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Cristina se negó a responder preguntas: «Seguro tienen la condena escrita»

Durante tres horas y sin interrupciones, las palabras de Cristina Kirchner colmaron de tensión la Sala AMIA, en los tribunales de Comodoro Py. A ocho días de jurar como vicepresidenta, declaró por primera vez en el juicio oral de la causa Vialidad, acusada de haber liderado una asociación ilícita para direccionar contratos de obra pública a la empresa Austral Construcciones de Lázaro Báez en la provincia de Santa Cruz.

Según la investigación judicial se adjudicaron obras a Báez de manera discrecional entre los años 2003 y 2015. La vicepresidenta electa ejerció su derecho a la defensa entre la furia y la ironía frente a los jueces Andrés Basso, Jorge Gorini y Rodrigo Giménez Uriburu, que presidió la audiencia. El fiscal ante el Tribunal es Diego Luciani, y las querellas son la Oficina Anticorrupción (OA) y la Unidad de Información Financiera (UIF).

Cristina llegó a los tribunales de Comodoro Py pasadas las 9.30 de la mañana. Ingresó a la Sala AMIA por una de las entradas laterales del edificio. La acompañaron exfuncionarios de su gobierno y dirigentes afines.

Desde que se sentó en el estrado a las 10:01 hasta que culminó su exposición a las 13:34, elevó el tono y hasta golpeó la mesa. Primero pidió agua a uno de sus asistentes y dijo: «Tengo una fuerte bronquitis». Esa condición no le impidió declarar enfáticamente en contra del gobierno saliente, contra el Poder Judicial y los medios de comunicación.

«Si alguien tenía duda del concepto del Lawfare o algún argentino no lo entendía, la lectura que acaba de hacer el señor presidente de este Tribunal, de la resolución en la que se nos deniega el recurso por el cual solicitábamos transmitir en vivo y en directo esta declaración, es una clase práctica del Lawfare en la argentina, llevado a cabo por este Tribunal», dijo al comenzar la exposición, mientras miraba a los ojos a los jueces. Los señaló con el dedo y los acusó de haber participado de un «plan sistemático» de persecución judicial.

Corsarios, guionista y mutantes
Sin dejar de lado la ironía, y basándose siempre en el concepto de Lawfare, Cristina apuntó contra todos los funcionarios judiciales que la acusaron. Para todos ellos utilizó un apodo. Al fiscal ante el tribunal oral, Diego Luciani, lo llamó » guionista», por la acusación fiscal que leyó en junio en este proceso oral. A los fiscales que investigaron en primera instancia, Gerardo Pollicita y Juan Ignacio Mahiques, los llamó » corsarios judiciales» -por haber pedido su indagatoria tan solo ocho días después de empezar a intervenir en el expediente-, y al juez federal de primera instancia, Julián Ercolini, lo llamó » mutante».

También se refirió al presidente de la Cámara Federal y director de la oficina de escuchas, Martín Irurzun, uno de los jueces más señalados por el kirchnerismo por haber ratificado las prisiones preventivas contra exfuncionarios presos por corrupción. «Irurzun te escucha y te mete preso», dijo la expresidenta.

Criticó a las partes que la acusan en el expediente: la UIF, a cargo de Mariano Federici, y la OA, a cargo de Laura Alonso. Dijo que la gestión de Mauricio Macri presionó a jueces y fiscales y criticó que los medios de comunicación no cuestionaran la existencia de una «mesa judicial» del Gobierno.

Cuando se refirió a la acusación de la causa Vialidad, más allá de justificar las designaciones hechas en la Dirección de Vialidad Nacional y de deslindarse de la responsabilidad por la ejecución presupuestaria, evitó hacer una defensa técnica. «Voy a evitar hacer declaraciones técnicas porque me dijeron que la del doctor Nelson Periotti [ex director de Vialidad Nacional) fue muy extensa y muy correcta al respecto», dijo. Y agregó: «Para eso hablan y saben los que saben. Cuando uno es presidente, el derecho administrativo es esencialmente delegativo».

Sí se refirió otros expedientes donde está acusada: la causa de los cuadernos de las coimas y los casos Hotesur y Los Sauces. «Soy jefa de cuatro asociaciones ilícitas. No sé cómo tuve tiempo para gobernar porque me las pasaba armando asociaciones ilícitas. Ya no soy la jefa de una banda de un empresario de la construcción. Ahora soy jefa de la banda de todos los empresarios de la construcción», agregó, con ironía.

Al referirse a Hotesur y Los Sauces, avanzó un paso más: «Ustedes saben que hay dos causas que son Los Sauces y Hotesur. Los fiscales dicen que el retorno de las obras públicas que hacía Lázaro Báez en Santa Cruz se paga a través del alquiler de habitaciones. Pero no dicen que las obras son 16 mil millones y los contratos son en cinco años 20 millones de pesos.Para ser delincuentes, bastante idiotas los delincuentes».

«Van a tener un problema; van a tener que citar al Presidente»
Cristina Kirchner trajo al debate a Alberto Fernandez para enviar un nuevo mensaje a los jueces. «El responsable en materia administrativa y penal es el jefe de gabinete porque es quien ejecuta el presupuesto de la Nación argentina. Van a tener un problema porque van a tener que citar al Presidente de la República. Pero será interesante escuchar lo que tiene para decirles», dijo la expresidenta.

Y agregó, irónica: «Yo le digo a los Albertos, Alberto Fernández y Alberto Beraldi, que son profesores de la facultad y muy buenos, ¿Ustedes les cuentan a los alumnos lo que pasa en Comodoro Py?».

Sobre el final, se refirió a su vínculo con Lázaro Báez: «No soy amiga de Lázaro Báez, nunca fui amiga. Pero no voy a tolerar que se diga que porque alguien es amigo de alguien hay que condenarlo, eso pasaba en la dictadura, que porque aparecías en la agenda de alguien te desaparecían».

«Preguntas deberían contestar ustedes»
Su última afirmación, en el momento más tenso de la audiencia, fue dirigida a los jueces del tribunal. Con la voz quebrada, les dijo: «Estoy frente a este tribunal que es un tribunal del Lawfare, que seguro tiene la condena escrita. No me interesa. He elegido la historia. A mí me absolvió la historia y a ustedes seguramente los va a condenar la historia».

Apenas pronunció esas palabras, Cristina juntó los papeles que llevó -y casi no leyó-, dejó el estrado y volvió a sentarse junto a su abogado, Carlos Beraldi. La dirigencia que la acompañó colmó la sala de aplausos. También aplaudieron algunos abogados y acusados, según reconstruyó este medio.

Cuando el juez Giménez Uriburu le preguntó si iba a responder preguntas, la expresidenta se acercó de vuelta al estrado, tomó el micrófono y dijo: «¿Preguntas? Preguntas deberían contestar ustedes».

Por: Candela Ini (La Nación).

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