde hace diez años, y que Buenos Aires era una mejor plaza para operar con efectivo que Montevideo.
A lo largo de sus declaraciones, el financista insistió en que «el dinero era enviado al sur» y que Báez realizó «múltiples adquisiciones de campos, viviendas, comercios». Según entendía, «el dinero de la obra pública no era suficiente para esas adquisiciones y que podría haber tenido otro origen», y «Báez haber actuado como prestanombres presidencial». En ese sentido, aseguró: «Las compras en el sur eran siempre en efectivo. El dinero físicamente se encontraba en el sur».
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