Cartas al País: Señores políticos, las jubilaciones no son un gasto del Estado; la plata es de los jubilados

Clarín.com Cartas al pais
El mayor problema es que la administración de la Nación es injusta, es deficiente, es confiscatoria. Muchos dirigentes, jueces, etc., no pagan impuestos (por ejemplo Ganancias), así que como no les cuesta obtenerlo, es sólo recaudar y manejan dinero que no aportaron, no son austeros al administrar. Además, siempre nos sacan los impuestos a los mismos, a la clase media y a los jubilados, y los servicios derivados de los impuestos son cada vez peores y tienen menores recursos: educación, seguridad, salud.

Por eso, los que pagamos estos servicios públicos, volvemos a hacerlo contratando escuelas, seguridad y servicios de salud privados. Los que no aportan ni aportaron nunca reciben planes que no ayudan y los servicios del Estado, fruto de nuestros impuestos, son servicios de “baja calidad de atención o con pocos recursos”. Hasta los delincuentes presos, que a mi entender deberían estar ocupados con labores que los sustentaran y rehabilitarán y pagar su pensión y comida diarias, reciben más dinero al mes que un jubilado de la mínima (que son la mitad de los que trabajaron y aportaron durante todos los años de trabajo para tener su jubilación. Durante todos esos años de aporte, el Estado dispuso y trabajó de sus fondos sin darle al aportante ningún rédito por esto.

Señores políticos, las jubilaciones no son un “gasto del Estado” como ustedes pregonan en los medios tratando de infiltrar esta idea en las cabezas de los argentinos para justificar que no tienen fondos, el dinero de las jubilaciones fue aportado durante la vida laboral y esta recaudación pertenece al que se jubila y fue administrado por años a beneficio del Estado solamente. “¿No deberías exigir alguna ganancia por tantos años que usaron tu capital?” “¿Por qué piensas que siempre recurren a las cajas de jubilación para financiar gastos del Estado?” Porque el dinero está y deduzco que lo toman para otra cosa, entonces te bajan el monto que recibís cada mes. Señores, ¡basta de mentir! ¿Qué es eso de una lista de medicamentos gratis para los jubilados si ellos podrían (si no fueran robados), pagar sus remedios sin ayuda?He aquí el problema: el robo por parte del Estado de los fondos y la mala distribución que hacen los políticos con el dinero de los que mantenemos el país. ¿Debemos seguir dándoles nuestro dinero?

Alicia González Maveroff

El Gobierno nacional ha dado un aumento nominal a los haberes jubilatorios, recibido con indefectible satisfacción por los beneficiarios, a pesar de que la mínima -cobrada por más del 50% del padrón- se sitúa por debajo de la mitad de la canasta básica. Mientras tanto, la desquiciante situación socio económica ha llevado a que, a pesar de que somos víctimas de esa estafa -que se hubiera evitado si el comprensible subsidio kirchnerista para mayores de 65 años lo financiara el tesoro nacional, no la ANSeS-, nos veamos obligados a generar ingresos trabajando para subsistir. Y en mi caso, a pesar de haber aportado los 30 años de ley, de venir ejerciendo mi profesión por más de 45 años y de tener publicados libros con los que se estudia en la Universidad -como los de mi madre, Patricia Stokoe-, también obligada a aportar mensualmente como monotributista categoría C el 15% de mi haber jubilatorio. Es decir: el Estado nacional no sólo me estafa con lo que me paga como jubilada, sino que insatisfecho con ello, me exige devolverle una parte substancial. Y esto, sin contar todos los impuestos que tributo como consumidora… Afortunadamente, toda una vida de labor docente ha sido destinada a “personas”. Y no a un “ente” que -a lo Neptuno- se devora a sus propios hijos.

