Clarín.com Policiales
Ya son ocho los detenidos por el embarque de cocaína que fue secuestrado cuando era cargado en la bodega de un avión que iba a partir desde el aeropuerto internacional de Ezeiza con destino a Amsterdam, Holanda. El sospechoso pertenece a la empresa Martinair Holland (aerolínea de carga holandesa que opera para KLM), al igual que otros tres de los detenidos.
Fuentes de la investigación le confirmaron a Clarín que la detención se produjo a las 4 de la madrugada de este jueves en un domicilio de Morón. «Es un empleado de mantenimiento de esa empresa, es uno de los dos que aparece filmado subiendo las cajas en en avión», le aseguraron a este medio.
De esta manera ya son ocho los detenidos. Además de los empleados de la empresa de carga, también figuran como sospechosos tres tripulantes del avión, todos de nacionalidad holandesa.
El fiscal Emilio Guerberoff, fiscal en lo Penal Económico 2, aseguró que se trató de operativo «totalmente fortuito» ya que «no existía una investigación previa». Agregó que intervino personal de narcotráfico del Aeropuerto de Ezeiza «que detectó una anomalía que dio pie a que realicen un control más exhaustivo sobre esa aeronave».
También afirmó que que los pasajeros que viajaban en el avión de la empresa KLM Cargo «eran veterinarios y cuidadores de los caballos de polo», que era la carga consolidada, y que «en principio» no están vinculados a la causa.
A diferencia de los vuelos de pasajeros, las encomiendas no pasan por el escáner como sí lo hace el equipaje de los pasajeros de vuelos de línea. El avión que venía desde el Aeropuerto de Guarulhos (San Pablo, Brasil), y hacía una escala en Buenos Aires, tenía previsto partir a las 17.10 del martes a Amsterdam, Holanda. Un dato curioso: caballos de polo viajaban como parte de la carga en la bodega, aunque no están vinculados al hecho de contrabando.
Guerberoff señaló que la droga «se detectó atrás de unos pallets de una maquinaria», cuyo destino final era Viena, capital de Austria, a la que llegaría por tierra luego de arribar a la ciudad holandesa de Amsterdam.
Los agentes abrieron las cajas arriba de la bodega: en tres encontraron 82 panes de cocaína, que arrojaron un total de 82,5 kilos, según confirmaron fuentes del caso a Clarín.
La principal hipótesis es que el intento de contrabandear la cocaína fue bajo la modalidad «rip off», que consiste en la «contaminación de una carga enviada de manera regular». Para eso están tratando de determinar si las cajas fueron camufladas como parte de un envío a nombre de un tercero, según pudo saber este diario.
«Estamos en contacto con las autoridades holandesas que han ofrecido todo su apoyo para el esclarecimiento de la maniobra», aseveró el fiscal. Mientras se revisa el pasado del último detenido, para chequear si tenía antecedentes, se confirmó que ninguno de los otros siete detenidos contaba con pasado delincuencial.
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