“Efecto Soria”: el Gobierno perdió los dos tercios para nombrar jueces

El bloque opositor cerró filas con la idea de no volver a darle al kirchnerismo los votos necesarios para nombrar jueces en Comodoro Py; referentes de Juntos por el Cambio, incluidos Macri y Larreta, trabajan para consolidar el grupo

Ni la reforma judicial que iba a ser el “legado” de Alberto Fernández ni el cambio de Procurador ni ninguno de los planes para modificar el funcionamiento de la Corte. Nada prosperó.

Los únicos logros concretos del Gobierno en su ímpetu por reformar la Justicia habían salido, hasta ahora, del Consejo de la Magistratura.

Desde allí se gestó la nueva composición de la Cámara Federal porteña, el poderoso tribunal que revisa las decisiones de los doce jueces de Comodoro Py. Como resultado de un largo trabajo de Gerónimo Ustarroz y su hermano Wado de Pedro, Roberto Boico, abogado de Cristina Kirchner, fue nombrado camarista, Eduardo Farah fue devuelto al tribunal y el kirchnerismo consiguió dos vacantes más para cubrir los lugares de Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi.

Nombrar jueces requiere una mayoría de dos tercios en el Consejo, que el oficialismo no tiene. La consiguió dividiendo a la oposición. Hoy, la actitud más beligerante del Gobierno para con la Justicia, el “efecto Soria” –como definió un consejero antikirchnerista al desembarco del futuro nuevo ministro-, abroqueló a los opositores (a excepción de Graciela Camaño que, en rigor, nunca integró ese bloque).

La clave del nuevo escenario es el cambio del consejero juez Ricardo Recondo, que anunció a los propios que ya no está dispuesto a volver a negociar nombramientos con el kirchnerismo. El argumento es que no es posible confiar en que los acuerdos vayan a cumplirse. La desconfianza no es con los interlocutores del Gobierno, sino con Alberto Fernández. El Consejo tiene en marcha los concursos para nombrar a dos camaristas y tres jueces de Comodoro Py. Según la Constitución, los consejeros le elevan ternas al Poder Ejecutivo y el Presidente elije de esas ternas a los futuros jueces. Los acuerdos, históricamente, consistieron en definir antes de que los concursos sean aprobados por el Consejo, a qué jueces va a elegir el Ejecutivo de cada terna. La oposición hubiera pretendido, por ejemplo, elegir a uno de los dos camaristas a nombrar en Comodoro Py. Recondo, que tiene detrás la presión de sus “bases” (la lista de la Asociación de Magistrados más crítica del kirchnerismo), sospecha que el Presidente ya no puede garantizarles ni su propia elección.

“El efecto Soria es muy bueno para nosotros. La Corte, las asociaciones, los jueces, todos más abroquelados que nunca”, dijo a LA NACION un macrista que conoce como pocos la Justicia.

También es necesaria una mayoría de dos tercios para abrir juicios políticos a jueces. Joaquín Morales Solá contó que se le escuchó decir a Recondo que no dejaría caer a un juez ni aunque le llevaran a Satanás. Mal augurio para los planes de Martín Soria y sus historial de denunciante.

La primera muestra de la nueva “resistencia opositora” es que “los seis” volvieron a hacer con asiduidad sus reuniones vía Zoom. Esto no significa que no se desconfíen entre sí. Con el propósito de unificar al grupo, intervienen referentes de Juntos por el Cambio, como Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri, que siguen de cerca lo que pasa en el Consejo. “Macri está mucho más involucrado con los temas del Consejo ahora que cuando era presidente”, dijo un hombre de Pro.

La nueva etapa, con cambio de ministro incluido, no parece estar ayudando al Gobierno a conseguir los votos para las modificaciones que busca aprobar. Ni en el Consejo ni en el Congreso, donde el objetivo central de Martín Soria será destrabar la reforma de la ley del Ministerio Público para cambiar al Procurador.

¿Qué ventajas les ofrece entonces un ministro más radicalizado como Soria? En el kirchnerismo dicen que ahora por fin tendrán un mensaje unificado y que ya no habrá dos terminales –en alusión a la exministra Marcela Losardo-. También, que están a un puñado de votos de aprobar la reforma del Ministerio Público y que Soria, con sus años como diputado, puede tener un rol clave. Si no ahora, después de las elecciones de octubre (suponiendo un buen resultado para el oficialismo). En la oposición no están tranquilos con el tema. “Están cerca y el Gobierno tiene la billetera”, dijo un diputado opositor.

Losardo, mientras tanto, volvió a abrir las oficinas del estudio de la avenida Callao que compartió durante años con Alberto Fernández. Entusiasmada con el plan de ir a la Unesco, con sede en París, empezó a hacer reuniones y retomó sus clases de francés. En la oposición se sonríen: “Veremos cuánto tiempo se toma Cristina para darle el acuerdo”.

Paz Rodríguez Niell

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