Dos sectores se disputan el poder en la UCR y se perfilan para liderar el partido

El gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, dejaría la presidencia y apuesta por Martín Lousteau; de la vereda de enfrente está el primer mandatario correntino, Gustavo Valdés, impulsado por el mendocino Alfredo Cornejo

Por: Delfina Celichini

Dos sectores se disputan el poder dentro de la Unión Cívica Radical (UCR), que renovará sus autoridades antes de fin de año. Tras haber adoptado la prescindencia como postura unificada frente al balotaje entre Sergio Massa y Javier Milei en la contienda nacional, en el radicalismo se comienza a delinear con cada vez más claridad las facciones que se enfrentarán para liderar el partido centenario, que recobró protagonismo después de sumar músculo político con cinco gobernadores propios, cientos de intendentes [sumó el domingo a Roy Nikisch en Resistencia] y dos bloques de peso en el Congreso.

El gobernador de Jujuy y actual presidente del Comité nacional de la UCR, Gerardo Morales, funciona en tándem con el senador nacional Martín Lousteau, mientras que el sector que tiene como protagonistas a los gobernadores, liderado por el primer mandatario correntino, Gustavo Valdés, actúa en sintonía con el gobernador electo de Mendoza, Alfredo Cornejo. Si bien de un lado y del otro niegan que estén trabajando para posicionarse al frente del partido, por lo bajo admiten que las conversaciones ya comenzaron y reconocen que las diferencias están expuestas desde hace tiempo.

“Hay muchos nombres y gente trabajando, pero hasta que no se defina el Presidente no sabés qué perfil necesitas en cada lugar”, señala un dirigente radical que sigue de cerca la discusión interna y destaca que la negociación se pondrá sobre la mesa después del 19 de noviembre, el día del balotaje. Para consolidar la unidad, se discutirán en conjunto las autoridades nacionales del partido y las presidencias de los bloques en las Cámaras. La idea es que el reparto de cargos sea equilibrado para no herir susceptibilidades y evitar la fragmentación.

Bajo este esquema, Lousteau es uno de los nombres que más suenan para presidir el Comité nacional de la UCR. En ambos bandos aseguran que la asociación que construyeron con Morales les permitió quedar con la mayoría de los delegados provinciales, con los que podrían imponer su voluntad en diciembre próximo. Si bien se estima que Valdés y Cornejo estarían dispuestos a pelear por este lugar, corren con desventaja en el poroteo final.

De confirmarse esta ecuación, hay dos certezas entre los correligionarios: los bloques de Evolución radical y UCR se unificarán, y los liderazgos parlamentarios en ambas cámaras deberían quedar en manos de una persona que no responda a Lousteau.

En diputados, la vicepresidenta del bloque UCR, Karina Banfi, es uno de los perfiles que se barajan. “El tema es que mujer y en el radicalismo las mujeres no prosperan”, se sinceró un correligionario. Otro de los nombres en danza es el del mendocino Julio Cobos, vicepresidente tercero de la Cámara. En el Senado, el correntino Eduardo Vischi, integrante del Consejo de la Magistratura y hombre de Valdés, podría ser quien lidere el bloque. En paralelo, también suena Maximiliano Abad, flamante senador electo por la provincia de Buenos Aires, un distrito donde el radicalismo logró tener representación en la Cámara alta después de 21 años.
Las posiciones en pugna

Hacia adentro del partido centenario, las cabecillas exhiben sus logros. El triunfo de Leandro Zdero en Chaco es un punto que se anotó Valdés, quien lo respaldó en su interna contra Juan Carlos Polini, hombre del exgobernador Ángel Rozas.

En espejo, Lousteau muestra con orgullo a Maximiliano Pullaro, el gobernador electo de Santa Fe, quién logró con su triunfo tener mayoría en ambas cámaras, algo inédito en una provincia con una larga tradición peronista.

Si bien las diferencias entre estos dos bloques existen desde que se comenzaron a trazar las candidaturas electorales de Juntos por el Cambio que compitieron este año en las PASO, se reavivaron después del cisma ocasionado por la decisión inconsulta de la expostulante presidencial Patricia Bullrich y el primer exmandatario Mauricio Macri de acompañar a Milei en el balotaje. Tras ello, el radicalismo se congregó en el Comité nacional y apuró una postura en unidad. Durante esa cumbre, Lousteau llegó a la sede de la calle Yrigoyen al 2700 con un comunicado ya redactado y el gobernador de Corrientes lo cruzó con furia: “Para qué nos hicieron venir si ya tienen el comunicado redactado”, rugió.

Según la lectura de uno de los dirigentes presentes, en esa reescritura del documento original, al que también se lo rechazó por no criticar de igual manera a Massa que a Milei, “todos entendieron que había dos candidatos que estaban disputándose la presidencia del partido”.

Sin embargo, los tironeos no se agotaron allí. Para diferenciarse de la postura de la cúpula correligionaria, Valdés destacó a principios de esta semana: “Individualmente, voy a seguir trabajando por el cambio. La Argentina tiene que cambiar. Cualquiera [por Massa y Milei] tiene que cambiar”, afirmó el mandatario radical en declaraciones a FM Milenium. Es difícil imaginar que la utilización de la palabra “cambio”, a partir de la que los libertarios fundaron su campaña, haya sido azarosa en el discurso del correntino, quien se desenvuelve cómodo en la ambigüedad política.
Un día después, durante el acto de conmemoración por los 40 años de democracia, Morales se cobró el desaire y apuntó a un futuro auspicioso de la UCR de la mano de la “renovación”. Nombró a Lousteau, Pullaro y al diputado nacional Rodrigo de Loredo, sin mencionar a su par correntino. “Les digo más. Vamos a gobernar el país de acá a cuatro años. Hay máquinas de impedir dentro del partido. Pero esta vez vamos a llegar”, exclamó.

Lo cierto es que esta bifurcación en el radicalismo se gestó desde que el gobernador de Jujuy pactó acompañar la candidatura presidencial de Horacio Rodríguez Larreta para después ser su compañero de fórmula. Lousteau se plegó a este armado y se anotó en la carrera para ser jefe de gobierno porteño.

En paralelo, prosperó una corriente crítica, llamada “Grupo Malbec”, que cuestionó la figura de Morales tanto por su estilo de conducción como por los acuerdos políticos electorales que tejía. Fue liderado por Valdés y contó entre sus filas con el gobernador radical, Rodolfo Suarez (Mendoza) y a los senadores Cornejo, Luis Naidenoff (Formosa) y Carolina Losada (Santa Fe). Si bien todos ellos se identificaron con Bullrich en la interna de JxC, el correntino hizo equilibrio entre Larreta y la exministra macrista y logró llegar hasta el final de la disputa sin pronunciarse claramente por ninguno de los dos.

Delfina Celichini

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