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Juntos por el Cambio se reúne para unificar posturas y evitar un quiebre en la votación del acuerdo con el FMI

En la antesala del debate legislativo sobre el acuerdo que cerró Alberto Fernández con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la conducción de Juntos por el Cambio se reunirá hoy para consensuar posiciones.

Deberá definir cómo votará el entendimiento con el organismo por la deuda. El doble desafío de unificar una posición y cuidar la unidad no resulta sencillo, sobre todo, por la retórica anti-Mauricio Macri que le imprimió la Casa Rosada al texto del proyecto.

“Estamos lejos de encontrar un criterio uniforme”, admiten en el interbloque de JxC en Diputados. Está claro que el acuerdo con el Fondo por el préstamo que contrajo Macri, en 2018, por 44 mil millones de dólares los pone a los referentes del conglomerado opositor frente a una disyuntiva incómoda. Tal vez, reconocen referentes de JxC, el espacio lidie con el dilema más complejo desde su fundación. Si bien en Pro, la UCR y la CC coinciden en la necesidad de evitar un default, persisten las diferencias entre los líderes de la fuerza sobre si deben facilitar la aprobación del pacto en el Congreso o tomar distancia de la discusión y no colaborar con el Gobierno, inmerso en una disputa feroz entre el albertismo y La Cámpora por el alcance de las medidas de ajuste.

¿Deben actuar con “racionalidad” y acompañar al Gobierno, pese a la rebelión de Máximo Kirchner y los ataques a Macri por la deuda? ¿Hasta qué punto pueden tensionar la cuerda para blindarse de eventuales costos políticos por los condicionamientos del acuerdo? ¿El peor escenario es el default? “La discusión no es de fondo, sino de forma”, dice uno de los “halcones”. El debate está cruzado por el intento de las figuras de la oposición de posicionarse en la carrera por la presidencia en 2023.

Hay un punto en el que concuerdan desde Mauricio Macri, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta hasta los radicales Gerardo Morales y Martín Lousteau o Elisa Carrió: el programa que firmó Martín Guzmán con el FMI es “muy malo” y genera una “bomba” o “una trampa” -duros y moderados también se diferencian en la terminología-, en materia de inflación y deuda en pesos, que complicará al próximo gobierno.

La supuesta flexibilidad que exhibió el Fondo en la negociación con Guzmán enerva a los “halcones” -hablan de un staff “laxo” y “peronista”-, quienes consolidaron su postura intransigente frente a las renovadas “provocaciones” del camporismo y del Gobierno, que machacan con una serie de acusaciones contra Macri por la “deuda impagable”. “La Cámpora está jugando al default”, comentan en JxC.

El propio Macri tomó las riendas del debate interno en Pro después de que Fernández lo acusara frente a la Asamblea Legislativa de haber impulsado un “plan de fuga de capitales”. Macri escuchó a varios de los referentes económicos de JxC, pero se alineó con el diagnóstico de Luciano Laspina: “el acuerdo es una bomba que le explotará al próximo gobierno”. Y está obsesionado con que su fuerza lo defienda en la discusión por la deuda. Sabe que recuperó parte de la centralidad en la oposición y busca una reivindicación de su gestión.

Por eso, se fastidia cuando escucha a dirigentes radicales, como Morales, esgrimir que JxC debe colaborar con Fernández ya que el préstamo se tomó durante la gestión de Cambiemos. También, dicen quienes lo visitaron durante los últimos días, le molesta que Carrió y la CC se muestren más preocupados por la pelea entre el Presidente y Cristina Kirchner que por las consecuencias del plan que selló Guzmán con el Fondo.

Atento a la interna en la cima del Frente de Todos, Macri está convencido de que el Ejecutivo tiene las herramientas para evitar una cesación de pagos. Incluso, dicen en su entorno, Fernández podría derogar la ley y sacar un DNU en caso de que naufrague el acuerdo en el Congreso. El exmandatario, quien avaló la retirada de Pro en la apertura de sesiones ordinarias, considera que el oficialismo tiene el deber de recolectar los votos y alinear su tropa, más que exigir responsabilidad a la oposición.

Macri se mostró hiperactivo en el debate interno en JxC sobre cómo pararse frente al principio de acuerdo con el FMI. El fin de semana pasado jugó al pádel con Rogelio Frigerio y citó en Los Abrojos a Laspina, Lousteau, Martín Tetaz y Ricardo López Murphy. Esta semana, recibió en su casa al nuevo embajador de EE.UU. en la Argentina, Marc Stanley, con quien habló sobre la crisis económica y la invasión de Rusia a Ucrania. En el Gobierno interpretaron el gesto de Stanley, en pleno cierre de la negociación con el FMI, como un llamado de atención de la Casa Blanca a Fernández, por su errático posicionamiento frente a la guerra, pero el encuentro entre Macri y el diplomático estadounidense estaba agendado hace varias semanas.

