Luego del renunciamiento del ex presidente, el Frente de Todos se prepara para dirimir las profundas diferencias en una interna abierta. “Wado” de Pedro se posiciona como el candidato K. El plan B llamado Axel Kicillof
Por: Joaquín Múgica Díaz
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La decisión de Mauricio Macri de renunciar a una posible candidatura presidencial tuvo un impacto que traspasó los limites de Juntos por el Cambio. El renunciamiento del ex presidente reafirmó las PASO dentro de la coalición opositora. Sin él en la cancha, la discusión electoral se encamina a dirimirse en una potente interna protagonizada por Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich.
En el Frente de Todos hace tiempo que la mayoría de los dirigentes sostienen, en sintonía con el pedido que hizo Alberto Fernández hace un año y medio, que si en la vereda de enfrente hay PASO, en el peronismo también tiene que haber. Entienden que es una forma de ser más competitivos, de ampliar la oferta electoral y de darle volumen político a la discusión interna.
Después de la decisión de Macri, esa idea se instaló con más fuerza dentro del peronismo. Dentro de un escenario electoral plagado de incertidumbre, en el oficialismo se consolida la idea de que las diferencias se deben dirimir en las elecciones primarias. Que esa competencia es necesaria para sintetizar las distintas miradas de una coalición que está sumergida en una interna interminable.
El sector de la coalición que siempre se resistió más a esa idea fue el kirchnerismo. Esa resistencia se desbloqueó en los últimos días con las expresiones públicas de dos de los mayores exponentes que tiene el espacio político. El ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro y el diputado nacional Máximo Kirchner abrieron las puertas a unas PASO.
“Si alguien se enoja, vamos a elecciones y la sociedad define”, aseguró el líder de La Cámpora durante la marcha que encabezó el 24 de marzo. Algunos días antes, durante una entrevista radial, De Pedro afirmó: “Todo indica que vamos a ir a una PASO donde cada sector presente sus candidatos”.
Ambos dirigentes tienen peso específico y una característica distintiva que es decodificada con rapidez en el peronismo. Cuando ellos hablan, también está hablando Cristina Kirchner. La confirmación de las PASO le pone un límite al operativo clamor que el propio kirchnerismo incentiva. En el universo del Frente de Todos se sabe que si la candidata a la presidencia es CFK, no hay competencia contra ella. Es inviable. Aún queda en suspenso una posible candidatura como senadora nacional por Buenos Aires.
A la decisión de aceptar la propuesta de dirimir las diferencias en unas PASO, se sumaron otras dos definiciones de Máximo Kirchner y “Wado” de Pedro sobre el futuro electoral de la Vicepresidenta. Cuando el tema se coló en la mesa nacional que se llevó a cabo en el PJ el 16 de febrero, el líder camporista fue claro y contundente: “Conozco el personaje y cuando dice algo es difícil que cambie”.
Ayer el ministro del Interior reafirmó esa idea pero públicamente. Durante una entrevista con CNN radio afirmó: “Cristina es una de las pocas dirigentes políticas que dice lo que piensa y hace lo que dice”. Una señal más que clara de que la Vicepresidenta cumplirá con su palabra y no será candidata a nada, tal como lo expresó el día que fue condenada en la causa Vialidad.
¿Entonces, para qué incentiva la propia Cristina Kirchner el operativo clamor? En la alianza oficialista nadie tiene dudas que es para juntar la mayor cantidad de poder posible, mostrar el volumen de adhesión que tiene y utilizarlo en el momento en que se deban negociar las listas. Un funcionario kirchnerista lo dejó bien claro. “El operativo clamor es para mostrar quién es la que tiene los votos”, sostuvo.
Un importante ministro nacional ensayó una explicación más extensa. “La proscripción no acumula poder. Lo que acumula es Cristina candidata. Por eso ella será candidata hasta el último día. Empezó a construir un armado político que la va a tener a ella un día como candidata y otro como conductora. ¿El objetivo? Vaciar el albertismo completamente”, advirtió.
Más allá de las declaraciones, Cristina Kirchner sigue manteniendo la incógnita sobre su futuro. Abre la puerta con frases ambiguas que enloquecen a los kirchneristas más duros. Pero, al mismo tiempo, deja que los dirigentes más cercanos a ella aseguren que cumplirá con su palabra y no será candidata en las próximas elecciones.
En ese contexto, “Wado” de Pedro acelera sus movimientos como candidato presidencial. Acepta entrevistas en los medios con más frecuencia y brinda definiciones políticas consistentes. Una de ellas fue el guiño que le hizo al sector agropecuario, que mantiene una relación tensa con el kirchnerismo desde el 2008 a esta parte.
“Soy productor agropecuario. Cuando lo conocí a Néstor Kirchner me pidió que arme la juventud de productores agropecuarios de la Argentina. Es parte de mi identidad y de mi esencia. No existe un proyecto económico, de país sin el campo”, explicó. Una expresión de ese estilo, proveniente de un dirigente que integra la mesa chica de La Cámpora, es un retrato del pragmatismo que ostenta. Particularmente en este tiempo previo a las elecciones.
En el entorno de De Pedro aceptan que el ministro ha subido el perfil, pero sostienen que en ningún momento confirmó su precandidatura presidencial. También aclaran que la decisión de exponerse con más frecuencia tiene el aval de Cristina Kirchner. En definitiva, la Vicepresidenta le abrió paso a uno de sus dirigentes predilectos para que camine el país y se muestre como un potencial candidato a presidente.
En el Frente de Todos ven al ministro como un candidato que tiene mucho margen para crecer, pero al que le falta volumen para competir en estos comicios. “Wado no mide y la gente no lo conoce”, sentenció un importante funcionario nacional. Sin embargo, el ministro se proyecta, cada vez con más firmeza, como la posible expresión del kirchnerismo en las PASO.
Existe también un plan B. En el ala K de la coalición advierten que el nombre propio que más mide en las encuestas es el del gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, quien hace tiempo que suena como una opción viable para competir por la presidencia. ¿El motivo? El resto de los candidatos del peronismo, salvo CFK, miden menos que él. Sobre todo en suelo bonaerense, el lugar clave para ganar una elección nacional.
Kicillof resiste los pedidos de una candidatura nacional. Quiere competir por la reelección y su equipo está trabajando para cumplir ese objetivo. “Hoy juntamos votos en la provincia para la reelección de Axel y para que el kirchnerismo gane la elección nacional”, explicó un estrecho colaborador del Gobernador.
Un funcionario nacional que conoce los pormenores del mundo K hizo una reflexión que se repite en diferentes terminales peronistas. “Si perdemos la elección nacional, Axel te puedo asegurar retener la provincia. No tiene ninguna lógica ni sentido que sea candidato a presidente”, señaló.
En el oficialismo advierten que si Kicillof juega en una candidatura nacional pondrían la provincia en riesgo. Salvo que sea Cristina Kichner quieren defina competir como gobernadora. En La Plata aseguran que Kicillof hará lo que el espacio político necesite, pero no niegan que su voluntad es hacerse cargo de pelear una elección que los propios kicillofistas saben que será compleja y pareja.