Por Silvia Giacoppo*
La situación vivida en estos últimos días en la provincia de Jujuy nos obliga a mirar con detenimiento que hizo que llegáramos a ese punto. Veamos con detenimiento, entonces, el camino hasta hoy.
La Constitución de Jujuy necesitaba ser reformada para poder estar a la altura de las demandas sociales en estos nuevos tiempos, pero se han difundido noticias falsas, rumores y datos erróneos acerca de lo que dice esa reforma y acerca de su tratamiento y aprobación.
No hubo tratamiento “exprés” como se pretendió instalar ya que la ley de necesidad de reforma se votó en septiembre de 2022 y la convocatoria conformar la asamblea constituyente fue formulada en noviembre de 2022. La campaña para las elecciones provinciales del 7 de mayo, en la que se elegían los representantes para la asamblea, tuvo como eje central la reforma. Nadie que viva en Jujuy puede decir que los sorprendió el tema ya que siempre se comunicó cuáles eran los puntos por tratar en la reforma de la Constitución. Una Constitución que no viene a quitar derechos, viene a ampliar y a hacer más ordenada la convivencia.
Se convocó a todos los sectores y se hicieron las consultas pertinentes con la participación de más de 300 comunidades originarias durante todo el proceso, transformándose -Jujuy- en la única provincia que reconoce en su Constitución los derechos indígenas, respetando propiedad a la tierra, cultura y saberes ancestrales.
Esta nueva Constitución no puede ir en contra de derechos previamente existentes, ¿a quien se le puede ocurrir eso? Y, por si quedaran dudas, fue votada por unanimidad por los convencionales presentes en sesión de la Convención.
Ahora bien, ¿que sucedió entonces? ¿Cómo llegamos a esa violencia en nuestras calles y rutas?
Todo comenzó con la lucha genuina por mejoras salariales de los docentes y reclamos legítimos planteados por comunidades que, sectores radicalizados, desvirtuaron confundiendo a la sociedad al mezclarla con los temas de la reforma de la Constitución provincial. Y es allí donde la mezquindad política de algunos dirigentes de izquierda y del gobierno nacional provocaron el caos.
El kirchnerismo, que defiende a Milagro Sala -condenada por corrupción y actos de violencia- agitó el caos desde los días previos con gente que no es de la provincia y enrareciendo el clima social. Muchas de las imágenes que hemos visto tienen el sello de Milagro Sala y nos trajo espantosos recuerdos de un pasado que creíamos olvidado. Intentaron vulnerar las instituciones. No lo minimicemos. No podemos permitir que vuelvan esos sectores que quieren la violencia y el conflicto. Jujuy eligió la paz hace varios años y así queremos que siga siendo.
La nueva Constitución está disponible para que todos pueda leerla e informarse. No hay espacios para la confusión. Los violentos que atentan contra las instituciones, la libre circulación y la integridad de los ciudadanos deben hacerse cargo de sus actos.
*Senadora nacional por Jujuy (UCR)