La crisis en la UCR se desató cuando el partido se alistaba para disputarle el liderazgo de Juntos por el Cambio a Pro.
Por: Matías Moreno
LA NACION
Detrás del telón de la riña por el reparto de cargos en el Congreso, que derivó en la fractura del bloque radical en Diputados, subyace la disputa entre las facciones del jujeño Gerardo Morales, jerarca del ala tradicional, y del porteño Martín Lousteau, un outsider entre sus correligionarios, por la conducción del partido y los posicionamientos con miras a 2023.
1) Cargos en el Congreso
La Cámara baja fue el epicentro del conflicto. Emiliano Yacobitti, principal ladero de Lousteau, buscó desplazar a Mario Negri, aliado de Gerardo Morales, de la jefatura del bloque radical. Yacobitti argumentó que la UCR debía darle un mayor protagonismo a las nuevas figuras que emergieron de las legislativas y que podrían competir por gobernaciones en 2023, como Rodrigo De Loredo, quien superó por amplio margen a Negri en la interna cordobesa. Para frenar la embestida de los rebeldes, Negri exhibió su “papeleta”: se jactó de haber reunido el apoyo de la mayoría de los integrantes de la bancada para seguir al frente de la conducción. Ante el traspié en la votación, Yacobitti y Lousteau redoblaron la apuesta: con el apoyo de más de diez diputados, crearon Evolución Radical, que preside De Loredo.
La jugada enfureció a Morales, quien dijo que Lousteau busca “debilitar” a la UCR para entregarle el partido a Horacio Rodríguez Larreta, socio del economista en la Capital. “No tienen sentido de la oportunidad ni ética de la derrota. Ya tenían decidido romper”, espetaron cerca de Negri. La fractura también molestó a Alfredo Cornejo, titular del partido, quien buscó mantener la paz entre las facciones. Aislado, Lousteau acusó a sus rivales de “obturar los liderazgos emergentes” y de priorizar “salvar los privilegios” antes que “pensar en construir mayorías”. Ocurrió luego de que sus retadores lo corrieran de la vicepresidencia del Senado y designaran en su lugar a Carolina Losada (Santa Fe). “Después de años de maltrato y soberbia, Martín cosechó lo que sembró”, dice un alfil histórico de la UCR. “La renovación siempre empieza en minoría. Nos tratan de aislar desde 2017″, replican desde Evolución.
2) La conducción del partido
La UCR renovará sus autoridades el viernes bajo un clima de máxima tensión. Tras la batalla por los cargos en el Congreso, Morales es el único candidato que quedó en pie para suceder a Cornejo. Si bien el sector de Lousteau había coqueteado con la idea de pelear por la conducción del partido, los armadores del economista buscarán debatir y negociar una lista de unidad con Morales, quien sumó el respaldo de Gustavo Valdés (Corrientes). Incluso, coinciden fuentes radicales, Enrique “Coti” Nosiglia, padrino político de Lousteau y Yacobitti, intentó poner paños fríos tras la fractura. Cornejo, quien orbitaba cerca de Lousteau, buscó hacer equilibrio y abogó por la unidad. Hay delegados con mandatos prorrogados en cuatro provincias, por lo que en la cúpula del partido temen eventuales cuestionamientos en la Justicia a la realización de los comicios.
La pulseada entre Morales y Lousteau por la conducción de la UCR está plagada de pases de factura, resquemores y cruce de acusaciones. El ala tradicional acusa al sector de Lousteau por los incidentes en la elección de la nueva presidenta de la Juventud Radical y por haber judicializado las internas en Córdoba y Buenos Aires.
Tras la pelea con Morales, Lousteau buscará darle una mayor “organicidad” a su fuerza, Evolución, y apostará a expandirla por el interior del país.
3) Perfil y rol en JxC
Ambos sectores son críticos de la gestión de Mauricio Macri y quieren fortalecer a la UCR para disputarle el liderazgo de JxC a Pro, pero no logran unificar posturas sobre quiénes deben estar al frente de la nueva etapa. Lousteau pide que los caciques de la vieja guardia se corran para darle visibilidad a la “renovación”. Entiende que sus pares están “cómodos” con cargos menores y no ambicionan lugares de gestión. Para contrarrestar ese argumento, Morales le enrostra a su rival que cuenta con el apoyo de nuevas figuras radicales, como Facundo Manes y Losada, y de Valdés, reelecto en Corrientes por amplio margen. El jujeño pretende que la UCR deje de ser “furgón de cola” de Pro y tenga un candidato a presidente competitivo en 2023. Tras asumir su cargo, buscará rediseñar la mesa nacional de la coalición. A su vez, quiere sumar a sectores del PJ no kirchneristas.
Lousteau insiste en la necesidad de llevar a JxC hacia el centro. Por esa razón, pretende incorporar “identidades” para recuperar a los “defraudados” con Macri. Piensa en Pablo Javkin, entre otros, y rechaza de plano sumar a los libertarios. En paralelo, aspira a que JxC deje de tener “una visión muy porteño céntrica”.
4) El vínculo con aliados
Como ocurrió con Macri, fundador de Pro, en la era Cambiemos, Larreta es ahora quien divide aguas en la UCR. Mientras Lousteau afianzó su alianza con el alcalde en la Capital, Morales apunta sus dardos contra Larreta: lo acusa de entrometerse en la interna radical para fortalecer su proyecto presidencial. De hecho, a Morales le fastidió que el jefe porteño haya hecho campaña en el interior junto a Lousteau, quien anhela gobernar la Ciudad, o que les conceda cargos en su Gabinete a los alfiles del economista. Receloso de ese vínculo, suele ponderar a Patricia Bullrich. La tropa de Lousteau, en tanto, entiende que Morales es funcional al Gobierno -sospechan de las ausencias de sus legisladores en el Congreso en votaciones clave para la Casa Rosada- y que pergeña una alianza con Sergio Massa.
Elisa Carrió es otro factor de tensión en el tablero radical. La líder de la CC ataca a Yacobitti y Lousteau, por sus estrechos lazos con Nosiglia. También apunta contra Cornejo. En cambio, Lilita, quien recompuso su relación con Morales, es aliada de Negri. Su apoyo al cordobés para que continúe como jefe del interbloque de JxC genera ruidos en las filas radicales. “Negri es funcional a Morales y Carrió”, dicen en el entorno de Yacobitti.
5) La pulseada por 2023
La interna por el liderazgo de la UCR complica el principal objetivo que se habían trazado los jerarcas del partido tras las elecciones: encolumnar al radicalismo detrás de un candidato para pelear por la presidencia en 2023. En el universo radical hay varios aspirantes: Morales, Manes o Cornejo. Incluso en esa lista también anotan a Lousteau y Valdés. Tras el triunfo electoral de JxC, la UCR se sentía revitalizada para rediscutir su rol en la coalición por dos motivos. Por un lado, ganó en los bastiones propios (Mendoza, Corrientes y Jujuy) y tuvo una buena performance en los principales distritos electorales del país. Y, a su vez, logró exhibir a postulantes competitivos, como Manes, Losada o De Loredo. El estallido de la interna frenó la avanzada radical. “Esto nos desperfila”, dicen en la cúpula de la UCR.
Matías Moreno