La mujer dejó la fiesta en el piso del empresario Francisco Saénz Valiente poco antes del confuso episodio en donde Emmily Rodrigues perdió la vida
Por: Federico Fahsbender
El próximo martes concluye el plazo legal para que el juez Martín Del Viso resuelva la situación procesal de Francisco Sáenz Valiente, el empresario detenido desde el 31 de marzo por la muerte de Emmily Rodrigues, una joven brasileña que había asistido a una fiesta de consumo de drogas en su departamento de la calle Libertad en Recoleta, y que murió en una confusa situación al caer seis pisos por el pulmón interior del edificio. En su indagatoria, así como en las llamadas al 911 que realizó antes de la muerte de Rodrigues, Sáenz Valiente afirmó que Rodrigues estaba “como poseída” y que comenzó a morder y atacar a los presentes, para luego arrojarse al vacío.
Por lo pronto, las pruebas en la investigación a cargo del fiscal Santiago Vismara son condicentes. La autopsia al cuerpo de Emmily, realizada en la Morgue Judicial por el tanatólogo Héctor Di Salvo, que detectó 27 heridas superficiales, múltiples fracturas y órganos desgarrados, determinó que todas las lesiones que sufrió la joven brasileña fueron compatibles con la caída que sufrió y que no había evidencias de maniobras defensivas de la víctima. Di Salvo reafirmó sus conclusiones ayer al ser citado como testigo. Después, están las declaraciones de las tres mujeres que estaban en la fiesta junto a Emmily y Sáenz Valiente: Juliana Magalhaes, oriunda de Brasil, a quien el empresario de la minería y el agro conocía de “la noche”, Dafne, una joven cubana y Lía, una mujer argentina, con quien Sáenz Valiente tenía un vínculo de años.
Todas coincidieron en lo mismo: que Emmily comenzó a perder el control, en lo que parecería ser un episodio psiquiátrico.
Lía y Dafne aseguraron que la víctima había consumido tusi y cocaína, además de fumar marihuana, un porro armado que había llevado Rodrigues en su cartera Louis Vuitton blanca. La combinación de tusi y cocaína, asevera Carlos Damín, jefe de toxicología del Hospital Fernández, puede producir fuertes efectos adversos.
Ante la situación que comenzaba a salir de control, Lía abandonó el piso de la calle Libertad, le envió mensajes de WhatsApp a Sáenz Valiente, algo ofendida. Cinco días después de la muerte, Lía se presentaba para declarar como testigo.
“No sé qué le pasó a esa chica. Tuvo un cambio, una transformación, una transición. Veo que a Emmily le cambió la cara, los ojos, todo”, aseguró, de acuerdo a contenidos del expediente a los que accedió Infobae.
La joven brasileña “empujó a Francisco, él no dice nada cuando lo empuja. Francisco le dice ‘ya está, ya está, ya te descargaste, y Emmily se va para la cocina… Tuve miedo, percibí que algo malo había, un ambiente raro. Yo pensaba que Emmily podía ir a agarrar un cuchillo, no sé y pensaba que había que estar con ella, no había que dejarla sola”, siguió Lía.
“En ese momento Emmily estaba en una actitud sospechosa, me miraba de reojo, como que media mis movimientos. Como nadie me daba una explicación, yo fui y la encaré a Emmily, le pregunto qué había pasado. Ella me contestó: ‘¿Vos quién sos? A ver, ¿cómo te llamás?’ Me lo dijo furiosa, con una voz de monstruo, con los ojos para afuera. La chica estaba como en El Exorcista, no sé, me dio un re miedo, pensé que iba a agarrar un cuchillo y nos iba a matar a todos, encima arriba de la mesada había un cuchillo. Vi el vaso de vidrio en su mano y eso me alarmaba… En ese momento me puse adelante del cuchillo para que ella no lo agarre”, aseveró.
Luego, Lía enfrenta a Rodrigues. Magalhaes y Sáenz Valiente intervienen, calman la situación. “Seguía con su cara transformada, no era la chica hermosa que había llegado a la madrugada. Mirá que yo no le tengo miedo a nada, soy re creyente”, continuó la testigo. Poco después, Lía decidió pedir un auto para irse. Seguía vigilando los movimientos de Emmily, con un vaso en su mano, con el que planeaba defenderse.
“Dejá el vaso”, le dijo Sáenz Valiente.
Lía le replicó: “¡Las pelotas!”
Poco después, la testigo intentó dejar el departamento. Emmily intentó bloquear el cierre de la puerta. “Metió la mitad del brazo, también el pie. Entonces, le saqué el pie y apreté el botón del ascensor. Antes de meterme bien en el ascensor le dije a Fran ‘agarrala, sacámela de encima’”.
Luego, Lía dejó el lugar. Poco antes de las 12, con su teléfono todavía en su poder antes de que lo arresten, Sáenz Valiente le confirmaba la muerte de Rodrigues vía WhatsApp.