En este sentido, asumieron el compromiso de “colaborar y trabajar” conjuntamente en materia de “ayuda humanitaria y la potencial acogida de quienes hoy escapan de su país ante las devastadoras consecuencias de la invasión rusa».
En otro tramo de la misiva dirigida en tal sentido al canciller Cafiero, advirtieron que en dos semanas de conflicto hay más de 2 millones de refugiados, número que se prevé se duplicará en julio próximo, proyección que permite considerar que “esta crisis tiene el potencial de ser una de las peores en la historia reciente”.
Tras resaltar que el mundo está ante una “crisis humanitaria de escala global”, observaron que en Argentina reside “una importante comunidad de ciudadanos y descendientes” de ese país, que compone la séptima mayor diáspora de ucranianos en el mundo. Por esta razón, estimaron que “es una situación que nos compete, no sólo por la empatía con aquellos en situaciones de vulnerabilidad y su relevancia global, sino también dentro de nuestra sociedad”.
Recordaron que Argentina tuvo históricamente una política migratoria de “puertas abiertas” en base al preámbulo de la Constitución Nacional y una tradición de respeto a los derechos humanos. “Celebramos que ésta no sea la excepción”, apuntaron y recalcaron que el país “tiene la posibilidad de colaborar en un problema humanitario global”, entendiendo que ese esfuerzo “debe darse más allá de la filiación política de los gobiernos”.
Indicaron que las distintas jurisdicciones tenemos programas en coordinación con ACNUR y/o la sociedad civil para asistir a los miles de refugiados y solicitantes de la condición de refugiado que viven en nuestro país. Esa asistencia incluye desde contribuir con alimentos y elementos de higiene en situaciones de emergencia, hasta la apertura de cuentas bancarias y clases de idiomas.