En este momento, está hospitalizado en estado crítico y bajo custodia policial después de sufrir graves quemaduras al intentar robar cables de alta tensión en Rosario.
El individuo protagonista de este incidente, bajo investigación de la fiscal Noelia Navone de la Unidad de Flagrancia, responde al nombre de Ezequiel Francisco Curaba y celebró su cumpleaños el 1° de febrero.
«Actualmente no tiene residencia fija, se encuentra sin hogar», informaron fuentes cercanas al caso. El más reciente informe médico indica que sigue ingresado en la unidad de terapia intensiva del Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (HECA), en estado crítico, intubado, con soporte vasopresor y bajo vigilancia policial.
Curaba tiene antecedentes penales, según consta en su historial delictivo. En abril de 2023, fue detenido por encubrimiento simple, y cuatro meses después, el 29 de agosto del mismo año, enfrentó cargos por tentativa de robo.
Al momento de ser rescatado del pozo de la Empresa Provincial de la Energía (EPE) en Santa Fe, Curaba mostraba signos de desorientación y debilidad física. No estaba solo en el lugar; estaba acompañado por un cómplice, identificado como Cristian de la Cruz Encina, de 34 años, también en situación de calle y supuestamente hermano de Curaba. Encina fue detenido en la Comisaría N° 32, ubicada en el barrio Godoy de Rosario.
Este tipo de incidentes, como el que casi le cuesta la vida a Francisco Curaba, se han vuelto cada vez más comunes. Durante este verano, el robo de cables de cobre, tanto de alta tensión como telefónicos, ha sido una tendencia preocupante para las autoridades. El valor del cobre en el mercado negro ha alcanzado hasta los 7 mil pesos por kilogramo en diferentes depósitos del Conurbano.
En Rosario, recientemente, otro individuo murió electrocutado mientras intentaba robar cables en Riccheri al 3.900. Estos incidentes han generado alarma entre los residentes locales, quienes reportan robos de cables con frecuencia.
Esteban Rezza, vocero de la EPE, ha señalado que hasta principios de enero, la compañía había sufrido pérdidas de infraestructura por un valor estimado en 2 millones de dólares en toda la provincia debido a este tipo de robos. Rezza sugiere considerar estos delitos como parte de una asociación ilícita, ya que involucran no solo a los delincuentes, sino también a los desarmaderos donde se reduce el material robado.
