Paris de Sena quedó en el centro del debate tras atropellar con un cuatriciclo a un niño de 8 años en una playa de Pinamar el pasado fin de semana.
El incidente ocurrió en la zona de “La Frontera”, un área frecuentada por vehículos todoterreno donde los siniestros son habituales. La joven fue imputada por lesiones culposas y realizó un descargo en sus redes sociales para desmentir informaciones iniciales.
“Si al pendejo lo hubiera chocado con la Amarok, no tendría la Amarok, estaría detenida. El nene está bien. ¿Qué les pasa? No soy una figura conocida como para que me hagan tal quilombo”, expresó. Además, reclamó que la dejen en paz.
Según su relato, el cuatriciclo que manejaba estaba fallando y bajó hacia la playa para revisarlo. Aseguró que el niño corría mirando hacia atrás y no la vio aproximarse. “Llegué a frenar, él se tropezó, se cayó, se levantó y siguió corriendo. De algo muy pequeño se agrandó todo”, afirmó.
Por su parte, el padre de la víctima aseguró que su hijo resultó con una pierna lastimada y que De Sena se retiró del lugar tras el accidente. “No venía despacio, iba a una velocidad suficiente como para no poder frenar si alguien se cruza”, declaró. Además, negó que ella proporcionara sus datos voluntariamente y sostuvo que abandonó la escena.
Actualmente, el caso es investigado por la Unidad Funcional de Instrucción Nº5 de Pinamar. De Sena optó por no declarar en la indagatoria y presentará su versión por escrito.
Un estilo de vida ostentoso
La vida personal de Paris también captó la atención. En su cuenta de Instagram, que ahora supera los 100 mil seguidores, muestra fotos en yates, vehículos todoterreno, autos de lujo y rodeada de dólares. A pesar de su ostentoso estilo de vida, no registra empleos en blanco y tiene domicilio en el barrio porteño de Mataderos.
Antecedentes familiares
La madre de Paris, Paula Avanzi, estuvo detenida en 2019 por narcotráfico. En ese momento vivía en una lujosa mansión en Nordelta junto a su pareja, Martín Asci. La investigación, liderada por el fiscal Paul Starc, culminó con la incautación de un kilo de MDMA, suficiente para producir 10.000 pastillas de éxtasis, además de cocaína, marihuana y LSD. También se secuestraron vehículos de alta gama y un yate modelo Cruiser ’44.
El caso generó revuelo mediático en su momento, y aunque la causa ya está cerrada, el episodio resurge ahora en el contexto del incidente protagonizado por Paris.
