En medio del debate sobre la denominada ley «Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos», el presidente Javier Milei expresó su confianza en que el extenso proyecto de reformas obtendrá respaldo legislativo.
«Los números están a nuestro favor para que todo transcurra según lo previsto; creemos que saldrá todo adelante. Puede haber secuencias, pero lo superaremos», afirmó en declaraciones a radio La Red.
A pesar de su optimismo, el mandatario subrayó durante la entrevista que la única incertidumbre sobre la implementación de cambios sustanciales radica en si la dirigencia política está a la altura de una transformación tan positiva para el país.
Cuando se le preguntó sobre el papel de la oposición y posibles intenciones desestabilizadoras, Milei comentó: «Observaremos sus acciones. Nosotros trabajamos para revitalizar el país y promover su crecimiento. Aspiro a que Argentina se encamine hacia un crecimiento que la convierta en una potencia mundial en los próximos 35 años, con mejoras significativas en los primeros 15 años. La alternativa es caer en la miseria».
Para respaldar su análisis, señaló: «Nos eligieron para poner en orden la economía argentina y lo lograremos. Las encuestas y la evaluación de la gestión respaldan nuestra labor. Hemos asumido un compromiso con la población, hemos fijado un rumbo y lo estamos cumpliendo».
La cuestión de la inflación también fue objeto de análisis, y el presidente ofreció un pronóstico crudo antes de conocer los datos de diciembre. Advirtió que aunque se espera un período con cifras alarmantes, el siguiente paso será la disminución de la inflación.
Milei afirmó que el respaldo de los votantes se mantiene debido a la conciencia de la herencia desastrosa y la comprensión de que se necesita pasar por dificultades para normalizar la situación. Destacó que, a diferencia de etapas anteriores, esta vez se detuvo el deterioro, se realizó un cambio drástico y se avanzó en la dirección correcta.
En cuanto al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, Milei destacó la rapidez de la negociación, atribuyéndola a la iniciativa presidencial y a un programa de ajuste más riguroso que el propuesto por el FMI. Criticó a aquellos que cuestionaban el programa, considerando sus dudas como problemas de celos y resentimiento.