Déborah Kalmar

Ante el aumento discriminatorio que sufriremos los jubilados que con aportes importantes a lo largo de 40 años logramos unas sumas mayores que la mayoría, nos queda iniciar juicios para que se cumpla la ley como está establecida, con el agravante de que no tenemos margen de vida suficiente para ver cristalizado nuestro reclamo. Somos personas entre 80,90,100 y más años. La expectativa de vida nos indica que tenemos poco tiempo más por delante. Si el presidente Fernández cree que eso es justicia social, está sumamente equivocado. Lo justo sería que quienes tengan ese tiempo de vida estén exentos y se le aplique el aumento correspondiente, según marca la ley vigente, como si fueran de regímenes protegidos.

Eduardo F. Bianchi

Por el efecto acumulativo de los aumentos anunciados, los jubilados con haberes medios están condenados a la pobreza y a ser asistidos por sus hijos, con la carga de indignidad que esto acarrea para ellos. Los responsables de estas decisiones, ¿serán tan psicópatas que ese ensañamiento con los viejos, a quienes infringen un daño irreparable, no les genera culpa? Tal vez transiten la apropiación ilegal del dinero de los jubilados con una visión patriótica. Y lo hagan con el sosiego que brindan las alas protectoras de la impunidad. Someten a parte de una generación a la crueldad de despojarlos de los ingresos a los que tienen derecho, producto de décadas de aportes jubilatorios. Es posible que en algún momento de sus vidas tome cuerpo una sombra cuestionadora, que termine revelándose en vergüenza retroactiva.

Carlos Muraca

Pertenezco al selecto y privilegiado grupo de jubilados que cobra más que aquellos que perciben el haber mínimo. Es lamentable no alcanzar el máximo, 107 mil pesos a partir de marzo, porque me impide ser tapa de la revista Forbes. La solidaridad no es una de mis virtudes, por lo que me molesta y discrimina serlo por decreto. Siento que me obligan a profesar una religión cuando no creo en ninguna, con todo respeto por los que si la tienen. Sin embargo, siempre puede arribarse a un acuerdo. Renunciando a otros gastos, como una salida, la compra de un libro o una prenda de vestir que no necesito, prioricé la salud antes que atenderme por el vergonzoso y humillante PAMI. Después de más de 40 años de importantes aportes a la seguridad social y acostumbrado a ser atendido en una prepaga, hoy pago el plan más bajo de una de ellas. No es un lujo, es una necesidad, dada la decadente salud pública. Hasta el momento de mi retiro, mis aportes y los de mi empleador se canalizaban a la prepaga a través de una obra social, pagando, si correspondía, la diferencia entre la cuota y lo aportado. Sabemos que jubilarse en este país es ingresar a una interminable espiral de castigos. El que hoy me ocupa es la imposibilidad de transferir a la prepaga la totalidad de mi aporte al PAMI, obra social a la que me afilié pero jamás usé. Más increíble aún resulta pagar el 10,5 % de IVA por ser socio directo, dado que soy huérfano de empleador. Para finalizar, sólo pido que por la solidaridad que hoy nos conmueve a todos, los jubilados que viven la misma situación, podamos derivar nuestros aportes al PAMI a la obra social o prepaga que elijamos, sin ningún tipo de trabas burocráticas, además de eximirnos del injusto pago del IVA. Si debo ser solidario por decreto, que por decreto se regularice mi pedido. De esta simple manera se atenuaría la pérdida de poder adquisitivo que sufriré, justamente, por ser un solidario por decreto.

Miguel Angel López

Ante el injusto y arbitrario ajuste de las jubilaciones superiores a $ 14.000, propongo que esa recaudación que impone el llamado “gobierno del pueblo”, se logre disminuyendo el exagerado presupuesto de gastos del Estado (todos sabemos que ese gasto es a causa de gastos políticos totalmente desmesurados), y también la recaudación que hacen mensualmente los gremios, lo que provoca que el costo laboral se incremente. No creo que modifiquen algo porque los que pueden disponerlo son los principales causantes del problema, pero es bueno que el pueblo tenga en cuenta que su voto puede ayudar a evitar esta injusticia.

José Antonio de Larrinaga.

 

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