“Ya está, no hay número para cambiar nada, no va a salir”. La frase, terminante, salió muy cerca del presidente Alberto Fernández minutos después que la portavoz, Gabriela Cerruti, afirmara en conferencia de prensa que la normativa sobre las elecciones primarias (PASO) “está vigente y es una buena ley”.
Cerruti descartó de ese modo que el jefe del Estado pueda ceder a la “sugerencia” de sectores del kirchnerismo y el massismo para armar una “mesa de diálogo” y discutir allí la continuidad del cronograma electoral vigente, que prevé las PASO para el 13 de agosto próximo.
“El Gobierno sostiene que hay una ley vigente, es una buena ley. El proceso de convocatoria a las PASO, está en marcha porque es el año que viene. Es una buena ley que implica más democracia, más participación. Es una ley que acompañamos en el momento en que fue votada y nos parece que en un momento en el cual muchos actores políticos están intentando generar situaciones antipolíticas o el descreimiento de la gente de la política; cuanto más discusión y participación haya, mejor es”, abundó la portavoz en la conferencia de prensa semanal que brinda desde la Casa Rosada.
Las declaraciones de Cerruti se suman a las del diputado Leandro Santoro, una de las espadas albertistas en la Cámara baja. “No van a alcanzar los números en el recinto para discutirlo, por lo cual la discusión es al pedo”, afirmó el legislador en diálogo con el periodista Ramón Indart.
Cerca del Presidente interpretan que los números para dar el debate legislativo no están a pesar de las presiones del kirchnerismo y Sergio Massa por revisar las PASO. Cuentan entre los rechazos a una reformal electoral al puñado de votos de legisladores del Frente de Todos que tributan a la Casa Rosada (serían 10 sobre 118, aproximadamente), al bloque de Juntos por el Cambio, a los libertarios de Javier Milei y a la izquierda dura, que por distintas razones también se niegam a discutir modificaciones al cronograma electoral. “Y algunos de La Cámpora que quieren competir en sus distritos tampoco quieren”, retrucó otro referente cercano a Fernández, que sueña con una eventual reelección.
Más allá de la intención del Presidente de incorporar a la discusión el proyecto de renta inesperada, enviado por el exministro de Economía Martín Guzmán y parado en el Congreso desde junio, las PASO generan hoy por hoy los principales cortocircuitos entre albertistas y la alianza táctica que hoy conforman el cristinismo y Massa, interesado en capitalizar una eventual mejora de la economía el año que viene y con una posición de oposición a las PASO que desempolvó en las últimas horas.
“El Presidente en todo caso tiene que llamar a la mesa política del Frente de Todos para fijar una única posición. No lo digo desde la cosa imperativa, lo digo desde la cosa inteligente. Hay cosas que en la coalición las tenemos que discutir cara a cara en una mesa, a puertas cerradas”, consideró Massa hace dos días a El Destape, con un argumento parecido al que esgrimiera horas antes el ministro del Interior, Eduardo de Pedro.
“La última palabra la tiene el Presidente”
Pero Fernández, vía Cerruti, le cerró la puerta a los pedidos, al menos por el momento. “No está emperrado. Sí firme en sus convicciones y demostrando que la última palabra la tiene él”, afirmó a LA NACION otro funcionario con despacho en la Casa Rosada, lejos del kirchnerismo duro y del massismo. “Los procesos electorales deben ser debidamente respetados”, repitió el Presidente en Brasil, junto al flamante presidente Luiz Inacio Lula da Silva, en una frase de apoyo al líder del PT pero que sirve, y muy bien, para describir su postura en ese tema.
“Alberto decidió no facilitarle a Cristina la resolución de los problemas políticos. Va a sostener la idea de su reelección hasta el final. Si no lo hiciera estaría peor que ahora”, evaluó un analista que circula por despachos importantes de Balcarce 50. La discusión de la renta inesperada se inscribe en otro desafío del Presidente a los sectores que le reclaman mayores fondos para los más necesitados en el país. “Los votos se consiguen”, contestó Cerruti cuando LA NACION le recordó que el proyecto ya mereció el rechazo de la oposición en la Cámara baja al momento de ser presentado.
Desde el cristinismo intentaron, de todos modos, bajarle el tono a la discusión. “Si Cristina tuviera una postura clara con respecto al tema, ya la hubiese manifestado. Como todos, debe estar evaluando la conveniencia de quitarlas o no”, comentaron cerca de un alto dirigente camporista con funciones ejecutivas. Sin embargo, distintos dirigentes de ese espacio también sospechan que el Presidente quiere sostener las PASO para intentar ir, en 2023 y aún con los datos desfavorables que surgen de las encuestas de opinión, por su reelección en el cargo.
Jaime Rosemberg
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