El prestigioso abogado que manejaba su lancha alcoholizado y mató a una joven en un choque frontal irá a juicio por homicidio.
El futuro para Manuel Beccar Varela (48) se intuye sombrío. Un año y medio después del choque frontal que protagonizó en el delta del Tigre y que provocó la muerte deTamara Suetta (25), quien viajaba en la embarcación que chocó junto a sus padres, el prestigioso abogado deberá sentarse -esta vez él- en el banquillo de los acusados. De acuerdo al expediente, Beccar Varela iba de contramano y alcoholizado.
El fiscal de Tigre Mariano Magat terminó la instrucción del caso y, a partir de las pruebas que juntó en este tiempo, la Justicia consideró que Beccar Varela tendrá que responder en un juicio por los delitos que se le imputan: homicidio culposo agravado por la conducción negligente, imprudente y antirreglamentaria de un vehículo con motor, en referencia a la muerte de la joven, y lesiones graves, por las heridas que ocasionó en Angel Suetta y Elena Fontini, padres de la víctima mortal y sobrevivientes del incidente ocurrido la noche del 23 de marzo del año pasado en una curva del río Carapachay.
Beccar Varela podría recibir una pena de hasta cinco años, o quizá más, ya que ese es el máximo castigo que se impone sólo al delito de homicidio, pero también será juzgado por las lesiones graves, que contemplan una pena de tres años.
Si el castigo resulta mayor a tres años, la prisión será efectiva. Es decir, cumplirá al menos una parte importante de la condena tras las rejas de algún penal bonaerense.
Parece probable, puesto que quedó demostrado que el abogado conducía su lancha «Bicuña» alcoholizado. Las pericias demostraron que tenía 0,83 gramos de alcohol por cada litro en sangre, cuando el máximo permitido es de 0,50 gramos.
Magat consideró en su dictamen final de elevación a juicio del expediente que por el consumo de esta sustancia «sus reflejos y percepción pudieron haber estado disminuidos» y que eso pudo haber contribuido en la dificultad que tuvo para evitar el choque, que el fiscal consideró «a las claras» una omisión del deber de cuidado que debía mantener en su condición de timonel de una embarcación a motor en la que circulaban, además, seis personas más: sus amigos.
El choque ocurrió cerca de las 20 de aquel día. Beccar Varela timoneaba su lancha «Bicuña» por el carril contrario al que debía en una curva. El impacto frontal contra la embarcación «Correcamino», que manejaba Ángel Suetta (63 en aquel momento), y en la que iban en la proa, pero mirando hacia popa, su esposa Elena Fontini y la hija de ambos, Tamara, quien murió en el acto.
Beccar Varela volvía hacia el puerto de Tigre con sus amigos, debía conducir por la margen derecha y doblar a la izquierda bien abierto. Pero hizo todo lo contrario. El impacto fue inesperado y violento. La lancha del abogado le dio en la cabeza a Tamara. El golpe fue mortal.
Los tres tripulantes de «Correcamino» cayeron al agua. Y fueron rescatados por un vecino que escuchó el estruendo del golpe y se lanzó al agua, y personas que venían en otra lancha. Todo ellos, más Beccar Varela y sus amigos, asistieron a las víctimas.
Suetta sufrió una fractura de su vértebra C7, una herida cortante en muslo derecho de ocho centímetros y hematoma alrededor de su ojo izquierdo. Fontini padeció la fractura de su clavícula derecha, fisuras costales y una herida cortante en su cabeza de cuatro centímetros. Tamara, que recibió el impacto de espaldas, ya estaba muerta.
En su defensa, el abogado intentará disminuir la gravedad de lo que implica el alcohol en sangre con la predisposición que tuvo, justamente, durante los instantes posteriores al choque y luego a lo largo de toda la investigación.
Beccar Varela y sus amigos admitieron que él había consumido alcohol. Pero a la vez no huyeron, se quedaron al lado de la familia Suetta e incluso el abogado habría intentado aproximarse a ellos durante los meses siguientes a través de un hermano de Tamara.
El debate se centrará de todos modos en los hechos que motivaron el incidente y provocaron la muerte de Tamara y las lesiones de sus padres. El choque se dio en una curva muy cerrada, de noche, y un día que el caudal de agua era bajo. Aunque suele ser una curva en la que las lanchas tienen la costumbre de cortar el ángulo, el impacto se dio claramente en una zona que sería de «contramano» para la lancha de Beccar Varela.
La embarcación «Bicuña» quedó apenas a cuatro metros de distancia de la orilla contraria, en un sector que el cauce del río Carapachay tiene 34 metros de margen a margen.
La defensa de Beccar Varela intentará atenuar el castigo y le echará parte de la culpa a Angel Suetta, al sostener que el papá de Tamara circulaba sin las luces reglamentarias. Suetta, en tanto, lo niega: asegura que antes de salir del puerto de Tigre chequeó la iluminación de su lancha «Correcamino».
En el juicio se esperan que, para este punto, sea clave el aporte de los peritos de cada parte. Si se comprueba que el papá de Tamara venía sin luces, la pena podría ser menor a la máxima.
Pero ya en la investigación los peritos comprometieron al abogado. El informe elaborado por el asesor técnico en Navegación y Maniobras, el prefecto Alberto Adrián Penas, confirmó que instantes previos a la colisión «Bicuña» mantenía un régimen de entre 3.400 y 3.500 revoluciones por minuto, las que inferían a la embarcación una velocidadconsiderada excesiva en función de la condición nocturna, las características del lugar, el ancho navegable y los muelles existentes en la zona.
En los registros de una cámara de la casa de un vecino, que captó el paso de las lanchas se observan las luces «tenues» de la lancha de Suetta, pero los investigadores admitieron a este diario que la calidad y el ángulo del plano en el que se tomaron las imágenes no son garantía de que efectivamente fuera sin luces.
Fontini también declaró que recuerda haber chequeado las luces antes de arrancar: «Porque en un momento cuando navegábamos recuerdo que me iluminaba el brazo cuando lo apoyaba, se nota el reflejo, nosotros controlamos de noche las luces antes de salir a navegar, es una cosa que siempre se tiene en mente, fijarse las luces antes de salir».
Penas aseguró que, si bien no se pudo determinar en la pericia que las luces fueran encendidas, sí confirmó que el sistema eléctrico se encontraba «en condiciones adecuadas de funcionamiento».
Para este perito, el choque se produjo debido al incumplimiento por parte de la embarcación «Bicuña» de las siguientes normas de navegación Regla 5 (vigilancia), Regla 6 (velocidad de seguridad), Regla 9 (canales angostos) y la violación al límite permitido de alcohol en sangre.
Beccar Varela afronta una acusación grave. Al igual que Suetta, un testigo declaró que su lancha venía muy rápido. «Yo creo que la embarcación ‘Bicuña’ venía rápido, se notaba en el video que se aportó por el ruido del motor, que venía más rápido que la embarcación en la que venía Tamara, es más yo también recuerdo haber escuchado el grito desde donde me encontraba y luego el ruido del impacto…», dijo ante el fiscal.
Magaz considera que el abogado practicaba «una navegación negligente, imprudente y en clara violación al deber objetivo de cuidado que le correspondía en la conducción de una lancha a motor» y desestimó la postura de la querella que representa a la familia de Tamara, de que Beccar Varela venía corriendo una picada con una lancha de nombre «Aris». De todos modos, eso también se debatirá en el juicio.