(Córdoba, enviado especial) Por los pasillos de los tribunales de Río Cuarto susurran su apodo, ‘el monje negro’, entre dientes
Por: Rodolfo Palacios y María Laura Balonga
Y con el correr de las audiencias nadie se ha animado a llamarlo así en voz alta, aunque en los testimonios dejan bien en claro que su nombre les provoca pavor. El abogado Daniel Lacase, quien en su momento representó a Marcelo Macarrón, es a esta altura del juicio por el crimen de Nora Dalmasso, el hombre más nombrado en cada jornada. No hay elogios, solo señalamientos, crítica, temores y miedo.
“Si aparezco muerta busquen a Lacase”, declaró María del Carmen Pelleretti de Gahona, amiga de Nora y destacó que la víctima le tenía terror al abogado de su marido. No fue la única. Le han apuntado el mismo viudo, acusado de haber pagado para que maten a su esposa en 2006 en Río Cuarto; Facundo y Valentina Macarrón, Juan Dalmasso y Rafael Magnasco.
Justamente, en la audiencia del miércoles, Magnasco dijo: “Lo mío fue un calvario. No tendría que estar acá, tendría que estar disfrutando otras cosas. Todo esto ocurrió hace 16 años”. Tras lo cual afirmó que “quienes direccionaron la causa para mí fue el vocero Daniel Lacase con el imputado Marcelo Macarrón”.
Y, este jueves, también lo mencionó el ex funcionario cordobés Alberto Bertea. Fue lapidario. Ante los jueces técnicos y el jurado popular no dio su nombre, sólo se limitó a llamarlo el “vocero”. Hasta que el abogado del viudo le preguntó a quién se refería cuando decía esa palabra: “Daniel Lacase”.
Lo tildó de “manipulador, guapo y matón”. Dijo que, “deliberadamente, desvió la investigación queriendo ocultar los hechos”.
Bertea (73) era secretario de Seguridad de Córdoba al momento del crimen de Nora. Tuvo que renunciar y la culpa se la echó a Lacase. Incluso contó anécdotas de los primeros meses posteriores al femicidio, ocurrido el 26 de noviembre del 2006, y del pavor que le tenían al abogado cuando se rumoreaba que Rafael Magnasco podría haber sido amante de Nora.
“(Rafael) Magnasco se fue a cortar el pelo y se llevó el pelo de la peluquería. Tuvo sexo con su mujer con preservativo y, por miedo sus amigos le pedían que tuviera cuidado en dónde lo tiraba: ‘Es capaz de ir a buscarte e involucrarte’, le decían en referencia al vocero”, recordó Bertea que no tuvo pelos en la lengua para hablar del polémico abogado.
Bertea señaló que todo lo que hizo Lacase “fue para desviar la investigación, generaba estrépito al mentir y simular, se cargó a la cúpula de la Policía de Córdoba y manchó a (Rafael) Magnasco”. Recordó que en el “restorán de Doña Pancha amenazó a un abogado: ‘Le dijo te voy a mandar a matar’” y lo calificó como “un tipo peligroso”. Y siguió: “Como vivía a media cuadra de los Tribunales, salía a la calle para hacer hacer notas: le encanta la cámara”.
Bertea reconoció que con Lacase los separa una enemistad política de años, que en la causa por el crimen de Nora “sólo embarrró la cancha”, que les “pagó el hotel y las comidas a la División Homicidios”, un escándalo que se llegó a investigar, y que “siempre buscó desviar la investigación, llevar adelante todo y marcar la agenda”.
“La actuación de Lacase fue dantesca. Fue producir estrépito. Y todo por cuestiones políticas”, soltó y añadió: “Todo fue una locura de éste mitómano. Hizo trastabillar al Estado Mayor de la Policía de Córdoba y al fiscal general Vidal Lascano. Produjo conmoción e intentó apuntar a mi esposa, que era jueza”.
“Si el marido de Nora hubiese sido una persona sin recursos económicos habría sido encarcelado e ido a juicio, sea inocente o no”, continuó y cerró: “Se mata por amor, pasión o dinero: esto no sale de ahí”.
Habló el viudo
Las declaraciones Bertea, quien había sido citado ayer para declarar pero su testimonio se postergó para este jueves, fue refutado por el imputado Macarrón, quien -al igual que ayer- pidió ampliar su indagatoria al tribunal técnico de enjuiciamiento. “Quiero aclarar que yo nunca tuve un vocero en mi vida. Yo tenía pensamiento propio”, aseveró el acusado ante el jurado popular, tras lo cual agregó que en aquel momento, tras el femicidio, pidió la asistencia legal de Lacase “porque era el abogado de Nora”.
“En ese momento era mi amigo. Ahora ya no”, remarcó el viudo. Y sostuvo que empezó a “pensar mal” de Lacase porque, supuestamente, fue quien comenzó a ayudar al empresario Miguel “El Frances” Rohrer, a quien tanto Macarrón como sus hijos Facundo y Valentina acusaron de ser sospechoso en el crimen de Dalmasso; y que nunca fue investigado como tal.
Según Macarrón, Lacase fue quien elaboró la “coartada” de que Rohrer estaba en Buenos Aires en la fecha que ocurrió el asesinato, y agregó que sus hijos “están totalmente convencidos que fue Rohrer (el presunto homicida)”.
El caso
Macarrón llegó al juicio como acusado de ser el presunto instigador del delito de “homicidio calificado por el vínculo, por alevosía y por precio o promesa remuneratoria en concurso ideal”, que contempla la pena de prisión perpetua.
La acusación fiscal concluye que en una fecha que no se puede establecer con exactitud, presumiblemente unos meses antes del 25 de noviembre de 2006, Macarrón “en acuerdo delictivo con personas aún no identificadas por la instrucción, instigó el crimen de su mujer por desavenencias matrimoniales”.
Mientras el acusado se encontraba en la ciudad de Punta del Este participando de un torneo de golf, al menos una persona ingresó en la casa de Nora, en barrio Villa Golf de la ciudad de Río Cuarto, describe la acusación. El homicida, “aprovechándose de la indefensión de la víctima, aguardó que ésta realice su rutina previa al descanso y abordó a Nora Dalmasso una vez que ésta se encontraba dormida en la habitación de su hija, ubicada en la planta alta de la vivienda”.
En esas circunstancias, y “cumpliendo el plan delictivo acordado previamente con Macarrón y sus adláteres, la tomó del cuello, ejerciendo una fuerte presión con sus manos, anulando así toda posibilidad de defensa”. Seguidamente, “utilizó el cinto de toalla de la bata de baño que se encontraba en la habitación, realizando un ajustado doble lazo alrededor del cuello, ocasionando la muerte por asfixia mecánica”.