En el entorno del exmandatario leyeron la visita de Stanley como un reconocimiento al liderazgo de Macri dentro de la oposición. “No eligió un lugar neutral, lo fue a ver a la casa”, apuntan cerca del fundador de Pro. Sus laderos no dudan de que el exmandatario incrementó su influencia en JxC durante los últimos meses. De hecho, Morales almorzó con Macri el jueves. Discutieron sobre la “bomba” que heredará el próximo gobierno, pero el jujeño mantuvo su postura: el acuerdo es el mal menor y el default dejaría en terapia intensiva a la economía.

El martes, cuando ofició de anfitrión de la cumbre de la cúpula de Pro en su vivienda de Acassuso, Macri presenció un contrapunto entre Bullrich y Larreta. En sintonía con el planteo de Hernán Lacunza, el asesor económico más influyente entre las “palomas”, el alcalde alertó que el default sería el peor escenario para la economía. “Terminemos con esa mentira. Una vez que se firma el acuerdo, no hay default”, replicó la titular de Pro.

Larreta se involucró durante las últimas horas en la discusión por la deuda. Junto con Diego Santilli y Lacunza, busca un camino alternativo para evitar el default. Es consciente de que el programa que firmó el Gobierno complicará las chances de la próxima administración en 2023, pero le preocupa el impacto de un default. Un estallido, dicen en el larretismo, pondría en jaque a toda la dirigencia política.

Por estas horas, la duda en el macrismo es cómo votar en general el proyecto: ¿abstención, a favor o en contra? “El Pro se va a ordenar en la mesa nacional”, confía una de las espadas legislativas del partido.

Morales también juega fuerte. Ayer, rodeado de los caciques de la UCR en la fiesta de la vendimia en Mendoza, insistió en que la oposición debe tener una “actitud responsable” y acompañar al Gobierno. Se inclina por votar a favor, pero rechazar el artículo 2°, que contiene las medidas de ajuste. Sin embargo, varios integrantes del bloque que conduce Mario Negri se inclinan por abstenerse.

Lousteau, en cambio, cree que no es posible desdoblar la ley a la hora de votar: su espacio sostiene que el acuerdo se aprueba de forma integral. Y anticipan que podrían votar en contra si el programa muestra inconsistencias. Es más, Rodrigo de Loredo, jefe de bloque Evolución Radical, advirtió que el proyecto del Gobierno “propone disminuir el déficit aumentando impuestos”.

“Lo hicieron nomás. Proponen disminuir el déficit aumentando impuestos. Carentes de ideas y gestión acuden a apretar aún más al sector privado para financiar al público”, lanzó De Loredo.

Carrió monitorea la discusión desde su chacra en Exaltación de la Cruz. Preocupada por un estallido económico, advierte a sus socios que la “historia se juega ahora”, no en 2023. Por eso, aboga por un acuerdo para que el Congreso le dé la herramienta al Gobierno para evitar el default. Le inquietan los discursos extremistas del macrismo y del kirchnerismo. “No se puede jugar a cuanto peor, mejor”, advierte. Hoy, a las 19.30, los jefes de JxC se reunirán vía Zoom para consensuar una postura. “Votar diferente no puede ser un motivo de divorcio”, avisan desde Pro.

Las distintas posiciones en JxC

Pro, frente a un dilema incómodo

La retórica anti-Macri que le imprimió Fernández al debate legislativo por la deuda avivó la pelea entre “halcones” y “palomas”. El Pro rechaza el programa económico que cerró Martín Guzmán y no quiere darle un cheque en blanco al Gobierno, pero habilitaría el financiamiento.

Diferencias entre Morales y Lousteau

El jefe de la UCR, Gerardo Morales, pide acompañar al Gobierno para evitar un default, pero rechazar el artículo que contiene las medidas de ajuste. Martín Lousteau dice que no es posible desdoblar el acuerdo y podría rechazar el proyecto.

La premisa de Carrió

Inquieta por la situación económica, Carrió aboga por autorizar al Gobierno a tomar una nueva deuda, para impedir un default. Rechaza los discursos extremistas del macrismo y del kirchernismo. “Nosotros no especulamos”, dicen en la CC.

Por: Matías Moreno

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