“Tomen, empiecen a llorar”, les dijo Pablo Moyano a los empresarios, esta tarde, en la segunda reunión de la paritaria de Camioneros en la sede Callao del Ministerio de Trabajo, mientras les alcanzaba un piloncito de servilletas que había encontrado sobre la mesa.
El referente sindical marcó, con ese gesto irónico, el ritmo de una reunión que, como se preveía, terminó sin acuerdo. Los representantes de los trabajadores, que habían pedido un 131% de aumento, rechazaron la propuesta de las cámaras, que pusieron sobre la mesa un insuficiente 81%.
Las negociaciones se abrieron oficialmente la semana pasada, sin mayores sobresaltos ni sorpresas: Moyano ya había adelantado en los medios que pediría un número superior al 100 para ganarle a la inflación. El primer encuentro tras la apertura, para empezar a ponerse de acuerdo, estaba previsto para hoy a las 14.
Por parte de la patronal, participaron la Federación de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEACC); la Confederación Argentina del Transporte Aumotor (Catac); y la Federación Argentina de Entidades de Transporte y Logística (Faetyl). Y en representación del Gobierno estuvo, como la semana pasada, la directora nacional de Relaciones y Regulaciones del Trabajo, Gabriela Marcello, que buscó llevar tranquilidad a la negociación a pesar del contexto de incertidumbre que reina en la cartera laboral por la muy reciente salida del ministro, Claudio Moroni, en medio de cuestionamientos del kirchnerismo. Los funcionarios de segundas línea no saben aún si permanecerán con la llegada de la nueva titular, Kelly Olmos, que jura el jueves y ratificó aún al equipo de su antecesor.
Los empresarios llegaron puntuales, la funcionaria también. Pero los representantes sindicales llegaron aproximadamente media hora tarde, según pudo reconstruir Infobae. Los lideraba Moyano, que profundizó en las últimas semanas su perfil combativo, en contraste con sus rivales de la CGT.
La primera reunión de la paritaria, el miércoles de la semana pasada, se había llevado sin mayores sobresaltos. Pero hoy los ánimos empezaron a tensionarse. La charla se prolongó sólo por media hora, debido a la falta de coincidencia en los números. Durante ese tiempo, tras rechazar la propuesta empresaria, Moyano repitió algunos de los argumentos que plantea públicamente desde el comienzo de la paritaria, principalmente basados en el esfuerzo que hicieron los camioneros durante la pandemia. ”Pusieron el cuerpo en la primera línea”, planteó, y recordó que hubo varios fallecidos por covid-19 entre 2020 y 2021.
Moyano también comparó la propuesta del 81 por ciento, que consideró escasa, con el número que cerraron los bancarios de Sergio Palazzo, del 94 por ciento. La patronal le contestó que se trataba de un porcentaje acorde a la “rentabilidad” de ese sector, y señalaron que es superior a la de los transportistas.
En el Gobierno, como entre los empresarios, hay preocupación por una posible escalada del conflicto. Alberto Fernández sigue de cerca la evolución de las audiencias, y quiere evitar que se descontrole, como ocurrió con los trabajadores del SUTNA hace dos semanas. Lo mismo ocurre en el caso del ministro de Economía, Sergio Massa, abocado en estos días a la implementación del nuevo régimen de cambio para turistas que le permitiría controlar la salida de dólares.
Las perspectivas aparecen poco alentadoras: hace dos semanas, Moyano adelantó que el paro del sindicato de los neumáticos, que sacudió al país y casi frenó la producción de vehículos, iba a ser “un poroto” en comparación con las medidas de fuerza que estaban dispuestos a impulsar desde Camioneros en caso de que no se cumplieran sus expectativas.
Ahora la negociación pasó a un cuarto intermedio hasta el miércoles de la semana próxima y esta tarde, los empresarios evaluaban cómo seguir. Según dijeron a este medio, su intención es llegar a un acuerdo lo antes posible, conscientes del contexto de conflictividad social y sindical por la altísima inflación, que a fin de año alcanzaría el 100 por ciento. Lo ven complicado por la postura “muy combativa” que, dijeron, adopta el jefe camionero, hoy aliado a La Cámpora.
Por ahora, el sector no se reunió con la nueva ministra, Olmos, referente peronista porteña muy cercana a Alberto Fernández. Pero temen que, para “congraciarse” con los gremios y evitarse cuestionamientos del ala dura del Gobierno, privilegie a los trabajadores. La nueva titular de Trabajo el jueves.