Pero también llevan bajo el brazo un pedido: conservar la autonomía para definir la “letra chica” del endurecimiento de las restricciones aunque todos están dispuestos a ir más a fondo que días atrás.
Cuando Fernández suspendió las clases presenciales en Ciudad de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires, y limitó las actividades nocturnas, muy pocos de los mandatarios provinciales lo acompañaron. En la actual coyuntura, las fuentes consultadas por LA NACION coinciden en no querer usar la “bala de plata” que significaría regresar a fase uno y volver al confinamiento estricto.
El chaqueño Jorge Capitanich, quien ya se reunió con 11 mandatarios y el Presidente, resumió en sus redes sociales: “Respaldamos las decisiones del presidente de la Nación,@alferdez, destinadas a reducir los contagios, atento a las particularidades de cada provincia”.
Esa posición está incluso en jurisdicciones donde la ocupación de camas críticas (tanto del sector público como privado) supera el 70% (Santa Fe, Entre Ríos, Mendoza, San Luis, San Juan, Chubut, Río Negro, Salta). Las fuentes consultadas por este diario apuntaron que todo es “día a día” y la dinámica de las decisiones la fija la velocidad de los contagios.
Otro aspecto transversal es un trabajo más estrecho con los intendentes para focalizar o regionalizar las limitaciones en función de los números del sistema sanitario. Por ejemplo, hoy la gobernadora de Río Negro, Arabela Carreras –defensora de la presencialidad en las aulas- anunciará la suspensión de clases en Bariloche por 15 días. La ciudad es la más complicada de la provincia.
Actividad nocturna y reuniones sociales
Hay consenso entre gobernadores e intendentes en avanzar por recortar las actividades nocturnas y contactos sociales y profundizar los controles del cumplimiento de los protocolos. La preocupación apunta a la franja de menores de 40 años, donde hay un aumento fuerte de contagios.
La decisión de retomar el diálogo por parte de la Casa Rosada superó los “ruidos” que provocó que no los hubieran convocado hace unas semanas. Hay pleno consenso de que la situación es muy compleja, pero también en que las medidas deben apoyarse en datos objetivos para evitar la resistencia social.
“No irá con nada en particular cuando lo convoquen de Presidencia, mantendrá cierta independencia para manejarse en función a los datos y a las recomendaciones de los especialistas”, dijo un vocero de la Gobernación santafesina a LA NACION en referencia a la posición de Omar Perotti, que hace unos días fijó más restricciones.
En Córdoba, la administración de Juan Schiaretti esperará hasta el viernes para decidir cómo continúan las medidas para contener los contagios, aunque la primera resolución fue regionalizar las decisiones. En Mendoza –donde se habían resuelto medidas hasta el 30- el lunes se amplió una hora el período de alerta sanitaria.
Otro punto que se plantea es continuar con la colaboración no sólo entre sistema público y privado de salud -todo el sistema está estresado- sino entre jurisdicciones y que la Nación avance con las empresas productoras de oxígeno médico para que no haya faltantes.
Gabriela Origlia