El acto para conmemorar los 38 años del retorno a la democracia y el día de los Derechos Humanos fue el telón de fondo sobre el que el oficialismo dirimió en público sus diferencias sobre el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Sobre el escenario ubicado en el frente de la Casa Rosada, primero la vicepresidenta Cristina Kirchner y luego el presidente, Alberto Fernández se manifestaron sobre el tema. Desde uno de los laterales los observaba con gente adusto el ministro de Economía, Martín Guzmán, en el día en el que el organismo de crédito manifestó que “hubo entendimientos” con la misión argentina que viajó a Washington, aunque agregó que serán necesarias “más discusiones” para finalizar el acuerdo.
Kirchner y Fernández estuvieron sobre el escenario junto a los exmandatarios de Brasil, Luiz Inacio “Lula” da Silva, y de Uruguay, José “Pepe” Mujica, invitados por la conmemoración del retorno a la democracia.
Con esta nueva presentación, presidente y vice volvieron a mostrarse en público a un mes de haberlo hecho por última vez, en el acto de cierre de campaña previo a las elecciones generales de noviembre. En el medio estuvo la misiva de la exmandataria, en la que también se expresó sobre el posible acuerdo con el FMI y deslindó responsabilidades en Fernández.
“No se va a aprobar ningún plan que no permita la recuperación económica. Es el deber de los argentinos que integran la fuerza política que volvió a la Argentina”, comenzó hoy la vicepresidenta. Tras lo que apuntó con dureza al organismo al asegurar que “el FMI vivió condicionando a la democracia argentina”, pero advirtió que esa práctica “no es de ahora” y agregó que el organismo se “comió” a los dos presidentes que tuvo el radicalismo desde 1983, en referencia a Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa. Fue al asegurar que el Fondo “les soltó la mano” a ambos exmandatarios. Tras lo que poco después pidió, en referencia al radicalismo, “que se despabile”.
Al terminar el discurso de Kirchner hubo fuegos artificiales, lanzados por La Cámpora, la organización liderada por su hijo, Máximo, y que se ubicó sobre la calle Rivadavia, cerca de la intersección con 25 de Mayo. A diferencia de lo que había sucedido antes con Mujica, que presentó a Lula, y este que dio la bienvenida al discurso de Cristina, la exmandataria apenas le pasó el micrófono a Fernández sin anunciarlo.
A poco de tomar la palabra, Fernández le respondió a su vice: “Primero, tranquila, Cristina, no vamos a negociar nada que signifique poner en compromiso el desarrollo social en la Argentina. No vamos a negociar nada que ponga en peligro el crecimiento del país. Segundo, Cristina no tengas miedo que si el FMI me suelta la mano voy a estar agarrado de la mano de ustedes, de cada argentino” y señaló al público. Poco después aseguró, exultante: “La Argentina del ajuste es historia”.
Fernández agregó: “Nosotros, como hizo Néstor y como hizo Cristina, vamos a cumplir con las obligaciones que asumieron otros, no nosotros, pero el día que esas obligaciones las tomemos nosotros como propias, eso no va a ser a costa de la salud pública, de la educación pública, de los salarios, de las jubilaciones”.
La Argentina busca llegar a un acuerdo para refinanciar la deuda por US$45.000 millones que mantiene con el organismo. Hoy, si bien el Fondo reconoció que “hubo avances” en el trabajo técnico con el Gobierno, también dejó entrever que todavía resta recorrer un trecho para terminar de perfilar el programa económico, desterrando virtualmente la posibilidad de llegar a un acuerdo antes de que termine el año, como aspiraba el oficialismo.
Con sus posiciones entorno al FMI, tanto Fernández como Kirchner relegaron en sus discursos el tema central de la convocatoria, vinculado al retorno a la democracia y los derechos humanos. Desde hace días en el oficialismo buscaban imponer la idea de que era “una fiesta de la democracia” y le bajaban el tono a un acto partidario, en especial cuando se conocían detalles de la organización que dejaban cada vez más al descubierto las diferencias al interior de la coalición.
En la previa al acto hubo un festival musical en la plaza y, en paralelo, la entrega de premios Azucena Villaflor, en el Museo del Bicentenario, a personalidades vinculadas a la lucha por los derechos humanos.
El acto, previsto inicialmente para la 17, comenzó más de media hora tarde. Durante parte de esos minutos se registró un hecho atípico en estos dos años de Gobierno: Kirchner se dirigió al despacho presidencial de Fernández, en el primer piso del edificio. Fue para encontrarse con él y con Lula, previo a la aparición en público. Desde que el kirchnerismo volvió al poder, Kirchner no había vuelto a pisar el lugar que ocupó por dos períodos consecutivos. En estos dos años, siempre que volvió a Casa Rosada se refugió en el Ministerio del Interior, a cargo de Eduardo “Wado” de Pedro. Hoy también lo hizo, aunque de Pedro no estaba, pero luego hizo una excepción tanto antes como después del acto en el Museo.
Cecilia Devanna