Otros dos son nietos del más tradicional escribano de la localidad santacruceña, que escrituró propiedades de la familia Kirchner.
Los cuatro jóvenes detenidos por el asesinato de Fabián Gutiérrez, el ex secretario privado de Cristina Kirchner, son nietos de personajes muy conocidos de El Calafate.
Dos de ellos lo son de Oscar Zaeta, el más tradicional escribano de la localidad, que escrituró varias de las operaciones inmobiliarias en que estuvo involucrada la familia de la actual vicepresidente de la Nación.
Otros dos son hijos de Martín Gómez, hijo a su vez de Oscar Gómez, un ex intendente y primo segundo del actual intendente, Héctor Javier Belloni, que el año pasado lo integró al “Ente Mixto de Turismo” de la localidad.
Se trata de jóvenes veinteañeros, uno de los cuales habría tenido relaciones de tipo afectivo con Gutiérrez, que acostumbraba a andar en compañía de muchachos bastante menores que él.
En Calafate, una localidad de poco más de 25.000 habitantes a partir del boom turístico iniciado a principios de siglo pero que en los 90s apenas si superaba los 3.000 habitantes, todos se conocen. Los apellidos Gómez y Zaeta están estrechamente vinculados a la historia de la localidad.
Oscar Gómez, el abuelo de dos de los jóvenes, tenía una tradicional vidriería que fue virtualmente fundida por Martín, uno de sus hijos y padre de dos de los muchachos involucrados en el crimen. A partir de ser administrada por Martín, la vidriería entró en problemas y debió finalmente cerrar hace poco más de un año. Martín instaló luego una concesionaria de camionetas RAM, de alto precio, y otorgaba financiación, por lo que algunos en la localidad sospechan que podía haberlo hecho con dinero de Fabián Gutiérrez, a quien se le adjudicaban diversos negocios a través de distintos testaferros, o “palo blancos”, como se los llama en Santa Cruz.
Zaeta, el abuelo de dos de los detenidos, prolongó su dominio sobre el mercado escritural de la localidad con la escribanía de su hija, Andrea Zaeta, esposa a su vez de Daniel Fernández, dueño de una agencia inmobiliaria de El Calafate y líder de “los irrompibles”, un sector del “radicalismo K”.
El amateurismo de los aparentes autores del crimen queda en evidencia en el hecho de que el teléfono encontrado en una vivienda en construcción estaba escondido debajo de un ladrillo, como si ese fuera un procedimiento eficaz para ocultar las huellas de un crimen cuyo completo esclarecimiento está a cargo del juez de instrucción de la localidad, Carlos Narvarte, y de la fiscal Natalia Mercado, hija de la gobernadora Alicia Kirchner y sobrina de la vicepresidente de la Nación, Cristina Fernández, que una vez declaró a la bellísima localidad recostada sobre el sur del Lago Argentina, su “lugar en el mundo”.
A un par de días de su desaparición, denunciada por su madre, el cuerpo de Fabián Gutiérrez fue encontrado en el predio de una de las viviendas allanadas por la policía, a partir de la confesión de los sospechosos detenidos. El ex hombre de confianza de los Kirchner -que luego declaró como arrepentido en la causa de los cuadernos- había sido maniatado con precintos, golpeado y acuchillado. La justicia investiga un móvil personal y tal vez extorsivo.
El impacto de este crimen violento en la opinión pública se potencia por la cercanía de los involucrados al poder.