El acto que organizó el líder del gremio de constructores, Gerardo Martínez en apoyo a Alberto Fernández resultó un fiel reflejo de la marcada división que atraviesa hoy al Gobierno.
Frente a miles de trabajadores vestidos de mameluco y casco, bajo el sol del mediodía del viernes, solo asistieron al cónclave al aire libre los funcionarios más cercanos del Gabinete, los dirigentes más fieles de la CGT, y los movimientos sociales. Prácticamente no hubo representantes del sector que comanda Cristina Kirchner, y llamó la atención la escasa presencia de los gobernadores e intendentes peronistas del conurbano.
El acto se realizó en el amplio campo de deportes de la UOCRA, a la vera del Camino de Cintura. Desde temprano en la mañana llegaron los constructores, entre banderas del gremio, en decenas de micros. Había un clima festivo en la inusualmente concurrida vía, hoy sembrada de puestos de choripán.
Los dirigentes sindicales desembarcaron en el lugar pasadas las 11 y se agruparon en una carpa “VIP” ubicada detrás del escenario que se montó, con supervisión de la Casa Militar y la Presidencia, en el parque principal del enorme predio.
Se había convocado prácticamente a todos los dirigentes del peronismo, pero hubo importantes ausencias que dieron por tierra con las intenciones de generar un acto de fuerte respaldo a la Casa Rosada y a la política económica de Guzmán, en un momento en que escalan los cuestionamientos del kirchnerismo.
El jefe de Gabinete, Juan Manzur, que fue recibido calurosamente por el Gerardo Martínez en la carpa blanca con catering incluido, había invitado a todos los ministros y titulares de organismos a acudir a la cita. Sin embargp, solo asistió el puñado de funcionarios que apoyan abiertamente al Presidente: los titulares de Economía, Martín Guzmán; de Trabajo, Claudio Moroni; de Desarrollo Social, Juan Zabaleta; de Vivienda, Jorge Ferraresi; de Obra Pública, Gabriel Katopodis; y de Turismo, Matías Lammens. Del ala dura sólo estuvo el jefe de Justicia, Martín Soria, y declinaron el convite los más fieles a la vicepresidenta: Eduardo Wado de Pedro (Interior); Fernanda Raverta (Anses); y Luana Volnovich (PAMI).
Hubo dudas hasta último momento sobre la asistencia de Sergio Massa, el líder del Frente Renovador que intenta posicionarse, desde su rol de presidente de la Cámara de Diputados, en un rol intermedio entre las posiciones encontradas del Gobierno. Entre rumores sobre su participación -en principio iba a ser virtual-, a último momento se presentó en el escenario.
Tampoco hubo suerte con los gobernadores del PJ. Todos habían recibido invitaciones, pero sólo uno fue de la partida. El sanjuanino Sergio Uñac llegó temprano y fue recibido entre abrazos y besos por el titular de la UOCRA. El resto se limitó a enviar delegados. El bonaerense Axel Kicillof, hoy fiel a Cristina y Máximo Kirchner, ni siquiera consideró asistir e incluso encabezó un acto en Escobar unos minutos antes. Tampoco hubo intendentes. No siquiera estuvo el jefe municipal local, Fernando Gray, que viajó a Roma para visitar al Papa.
En la Casa Rosada esperaban más volumen político y justificaron con la situación “complicada” del oficialismo por las internas y la situación grave de la economía. Buscaron dar relevancia, para contrarrestar, al gesto de los sindicalistas. “Lo importante es que tenemos el apoyo de los trabajadores”, dijo un aliado del Presidente. Efectivamente, en Esteban Echeverria estuvieron los principales popes de la CGT: Héctor Daer, Pablo Moyano, y Alejandro Lingieri, Andrés Rodríguez; solo faltó Carlos Acuña. Junto a ellos dijeron presente los líderes de los movimientos sociales que respaldan incondicionalmente al primer mandatario: Fernando “Chino” Navarro, de Movimiento Evita, y Andrés “Chucky” Menéndez, de Barrios de Pie. En el Gobierno los llaman “los casados” con el Presidente.
En el escenario, sentado en segunda fila junto a Soria estaba Daniel Scioli, el embajador en Brasil y amigo de Alberto Fernández que ya no oculta sus intenciones de presentarse a las próximas elecciones en caso de que el actual jefe de Estado no vaya por la reelección.
El Presidente enfocó su discurso en la mejora de la economía y se limitó a hacer una breve referencia a la división del Frente de Todos: “Nos hacen discutir mucho entre nosotros, están todos pendientes de qué decimos uno del otro, pero en verdad lo que estamos discutiendo en la Argentina es entre los que queremos preservar los derechos que desde 1945 ganaron los que trabajan, y los que quieren quitar esos derechos”.
“Voy a estar al lado de ustedes, sé qué intereses represento. Nadie nos va a torcer el brazo porque estamos convencidos de cuál es la obligación que tenemos”, concluyó.
Brenda Struminger
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