Laura Schulz tiene 60 años y trabajó durante 28 para American Airlines; fue descubierta cuando estaba por embarcar como tripulante en vuelo hacia la ciudad norteamericana de Miami
Estaba a punto de abordar como tripulante un vuelo a Miami de American Airlines, donde trabajaba desde hacía casi tres décadas, cuando a la azafata Laura Schulz la descubrieron: intentaba sacar del país, sin declarar, tres lingotes de oro, un brazalete, una pulsera, un colgante, 12 fajos de billetes, tres monedas antiguas, recortes de láminas de oro, 27 alhajas, dos relojes y una bolsa con una gran cantidad de monedas de distinto tipo y denominación. Eso fue hace poco más de dos años. El mes que viene, durante dos audiencias, será juzgada por tentativa de contrabando.
Según informaron a LA NACION calificadas fuentes judiciales, el debate se realizará el 14 y el 15 de diciembre próximos y estará a cargo del Tribunal Oral en lo Penal Económico (TOPE) N° 2. Schulz, de 60 años, responderá cargos por contrabando de exportación de divisas, lingotes de oro, alhajas y relojes, en grado de tentativa.
La detención de la azafata con lingotes de oro y joyas
Según se desprende del expediente judicial, a la azafata le secuestraron 11.413 dólares, 292.000 pesos colombianos y 19.360 pesos argentinos. Dos de los relojes descubiertos eran marca Rolex y el otro, Audemars Piguet. Las joyas y alhajas decomisadas tenían un peso total de 2,200 kilos.
Un especialista del Banco Ciudad, citado como testigo en la causa, tasó los relojes y las joyas en 212.363 dólares.
En 1981, cuando tenía 18 años, en su San Carlos de Bariloche natal, Schulz fue elegida Reinal Nacional de la Nieve.
El caso que ahora llega a la etapa de juicio comenzó el 23 de septiembre de 2021, cuando la azafata estaba por embarcar como tripulante del vuelo AA 900, que tenía como destino la ciudad del estado de Florida, en los Estados Unidos.
“Llevo monedas con fines solidarios”, explicó ese día cuando depositó su equipaje de mano en la cinta transportadora de la máquina de rayos X. Los oficiales de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), entonces, le preguntaron por los “elementos de consistencia inorgánica” que mostraba la pantalla. Cuando abrió la valija, los uniformados descubrieron la mentira y encontraron dos lingotes de oro, un brazalete, una pulsera y un colgante.
Tras una consulta con el juez en lo penal económico Marcelo Aguinsky, los policías aeronáuticos requisaron a la experimentada azafata, que hacía 28 años trabajaba en American Airlines, y en uno de los bolsillos del saco azul que vestía encontraron tres fajos de billetes y tres monedas antiguas.
Además, en dos valijas de mano suyas, los uniformados secuestraron otros nueve fajos más de billetes, un lingote de oro, recortes de láminas de oro, 27 alhajas, dos relojes y una bolsa con una gran cantidad de monedas de distinto tipo y denominación.
“De acuerdo a la prueba recolectada al presente, es probable y posible que la maniobra descubierta haya tenido lugar en diversas ocasiones en el pasado”, había afirmado el juez Aguinsky al procesar sin prisión preventiva a la sospechosa.
En su primera indagatoria, la sospechosa no declaró. Después, presentó un escrito. “La totalidad de los dólares me pertenecen. Algunas de las monedas son mías y otras son de colectas, más precisamente son de muchos pasajeros que ya no usan y nos las entregan como donación. Respecto de las joyas y los lingotes de oro, también son míos y de mis hermanos. Hace mucho tiempo que los tenemos de una herencia familiar. Mis padres fallecieron hace muchos años y uno de mis hermanos murió el año pasado. Mi intención era, teniendo en cuenta los problemas de inseguridad que hay en el país, guardar todo en una caja de seguridad de un amigo en los Estados Unidos, lo que me generaba mayor tranquilidad. No sabía que no podía llevar las joyas ni el oro, siendo parte de la herencia recibida; ignoraba la existencia de alguna prohibición al respecto”, explicó en la presentación citada.
La experimentada azafata agregó: “Con relación a los dólares, que eran de ahorro propio y mayormente de los denominados ‘cara chica’, los llevaba para depositarlos en mi cuenta de los Estados Unidos, la misma en la que me deposita los viáticos la compañía. Es mi deseo aclarar, que el excedente de los 10.000 dólares (yo sabía que no podía llevar más de esa cantidad) se debió a una confusión. Imagínese que ya después de tantos años que trabajo, no desconozco el límite de los US$10.000, y que con la cantidad de viajes mensuales que hago no me hacía falta pasarme de ese tope máximo. Lo hubiese podido llevar en el siguiente viaje o en el otro”.
En una posterior ampliación de la declaración indagatoria, y ante la consulta de si tenía documentación para acreditar la procedencia de los lingotes de oro, las joyas y las alhajas, sostuvo: “No, porque eso es todo de la familia, todo herencia”.
Hace un año, tras un pedido del fiscal en lo penal económico Pablo Turano, el juez Aguinsky elevó el expediente a juicio. Fuentes judiciales resaltaron el trabajo hecho por los tasadores del Banco Ciudad
“Cabe concluir que la conducta descripta fue realizada por Laura Schulz con conocimiento y voluntad, y que tenía el dominio del hecho que se le imputa, sin que se advierta en el caso –ni haya sido invocada por la defensa–, causa alguna de justificación o exculpación que pudiera incidir en su responsabilidad. Intentó egresar irregularmente del país dinero y elementos de valor, cuya procedencia no ha sido posible determinar, eludiendo el control aduanero al que debía someterse, por lo que no hay dudas de que se representó el resultado del plan ilícito y, queriéndolo, continuó con su conducta, sin que se advierta o se haya planteado circunstancias que justifiquen su conducta o la excusen de reproche”, afirmó el fiscal Turano en el requerimiento de elevación a juicio.
Para el representante del Ministerio Público, no existieron dudas de que la imputada intentó aprovecharse de su condición de azafata para transportar “mercadería de terceros a cambio de una comisión”.
El fiscal lo expuso con estas palabras en el requerimiento de elevación a juicio: “Es preciso destacar que la imputada, por su experiencia como tripulante de la aerolínea American Airlines, con más de 28 años de antigüedad, no solo no podía desconocer la prohibición de exportar joyas, oro, relojes (todos ellos con una valor de US$212.363) y el dinero en efectivo por sumas superiores a los 10.000 dólares, sino que se habría aprovechado de su condición de tripulante de la aerolínea comercial American Airlines y de la laxitud en los controles a que dicho personal está sometido en general, para transitar los aeropuertos y atravesar aduanas, con el fin de transportar mercadería de terceros cobrando por ello una comisión. Para llevar a cabo dicho cometido y poder lograr extraer del país este tipo de mercadería sin llamar la atención, es que la imputada procedió a ocultar el color dorado con pintura negra, de los dos objetos que resultaron ser de oro y de mayor peso y valor. Así también, parte de las joyas secuestradas las habría llevado puestas como si fuesen propias, de forma tal de disimular que no eran de su pertenencia”.
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